Mes y medio había pasado desde mi enfrentamiento con Matteo. Ese día después de llorarme la vida entera, tomé mis cosas y me fui de Cancún. Aun recuerdo como después de que se fue Matteo, Simon me rogó para que lo dejara entrar a mi habitación, me decía que quería abrazarme y consolarme. Pero yo me negué, por mas que me moría por estar entre sus brazos no podia dejarlo entrar, si lo hacía no iba a soltarlo nunca. Le dije que necesitaba estar sola un rato y el con la voz llena de tristeza aceptó diciéndome que en la noche pasaba a verme para despedirse. Pero nunca hubo tal despedida ya que me fui de Cancún sin dar explicación alguna, huyendo como una cobarde. Desde entonces mi celular no había dejado de sonar con llamadas y mensajes de Simon. Estuve apunto de bloquear su numero pero no tuve el corazón para hacerlo, algo en mi se quería aferrar a el y a esos hermosos dias que pasamos juntos. Aunque desde hace dos dias no había vuelto a recibir llamadas ni mensajes de el, seguramente se cansó de mi indiferencia y no lo culpo. No voy a negar que me dolió un poco que haya dejado de insistir pero eso es lo que yo misma me busque. Tener que dejar a Simon y dar por terminado ese fugaz romance que había vivido con el me dolía mas que el engaño y la traición de mi ex prometido.
Me encontraba en mi oficina contándole todo lo que pasó en Cancún a mi mejor amigo Ramiro, quien recién regresaba de un largo viaje por Asia.
—Pero que tonta eres Rubia!— Exclamo indignado.
—Oye! No me hables así que la estoy pasando mal.— Le conteste.
—Y si por tarada!—Lo fulmine con la mirada. —Es que ¿como vas a dejar que el hijo de puta de Matteo, que por cierto si lo veo lo mato. Te manipule de esa manera? ¿Tu de verdad crees que Simon y su familia lo van admitir así como si nada después de enterarse que es un mentiroso y estafador?
—Ramiro, obvio que si. Matteo es el padre del hijo que espera Emilia nunca se van a deshacer de el. Y yo no puedo estar ahí metida en esa familia sintiéndome incómoda. ¿Sabes la vergüenza que sentiría con Emilia? Como iba llegar a decirle "Hola que tal, soy la ex prometida de tu esposo quien estuvo con el al mismo tiempo que tu. Ah y ahora comparto saliva y otras cosas con tu hermano." Muy normal todo ¿no?
—Bueno si es verdad que sería algo incómodo. Pero ese niño no es motivo para que los Alvarez mantengan a ese cabrón en sus vidas. No sé yo digo que tuviste que esperar y hablar con Simon.
—Si tal vez tengas razón, pero en ese momento no estaba pensando con claridad.—Conteste triste. Ramiro solo me miró pensativo. —¿En que piensas cabecita de brócoli?—Pregunte.
—En que basándome en todo lo que me haz contado, creo que Simon es un buen hombre y le agradezco que llegó a tu vida en el momento indicado. No merece que lo ignores. Ambar.—dijo acercándose para tomarme de las manos.—Solo se vive una vez y aunque me parece una locura que te hayas enamorado de un chico en tan solo una semana, apruebo esta relación.—Dijo sonriendo.
—Bueno gracias, pero ya no hay mas relación. Ya ni me habla se canso de insistirme. Y la verdad es que me he comportado como una inmadura.
—Bueno búscalo tu mujer! ¿Que esperas?
—Si había pensado en tomar un avión e irme a Cancún a buscarlo. Pero tengo miedo.—Respondí soltándome de sus manos para darle la espalda.
—¿Miedo de que? ¿De amar de ser feliz?—Negué con la cabeza y me mordí el labio, girándome para verlo de nuevo.
—No sé como explicarle que.—No pude seguir comencé a mover mis manos y suspiré nerviosa.
—Ay! Niña! ¿Que te pasa? De pronto te comió la lengua el raton y te pusiste nerviosa. Cuéntame que te da miedo, que yo también me estoy asustando.— soltó Ramiro preocupado.