Capítulo 38 Mentiras

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Sasuke arribó a La Casa Verde con otro atuendo más cómodo del traje que dejó en el despecho con salpicaduras de plasma y sudor. Todo esto para que Sakura y Sarada no lo vieran en un estado deplorable, aunque en su rostro se notara palidez y en la mano un vendaje atado por las puntadas recibidas recientemente sobre la amputación del dedo anular. Espera que no lo interrogue con todo tipo de preguntas preocupantes, él solo quería aprovechar cada minuto con su nueva familia. Se sentía relajado ahora que Naruko y su padre no eran más un obstáculo en su futuro añorado. Suigetsu le informó al verle llegar al portón, que su hermano Itachi llevaba dos horas de haber partido. Sin preguntar más a su mano izquierda, se encaminó hasta donde provenía el delicioso aroma de comida preparándose. Por la isla de granito de la cocina, Sakura le daba el almuerzo a Sarada. Se podía ver más de la deliciosa comida en las sartenes sobre la estufa. Aquella imagen de una joven madre dándole de comer a su pequeña hija lo cautivó como la imagen que nunca olvidaría.

La chica de ojos jade vestía ropa holgada casual y llevaba el cabello atado a una coleta alta con mechones rebeldes cayendo de su frente. Simplemente lucia hermosa tan sencilla. Lo que llamo la atención del Uchiha, un listo de color rojo que llevaba atado en la cabeza, pues aquel asesoría no hacía juego con su vestimenta de colores suaves. <<Extraño>>, pensó Sasuke, mientras se entraba más a la amplia cocina. Estaba lejos de saber que el listón fue un regalo de Ino a Sakura cuando niñas, y el gran significado para su chica de ojos jade. Su adorable niña abrazaba la figura de dinosaurios, el juguete que olvidó años atrás en la casona que fue el nido de amor de su madre y padre en mejores tiempos. Sin embargo, la tranquilidad se derrumbará al darle la mala notícia a Sakura, después de unas horas de paz con ellas sacaría valor para informarle sobre el cruel asesinato de su mejor amiga.

—¿Qué preparaste para desayunar? —preguntó Sasuke, acercándose a ellas. Llevaba las manos dentro de los bolsillos de su pantalón de lino.

Al oír a Sasuke rápidamente lo buscó con la vista, encontrándose con él encaminándose a ellas. Sintió alivio volver a verle como se separaron hace días. Sonrió dulcemente antes de contestar divertida:

—Buenos días, señor Uchiha. He preparado un desayuno, más bien un almuerzo, fíjate la hora —dijo, apuntando con la cuchara de plástico hacia un reloj de manillas sobre el fregadero —. El almuerzo es tipo estadounidense: pan tostado con mermelada de fresa, huevos revueltos con tocino, y zumo de naranja directo de la caja.

Señaló con un gesto de cabeza tomar asiento a lado de Sarada, quien ya había visto a aquel extraño hombre. La pequeña azabache estaba al otro lado de la isla de granito sentada en un asiento de bebé, que casualmente encontró Suigetsu en la bodega de atrás de la casona. Sasuke ocultaba las vendas dentro del bolsillo de su pantalón, se acercó a Sarada para darle un beso en la frente y tomó asiento en un taburete.

—Veo que has hecho amistades con Chridori —se refería al dinosaurio entre el regordete brazo de Sarada, quien al sentir el gesto cariñoso de su padre sobre su cabeza, esbozó una dulce sonrisa.

Sakura observó la escena sin perder cada detalle de ella. Añoro ver a Sasuke así de cariñoso con Sarada como aquella vez que Izuna la cargó y caminó con ella en brazos por toda la sala de estar del penthouse de Ino.

—¿Te sirvo el almuerzo? ¿O no te apetece comer esto? Puedo preparar otra cosa.

Sasuke no contestó en breve. La noticia de Ino le causaba lástima, de repente se acordó de ella en un momento en el que solo quiere disfrutar estar con su nueva familia. No trato a la Yamanaka, pero sabía que el asesinato afectaría mucho a Sakura. Lentamente se puso firme, después de acariciar a Sarada, vio a su chica de ojos jade directo a los ojos y respondió seriamente que le sirviera un planto.

Fruto De Nuestro Amor [Corrigiendo/ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora