Me encontraba tranquilamente caminando por la cálida arena de una playa que para mi ya era más que conocida, cuando mi mirada a lo lejos los captó. Observe como Simon la tomaba entre sus brazos y la llenaba de besos, mientras ella se aferraba de su cuello para esconderse en el. ¿Que como llegamos a este punto en donde yo tenia que ver como Simon abrazaba y besaba a otra? Pues todo comenzó hace siete años justo después de sufrir lo de mi no embarazo.
Simon había tomado la decision de mudarse conmigo a Buenos Aires, ninguno de los dos queríamos tener una relación a distancia. Y para ser sinceros si deseábamos conocernos más, teníamos que estar en el mismo lugar. Simon estaba al pendiente de su hotel desde Argentina, igual como buen hombre de negocios y para no aburrirse montó un restaurante Mexicano en la ciudad y la verdad es que le iba muy bien. Por mi parte yo cada día iba creciendo con mi profesión y me sentía plena en mi ámbito laboral. A pesar de que ambos trabajábamos mucho, siempre teníamos espacio para nosotros y teníamos el balance perfecto. Después de lo que pasé con Matteo, era un alivio para mi tener a mi lado a alguien que pusiera nuestra relación antes que cualquier cosa. Igual no podia comparar a Simon con mi ex que ya había quedado en olvido.
Teníamos un año viviendo juntos cuando una mañana me desperté con la mirada de Simon clavada en mi. Yo lo mire confundida y algo sonrojada por la manera en la que me estaba viendo.
—¿Por qué me miras así?— Le había preguntado.
—Cásate conmigo.—Soltó sin anestesia. Yo me había quedado sin habla, no sabía si era broma o que estaba pasando.—¿Te quieres casar conmigo?—Preguntó esta vez. Yo solo seguía viéndolo incrédula.—Yo se que esta no es la manera.—Continuó.—Estamos en cama casi sin ropa, todos despeinados pero te lo tenia que preguntar. No sé quizás esperabas que fuera algo más tradicional o romántico. Y que te diera un bello anillo, pero lo único que tengo ahora es este inmenso amor y las ganas de ser tu esposo para toda la vida. Sé que estamos en una era donde nadie se quiere casar o ponerle etiquetas a las relaciones y lo entiendo. Pero yo si quiero ir por la vida diciendo que soy tu esposo o decir con orgullo "miren ella es mi esposa." Soy un cursi y romántico empedernido lo sé pero...— Interrumpí su largo discurso con un beso.
—Acepto.—Dije soltándome de sus labios para verlo a los ojos mientras sostenía su rostro.
—¿Que?
—Que si me quiero casar contigo. Y no me importa si me das anillo, si es tradicional o no. Nuestra historia nunca fue nada tradicional nos enamoramos en siete dias y nos conocimos de una manera no muy común.—Simon me regaló la más grande de las sonrisas y se abalanzó sobre mi, dejándome bajo su cuerpo.
—Gracias! Por aceptar caminar de mi mano por esta aventura que se llama vida. Te amo.—Respondió robándome un beso.
—Para mi será un placer señor Alvarez. Yo también te amo.— Le sonreí.
—Te das cuenta que pronto serás la señora de Alvarez suena bien ¿no? Ambar Smith de Alvarez.
—Suena demasiado largo eso, prefiero quedarme solo como Ambar Smith.—Un pequeño rastro de decepción apareció en su rostro pero pronto fue remplazado por una pequeña sonrisa.
—Bueno no importa como te llames yo solo quiero que estemos juntos amándonos toda la vida.— Se quedo en silencio observándome por un momento como si estuviera analizando algo.
—¿Que pasa?
—Y si nos casamos ya, ahora, o sea hoy mismo? —Yo solté una carcajada.
—Es broma ¿no?
—No, hablo en serio casémonos hoy.
—Simon eso es imposible. Tenemos que pedir turno en el registro civil y eso tarda dias.