Capítulo 1 Niñez

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Un día de verano tres niñas jugaban con sus muñecas en el jardín posterior en una hermosa mansión de la clase alta de Kioto, Japón. Cuando cuentas con cinco años de edad, tu mente no está consciente de lo difícil que es vivir la vida a diario. No es como un juego de muñecas y cuentos de hadas, o como las películas de tu canal favorito de caricaturas. La vida es mucho más distinta a como se nos muestra, lamentablemente nos damos cuenta en unos años que no todo es color de rosa. Esta es la historia de una de las tres niñas que no tiene idea lo que el destino le tiene preparado para ella y su pequeña familia. Las malas decisiones que tomara la llevarán a un desenlace trágico.

Las tres niñas juegan sin parar de reír y disfrutar los bellos momentos de la niñez. La rubia llamada Namikaze Naruko, comentó en voz soñadora, mientras viste a su muñeca a un vestido de princesa color amarillo y blanco, lo que quiere ser cuando crezca.

—Yo cuando crezca voy a ser una princesa actriz.

La otra niña de cabello azabache y ojos perla, también comentó:

—Pues yo cuando crezca quiero ser una princesas abogada. —Hinata giró su cabeza para ver a la tercera niña. — ¿Tú qué quieres ser cuando seas grande?

La pelirosa llamada Haruno Sakura, no escuchó bien la pregunta de su pequeña amiga, por estar entretenida observando a sus padres conviviendo con los padres de sus pequeñas amigas. Los mayores preparan un festín para un día de familia a poco metros de donde juegan. Los hombres están alrededor de la parrilla y las mujeres arreglan la mesa de madera para comer sus alimentos cuando estos estén preparados. La perfecta familia de los cuentos esta enfrente de Sakura.

—¡Te estamos hablando! —exclamó Naruko con su voz chillona y sonrisa calida dibujada en su rostro.

—Lo siento... —se disculpó Sakura —. Yo quiero ser igual de feliz como lo son mis padres.

Sakura encantada de la vida quería seguir los pasos de su madre. Mebuki era una mujer respetable, elegante y amada por su marido. El sueño suena simple y fácil de cumplir, hasta que se llegó ese día que cambió la vida de la pequeña pelirosa de ojos color jade. Su vida dio un giro de 180 grados sin retorno alguno.

El día de su cumpleaños número ocho, Sakura despertó contenta y llena de energía. A parte de que era su gran día, lo único que quería era estar junto a sus padres y pasar un día agradable. El trabajo de su padre lo hacía ausentarse de casa por mucho tiempo, pero gracias a él no faltaba nada y vivían cómodas en la clase alta de Kioto, Japón. Aquella mañana de su cumpleaños bajó las escaleras felizmente y llena de curiosidad por saber dónde la pasarían antes de su gran fiesta, la cual estaba programada para el final de esa semana.

Sakura entró corriendo al salón principal de aquella casona y se encontró con su madre de rodillas en el suelo. Mebuki tenía el caballo despeinado, maquillaje corrido, y lloraba con mucho resentimiento. En sus manos sostenía una carta arrugada y manchada de maquillaje. La curiosidad de querer saber lo qué pasaba llevó a la niña a preguntar:

—Mamá, ¿qué pasa?

Mebuki detuvo sus lágrimas, limpió su rostro con la manga de su bata, y respondió:

—Tu padre... nos abandonó.

La pequeña pelirosa no entendía lo qué su madre acababa de decir, así que indagó:

—No entiendo nada, mamá, explícame.

—¡Nos abandonó, se fue de nuestras vidas! —Mebuki perdió la compostura de lo que solía ser antes de leer la miserable carta de despedida del hombre que desde esa mañana les dio una vida digna de admirar.

Fruto De Nuestro Amor [Corrigiendo/ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora