Capítulo 52 Ayuda

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Pekín capital de China

Sakura envió un mensaje de buenos días a Sasuke, y las fotografías que se tomó con Sarada por el estanque de peces dorados. Esperó una respuesta sin obtener nada. Le extraño, ya que él contestaba en seguida y quedaron que cada mañana este sería como un ritual.

—Quizás está ocupado... —murmuró mientras tomaba asiento en una silla de exteriores donde vigilaba a Sarada jugando con su gato blanco.

La mañana era agradable, fresca y serena. Era el mejor momento para ponerse a pensar antes que sus suegros interrumpan su privacidad con su hija. Los últimos cuatro días ha tenido pensamientos confusos, por un lado quiere seguir adelante con Sasuke, pero por otro lado teme por la seguridad de ellas. Pensaba mucho en ello, que hasta la cabezas le dolía al llegar la noche. Y debido a eso, no volvieron a tomar aquella conversación pendiente, suegra y nuera, por el estrés. Gaara dejó de llamar, suponía que el pelirrojo se había rendido por conectarla. Por un lado era mejor así, pues no quería tener problemas con Sasuke, pero por otro lado su conciencia le decía que huyera, que había cometido el peor error de ignorar a la única persona que podía ayudarlas a escapar. Su conciencia peleaba con su corazón por lo que era mejor para ellas. Concentrada en lo que era bueno u malo, no se percató que Mikoto las observaba por la venta de la cocina. En cuanto sintió aquella mirada llevó la suya a su suegra.

—¡Sakura, el desayuno está listo! ¡Trae a mi nieta, preparé leche de soja y youtiao!

—¡Vamos! —Sakura se puso de pie y llevó a Sarada de la mano hasta la cocina con el felino detrás de ellas.

Entrando a la cocina oyó a Iruka renegar por primara vez, el alboroto se debía al camión de la basura.

—Ya van tres días que no pasan, tendré que llamar al municipios —se quejó Iruka.

—Calma, amor, han de estar de vacaciones —opinó Mikoto serenamente, sirviendo el desayuno.

Sakura lavo las manos de Sarada en el fregadero, después hizo lo mismo. La sentó en su asiento especial para niños, y puso el desayuno en la mesa plástica. Antes de sentarse, le dio comida al gato, y mientras lo hacía oyó otra vez a Mikoto.

—He dicho no al televisor mientras estemos sentado a la mesa.

—Solo está vez, querida —suplicó Iruka.

—Solo está vez... Si se vuelve repetitivo se hará costumbre.

Iruka puso una pantalla de veinte pulgadas sobre la barra de la cocina, luego se sentó en su respectivo lugar. Sakura quería a hacer lo mismo al terminar de vaciar la comida de gato en el planto del felino, sin embargo, lo que decía el noticiero internacional la dejó perpleja. Sin quitar la vista de la pantalla tomó un vaso de vidrio y lo llenó de agua, mientras escuchaba los nombres de las personas que tuvieron un terrible accidente automovilístico en la madrugada a la salida de Tokio. El vaso de vidrio rompió en el suelo al escuchar el nombre de «Danzo», recordó la conversación que tuvo Sasuke con los hombres de alto rango de la mafia Akatsuki, asimismo como en francés dictaron el día de la ejecución de Danzo, ese día era hoy. Pero eso no fue lo que le causó impacto, sino como dos niñas de cinco y cuatro años, junto con su madre, fueron víctimas de las manos del padre de su fruto.

—Sakura, ¿estás bien? —formuló Mikoto preocupada al ver la palidez de su nuera, podía estar teniendo un ataque de nervios como los que ha tenido desde que llegó a China.

Sakura no contestó, se dio la vuelta al fregadero, una crisis de nervios se iba a desatar. Mikoto e Iruka, al ver las facciones de la pelirosa, se colocaron de pie en alerta que enloquesca frente a Sarada.

Fruto De Nuestro Amor [Corrigiendo/ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora