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Una semana después...

(Laurens POV)

     Estuve esperando todo el día a que fuera de noche, y finalmente, llegó el momento.

     Salí de mi habitación por la misma ventana por la que entraba cada vez que me iba de la casa, y me encaminé a la casa de Laf.
     Al llegar, toqué la puerta. Estuve esperando unos segundos, hasta que esta se comenzó a abrir lentamente.
     Entré de a poco a la casa. Las luces estaban apagadas.
     En cualquier momento los tres saltarán y me dirán “sorpresa”. Ya lo siento.
     Hubo unos segundos de silencio, hasta que...

     —¡¡SORPRESA!! —dijeron Laf, Herc y Alex al salir de sus escondites y después de encender las luces.
     Inmediatamente los tres se abalanzaron sobre mí y me abrazaron lo más fuerte que podían.
     —Oigan, aprecio mucho esto, pero no respiro —dije con dificultad, pero igual estaba sonriendo.
     —¡Lo sentimos! —dijo Laf cuando los tres me soltaron.
     —... ¡Feliz cumpleaños! —me dijo Alex cuando me abrazó, pero esta vez no fue tan fuerte, así que lo pude abrazar de vuelta.
     Sentí que se originó un incendio en todo mi rostro. Además de eso, me sentía algo extraño. O quizás eso no era extraño, pero como era un sentimiento nuevo lo percibía de ese modo. También lograba escuchar cómo latía mi corazón. Una pequeña risa que soltó Alex me hizo estar casi seguro de que él también sentía esos los latidos.

     —Oye, ¡hay otros que lo quieren abrazar también! —le dijo Herc a Alex.
     —De acuerdo, de acuerdo —dijo Alex al soltarme. Creí haber notado que lo dijo con cierta resignación, pero según yo eso fue sólo imaginación mía.
     Luego Herc me abrazó, y después lo hizo Laf.
     —... Gracias...—dije sonriendo.
     —¡No hay de qué, mon ami!
     —¿Qué hacemos primero? ¿Comemos? ¿Abrimos los regalos?...—preguntó Alex.
     —Uh, no sé, ¿regalos? —dije.
     —Bueno, ¡el cumpleañero lo dijo! ¡Vamos a abrir los regalos! —dijo Herc.

     Fuimos a la sala de estar de la casa de Laf, y todos nos sentamos en el sillón grande que había ahí.

     —¡Yo primero! —dijo Laf. A continuación, me pasó su regalo.
     —Wuuuu —dije todavía emocionado al recibir el regalo.
     Lo comencé a abrir, y en el interior de la bolsa había...
     —oH, ¡un peluche de tortuga! ¡Gracias, gracias, gracias, graciaas!—dije.
     —¡De nada! —dijo riéndose—. ¡Qué bueno que te gustó!
     —¿Cómo no me gustaría? No miento cuando digo que adoro a las tortugas.
     —Oh, vaya que lo sabemos.
     —Bueno, ¡ahora yo! —dijo Herc.
     Me dio su regalo, y como era una bolsa pequeña no demoré en abrirla.
     —Ohhhh, ¡un llavero de tortuga! ¡Lo adoro! ¡Es tan pequeño y tan lindo! ¡Muchas graciaaas!
     —¡No hay de qué!
     —... Ahora el mío —dijo Alex mientras sonreía. Me dio una caja que no era pequeña, pero tampoco era enorme—. Toma la caja con cuidado —dijo manteniendo su sonrisa.
     Como dijo, la tomé con cuidado. Era algo pesada. Al sacar la tapa, me quedé sin palabras.
     Me tapé la boca con ambas de mis manos por la sorpresa mientras veía el interior de la caja.
     —... ¿Y? —dijo Alex.
     —... Laf, ¿podrías sujetar la caja un segundo, por favor? —le dije al susodicho.
     —De acuerdo...—dijo al tomar la caja.
     A penas Laf había quitado la caja de encima de mis piernas, abracé a Alex lo más fuerte que pude.
     Me regaló una tortuga.
     —Gracias... Muchas gracias...—le dije con la voz temblorosa.
     Sí, comenzaron a salir lágrimas de mis ojos. Realmente me gustan las tortugas, pero cuando alguien me regala una, es algo que me llega bastante.
     —De nada...—dijo Alex después de comprender lo que estaba pasando y antes de abrazarme de vuelta—... Momento... John... ¿Estás llorando?...—dijo al darse cuenta.
     —Sí...—le dije todavía abrazándolo.
     —¿Tanto te gustó?
     —Me encantó. Lo amé. Muchas gracias, de verdad.
     Mientras más segundos pasaban, lloraba aún más.
     —No hay de qué...
     Estuve abrazando a Alex mientras lloraba por un minuto más, aproximadamente. Luego lo solté, pero seguía llorando.
     —... ¿Quieres agua? —preguntó Alex.
     —... Está bien...
     Alex fue a buscar agua mientras yo seguía llorando.
     —... Oigan, sigo amando sus regalos, no se preocupen —les dije a Laf y a Herc sonriendo, pero todavía llorando.
     —Oh, qué bien, me había asustado...—dijo Laf.
     —Sí, yo igual...—le siguió Herc.
     Luego Alex llegó con un vaso con agua.
     —Aquí tienes —dijo.
     —Gracias...—le dije al recibir el vaso.
Luego Alex se volvió a sentar a mi lado.
Tomé algo de agua y me comencé a calmar. Luego comenzamos a hablar un rato, después comimos, hablamos por otro buen rato, y pronto el cumpleaños había llegado a su fin. Dejé a mi nueva tortuga, la cual era de tierra, en casa de Lafayette, junto con las otras. Luego salí de la casa. Herc y Alex se habían ido poco antes de mí, pero busqué rápidamente al salir de la casa a Alex, y cuando lo vi caminando a lo lejos, fui corriendo hacia él.

     —¡Alex! —dije cuando ya estaba cerca de él.
     Alex paró y se dio la vuelta hacia mí.
     —¿John? ¿Que ocurre? —preguntó.
     —Yo... Gracias... Realmente muchas gracias... El hecho de que me hayas regalado una tortuga significa mucho para mí... De verdad...
     —¿Tanto Así?
     —Sí...—suspiré antes de continuar hablando—. Mira... Te voy a contar una pequeña parte de mi vida... A mí siempre me han gustado las tortugas... desde pequeño... y en mi cumpleaños número veintiuno... mi madre me regaló una tortuga, también de tierra. Lo que no sabía cuando me la regaló... era que...—mi voz comenzó a temblar, y algunas lágrimas salían de mis ojos—. Lo siento...—dije mientras quitaba algunas lágrimas de mi rostro.
     —No importa, está bien...
     —Como decía... Lo que yo no sabía... era que ese sería el último regalo que me daría mi madre antes... antes de morir...—al decir la última frase no soporté más y rompí en llanto.
     Unos segundos después, Alex me abrazó fuertemente.
     —Lo siento mucho, John... De verdad...—dijo.
     Yo lo abracé de vuelta. Estaba realmente triste al recordar lo que había pasado, pero de repente sentí que Alex estaba... ¿llorando?
     —... ¿Alex? —dije mientras seguíamos abrazados.
     —... ¿Sí?...
     —¿Estás bien?
     —... ¿Por qué preguntas?
     No respondí. Sólo lo alejé un poco para ver su cara y confirmar que sí estaba llorando.
     —... ¿Por qué estás llorando? —pregunté al darme cuenta de su estado.
     —Eso no importa ahora...
     —Alex... ¿Qué ocurre?
     —... Yo...—suspiró antes de continuar—. Me pasó algo parecido... casi... Cuando tenía doce años... mi madre murió por una enfermedad, la cual ambos padecimos, pero ella no logró sobrevivir... Luego murió mi primo, quien se suicidó... Y quedé solo... Recordé eso con lo que me dijiste, y no me pude aguantar...
     —Pero... ¿Y tu padre?
     —Él... nos abandonó a mi madre y a mí cuando tenía diez años...
     —Oh... Alex, lo siento mucho, no quería...
     —No importa, no sabías, no es tu culpa...—interrumpió.
     Suspiré—. Bueno... Supongo que eso era todo lo que te tenía que decir... Gracias de nuevo...
     —No hay de qué...
     —... Hasta pronto...
     —Hasta pronto...
     Luego de eso cada uno se fue por su lado.

     En el camino a mi casa me puse a pensar en lo que había pasado.
     Me sorprendió bastante que le haya contado algo así cuando lo conocí hace tan poco tiempo. Y viceversa. Pero, además de estar sorprendido, estoy feliz, porque ahora sé que él me considera alguien de confianza. Mucha confianza; algo así no se lo cuentas a todo el mundo, y yo también lo considero a él así, incluso cuando sé de su existencia hace menos de un mes, y no sé, simplemente me hace feliz.
     Muy feliz.

     Al llegar y entrar a mi casa por la ventana de mi habitación, vi con alivio que nadie se había despertado, me puse mi pijama y me dormí.

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No Me Olvides || Lams Modern AU [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora