Prólogo

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Egipto, El Cairo...
A media noche se escucha el sonido de picos y palas chocar con piedras y arenas, el viento era frío y violento. Con desesperación nuestra Arqueóloga gritaba a los excavadores pues algo no se sentía bien del todo, ella miraba a sus alrededores sin encontrar respuestas a su incomodidad, algo la acechaba de eso no tenía dudas.
_Yuliams: ¡Cielo Santo! ¿Pueden apresurarse?
Dice ansiosa ante aquella amenaza no identificada _Señora hacemos lo que podemos, bien puede agarrar un pico o una pala_ refuta uno de los excavadores.
_Yuliams: es cierto... Disculpe usted señor, es que tengo una mala sensación que no se explicarle.
Se abraza así misma para darse calor ante aquella fría noche de incertidunbre _Es la maldición_ dice otro de ellos haciendo que todos paren la excavación y se miren unos a otros.
_Yuliams: ¿Mal.... maldición?...¿Qué maldición?
Una ráfaga de viento mueve su corto cabello tras un espeluznante silbido _Calla y sigue trabajando_ dice otro, continúan trabajando entre susurros. Ella no queda convencida ante esta respuesta y frunce el ceño. Cuando en un instante salta un hombre agrediendo a otro con un pico hiriendole de muerte. Se desata el caos, comienzan a pelear unos con otros agresivamente sin contemplación alguna.
Yuliams aterrada corre hacia el interior de la reciente excavación abriéndose paso entre los escombros. Su respiración era fuerte, hiperventilaba, sentía la necesidad urgida de huir por su vida, entre sus agitados movimientos logra tomar una linterna de su mochila, aún sus manos estaban temblorosas y lo que podía oír era el sonido mismo de su respiración.
_Yuliams: intenta calmarte yuliams...
Se decía para sí, intentando en vano hacer frente a su temor. Con paso precavido andaba el suelo de aquella pirámide, hasta que siente una respiración fuerte justo detrás de ella que destilaba enojó. Sus ojos abrió de par en par aterrada sin poder moverse, hasta que escucho un grito agudo de mujer, lo que hizo que corriera desesperada por los laberintos y espacios reducidos de esta cripta ancestral.
_Yuliams: ¡No existen las maldiciones! ¡No existen las maldiciones!
Corrió hasta meterse en un conducto muy angosto que a duras penas pudo pasar para caer aparatosamente en otra sala un poco más grande, con una escalera larga.
Comienza a bajar por ella hasta toparse con un gran tesoro, joyas, piedras preciosas y estatuas de las distintas deidades de la época.
_Yuliams: ¡Rayos! Esto es....es...
Baja emocionada con una sonrisa, a paso apresurado, alumbrando con su linterna, toda la riqueza de este lugar. Ante ella un gran sarcófago, maravillada Yuliams comienza a leer aquellos gerogrificos de la cubierta.
_Yuliams: Meryt-Neit...

Corazón de Fantasma y la Reina de ArenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora