Ochako, a caído en las garras de un demonio que quiere destrozar todo de ella, llevándola a su infierno en donde él disfrutara su agonía, pero lastimosamente para el blondo, la tierna e "indefensa" niña no lo permitirá, no se romperá y sonreirá ante...
Cuando termino de decir aquello el ambiente se volvió pesado, ambas no sabían que decir después de hablar y escuchar tales palabras.
La rubia no dejaba de mirar el suelo y la castaña no dejaba de mirarla.
Minutos pasaban y nadie se atrevía a romper el silencio.
- "¿Todoroki, sabe de esto? ¿En qué estaba pensando Bakugou? ¡¿EN QUÉ CABEZA?!"- la duda recorre la cabeza de la orbes marrón y en su cabeza no dejaba de rondar la incertidumbre.
Ochako separa sus labios para hablar pero fue callada por el golpe de la puerta.
Ambas mujeres intercambian miradas de desconcierto, Melissa se levanta lentamente y con pasos dudosos se acerca al lugar en donde provienen los sonidos. Con calma abre la puerta y una mirada carmín se hace presente, seguida de una amarilla eléctrica.
- ¿Qué hacen aquí?- la rubia se hace a un lado y deja pasar a los dos sujetos, los cuales dirigieron una mirada a la castaña, el rubio le indica que se acerque a ellos y con pasos lentos ella obedece.
- Pues verás, hermosa dama, venimos a escoltar a la dulce Ochako Uraraka, él la solicita - dice el de orbes amarillos dirigiendo una felina mirada a la susodicha, acomodándose en un sillón individual de cuero negro mientras que su acompañante se sienta a lado de Uraraka.
- P-pero yo lo veo en las noches. ¿Por qué quiere verme temprano? ¿He hecho algo mal?- se encoge en el sillón y susurra - No quiero ir con ustedes, no los conozco- realiza un pequeño puchero y su pequeño cuerpo tiembla ligeramente.
- Ahh, pero que mal educados somos, ni siquiera nos hemos presentado, mi nombre es Eijiro Kirishima, la mano derecha de Blasty y el de acá es Kaminari Denki, mi mano derecha y hoy te escoltaremos a "La sala de juegos".
Y como si fuera una pequeña explosión, el terror sale disparado y se expande en el cuerpo de Uraraka. Ella era el juguete de Katsuki y que la sala tenga el nombre "La sala de juegos" no la tranquilizaba en nada, ya que el blondo tiene una peculiar forma de divertirse, demasiado asquerosa para ella.
- Y-yo no quiero, no quiero verlo, díganle que enferme y no lo podré ver- su rostro entristecido y preocupado, retorcía el corazón de los presentes pero era lamentable, sus trabajos eran seguir órdenes- ¡no quiero sentir más dolor! Por favor.
Cayó al suelo y se acercó a los pies del pelirrojo, arrastrándose como un animal indefenso se tratase en búsqueda de protección. Sus ojos avellanas eran el inicio de unas cristalinas cascadas junto con unos suaves ruegos.
- Por favor, por favor, por favor no me lleve con ese animal- susurra tenuemente mientras se agarraba desesperadamente a las piernas de Kirishima- Invéntale una excusa yo...
- Ya para Uraraka, si sigues así...Yo te tendré que arrastrarte hacia esa sala, así que con todo el respeto y la paciencia del mundo- el pelirrojo se levanta, no sin antes coger la muñeca de la chica y ponerla a su altura- Obedece, báñate, cámbiate, tienes solo 10 minutos. No quiero levantar a la bestia por tu culpa.
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