Capítulo 63 Ruta de escape

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La familia Haruno pasaba un momento alegre una tarde acalorada antes de la tormenta...

Sakura observaba en el porche trasero a su padre practicar su puntería con una pistola que había adquirido para uso de protección. Los fuertes sonidos provocaban al niño de dos años estremecer detrás de las piernas de su madre. Hikaru «luz, resplandor» así llamaron al niño con complexión idéntica a Sasuke y Sarada. El parecido era inmenso, que era difícil no recordar al mafioso.

—Dame al niño —dijo Mebuki —. Lo llevaré dentro de la casa antes que se asuste más de lo que ya está.

Mebuki se incorporó de la mecedora y estrechó el brazo a su lindo nieto.

—Hikaru ve con tu abuela —a medida hablaba se dio la vuelta para tomar al pequeño azabache de sus pequeñas manos. Era un martirio ver aquellos ojos negros como los de su padre. —Avisa cuando den la una para ir a levantar el pastel de Sarada.

—¡No se huele la sorpresa que le tenemos preparada! —se expresó con alegría Mebuki, tomando las pequeñas manos de su nieto de las manos de su madre.

Tras la retirada de Mebuki e Hikaru al interior de la casa, Sakura camión hasta con su padre. Ambos ya habian establecido una relación amistosa de padre e hija, y practicaban con aquella pistola la puntería. Ella recordaba perfectamente la primera vez que su padre le puso la arma en sus manos, dos meses después de dar a luz a su segundo hijo.

—¿Esto para qué es? —preguntó Sakura a su padre. Llevaban cinco minutos de haber salido al jardín trasero cerca de la cosecha de verduras.

—Es para protección. Puede que algún día, no esperado, la necesitemos. Pon atención, te mostraré cómo usar una 45.

«Como las que usaba, Sasuke...», pensó Sakura.

Veinte minutos transcurrieron cuando se llegó el turno de Sakura. Con un poco de temblor en las manos apunto hacia las botellas que colocó Kizashi sobre una cerca de madera.

—Recuerda... —le susurró cerca del oído —concéntrate, apunta y jalar el gatillo.

Sakura apretó el gatillo sin concentrase. La bala no dio en el blanco, sino que paso de largo.

—Concéntrate más, mira bien la botella, no se moverá, ahí permanecerá —otra vez susurró al oído.

Tras siete intentos Sakura se dio por vencida. Haciendo pucheros soltó un suspiró desesperante y removiendo los mechones que caen de su frente.

—Antes que sigas con tu berrinche...—dijo Kizashi —te daré otro consejo.

—El último y me voy. ¡No estoy hecha para esto! —se expresó molesta, subiendo las manos para volver apuntar a las botellas.

—Antes que jales el gatillo piensa que apuntas a una persona que quiere hacer daño a tus hijos...

Esas palabras hicieron que Sakura se concentrará y se animará a decir que sí podía hacerlo. Apretó el gatillo liberando la bala directamente a las botellas rompiendo una en mil pedazos.

—¡Ves cómo si puedes dar en el blanco! —gritó Kizashi emocionado.

Al terminar de recordar aquella vez, Sakura con mucha confianza tomó la 45 de las manos de su padre, lista para darle a las cinco botellas sobre la cerca de madera. No falló ningún tiro. Tenía que estar lista para cualquier cosa que pudiera pasar. Los que buscaban por su cabeza no van ha avisar cuando piensen llegar.

Aquel días por la noche, madre e hija repasaba la ruta de escape por si alguien trataba de lastimar a la familia Haruno. Sakura con Hikaru en brazos mostraba a Sarada por donde tenía que bajar.

Fruto De Nuestro Amor [Corrigiendo/ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora