Gracias por leer la historia de Un momento a la distancia.
La verdad, me alegra que les gustará, ahora les traigo la secuela como conmemoración de los 1k de lecturas.
Disfruen***
Miraba el gran edificio que destellaba ante el sol de la tarde que sólo alcanzaba a iluminar la parte superior, donde aquellas enormes letras le restaba elegancia.
"Adaw: Iluminando la verdad" había aprendido inglés gracias a sus compañeros de equipo, que ahora estaban de misión, del cual no fue invitado, por lo que quedó sólo, mentiría si dijera que no los extrañaba, Shaun y Rebecca eran unos buenos aliados en comunicación e historia, y no lo admitiría pero también eran casi amigos, no obstante, decidió terminar una carrera ya que no tenía misiones, una decisión madura, resoplo con madurez, tomó las correas de su mochila y se adentró al edificio.
Era una empresa de electricidad, ahí se llevaban a cabo los pagos de las personas que contrataban con ellos, era trasnacional, pues la central se hallaba en Egipto, esta era la pequeña de Estados Unidos, en la vestíbulo miro impresionado de la grandeza de la habitación, pero tan sencilla, las paredes pintadas de blanco con tabloides de mapas e información de dicha empresa, no le tomo importancia así que camino hasta la recepción, donde un guardia robusto, que parecía bastante ágil le pidió identificación, le enseñó su pulsera mostrando el logo oficial, el guardia asintió y lo dejó pasar, señalando con su mano las escaleras eléctricas, camino hasta ellas, observando que las dos iban en la misma dirección, el guardia le indicó que debía tomar la derecha, asintió.
Mientras subía miraba las paredes, seguían más promocionales.
"La luz aclara la verdad" una frase con significado escondido, o eso pensó.
"Quizás una carrera relacionada con electricidad sería conveniente" pensó mirando todos los carteles.
Las escaleras se separaron, entrando por un túnel, que se veía las paredes cubiertas con las pinturas de los fundadores, los conocía a cada uno, pues historia es lo que más le gustaba, y esta no era la excepción, sin embargo vio el cuadro del mentor italiano, siempre que lo veía una sensación nostálgica se formaba en su pecho, y un anhelo invadía su mente, miro a otro lado, no necesitaba aquellos sentimientos, no ahora.
Cuando la escalera llegó al final, sólo vio una puerta negra con el logo oficial al lado encontró el panel de control, por lo que paso su pulsera.
"Altaïr Al Ahad, maestro asesino" la voz robótica hablo, y la puerta se abrió, Altaïr entró sorprendiéndose de la majestuosidad de la habitación, del lado izquierdo estaba una gran ventana con vidrios polarizados, la luz del atardecer dejaba ver los cuadros con el logo representante de la hermandad de asesinos, pues todo asesino sabía que la hermandad se escondía en la fachada de compañía electricidad, se acercó al escritorio donde una mujer escribía en la computadora.
-Buen día, maestro, ¿En qué le puedo ayudar?- pregunto la mujer de cabello rubio y ojos azules, su sonrisa era amable, pero Altaïr vio la hoja oculta en su muñeca, se acercó
-Vine para que firmarán mis papeles de transferencia- le dijo sacando algunos sobres de su mochila y entregándolo a la joven.
-Deje verificó la información- la señorita tecleo los datos, observó las hojas, las sello y se las entregó a Altaïr.
-¿Se quedará en las habitaciones de la hermandad?- pregunto, Altaïr asintió, la mujer sonrió, imprimió otros papeles y se los entregó.
-Su habitación es la 120, por favor entre del lado derecho- le dijo entregando los papeles sellados, una llave y una agradable sonrisa, Altaïr le devolvió el gesto, guardo sus papeles, y entró por la puerta encontrándose con un corredor, camino entre las puertas notando que cada una tenía un cartel grabada en ella.
"Comedor, entrenamiento..." empezó a recitar en su mente hasta que llegó a la correspondiente de habitaciones, tomó la perilla, y la abrió.
Se veía cálida, y demasiado referente a la hermandad pues el color de los sillones era blanco con almohadas rojas, a su lado un estante con libros que Altaïr claramente en su tiempo libre leería, avanzó sintiendo las miradas curiosas, pero las ignoro subiendo a las escaleras eléctricas que portaban letrero de 100-150, dedujo que era el número de la habitaciones.
Llegó a la habitación cuya placa tenía el número 120, colocó la llave y entró emocionado, sin embargo la decepción lo invadió, era sólo un cuarto vacío sin muebles, sólo estaba la ventana que adornaba aquel lugar tan simple.
"El director William es un tacaño" dijo colocando su mochila en el piso, miro por la ventana y noto el pésimo y nauseabundo callejón, se adentró a la otra puerta, notando el baño simple, una regadera, lavabo y retrete, nada más, Altaïr suspiro.
"Bueno, veamos qué tal la comida" se dijo cerrando su habitación y fue al comedor.
Entró al comedor que estaba bastante decente, había algunas personas sentadas en las mesas de adentro y otras mesas afuera, compró un menú y empezó a comer, debía buscar un empleo, la paga como asesino era muy pobre y más cuando no se tenía misiones,
Mientras comía, su corazón se aceleró, su respiración se volvió errática.
"¿Dónde?" se preguntó, no sabía que o quien buscaba pero miro la puerta por donde había entrado, con las emociones a flor de piel, se apresuró a abrirla, notando la sola oscuridad del corredor, sus sentidos se callaron, el corazón se apretó en un dolor intenso.
"¿Qué fue eso?" nada ni nadie le contestó.
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Un sentimiento en la distancia [Ezio x Altaïr]
Fanfiction¿Qué nos conecta con el pasado?, ¿Por qué te amo si apenas te conozco?, Ahora, ¿Qué misión me obligan a cumplir? Secuela de Un momento a la distancia, deberán leerla para leer esta parte.