Capítulo 24 Coincidencia

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A punto de entrar al edificio de departamentos, las Haruno fueron nombradas por una voz femenina. Sakura por instinto volteó a ver de quién se trataba, encontrándose con una joven mujer de cabellera rubia y enormes ojos azules. Inmediatamente recordó quien era esa mujer, su amiga de infancia Naruko, pero dudo un poco que fuera la misma por todo el tiempo que llevaba sin verla.

—¿Naruko? —sonó dudosa.

—Mucho tiempo sin vernos, Sakura.

La rubia se aproximó a la pelirosa con una sonrisa en su rostro. Se llenó de felicidad por haberse encontrado con una vieja amiga. Como pudo le dio un abrazo a la joven madre y a lo que parecía ser su hija.

—¿Es tu hija? —Naruko deshizo el abrazo para ver a la niña.

—Se llama Sarada, tiene dos años y cuatro meses.

Naruko seguía sonriendo por el agradable encuentro. Llevó sus manos sobre su boca como muestra de ternura.

—¡Que hermosa niña tienes, amiga. ¿Significa que estás casada?

Sakura borró su sonrisa. No podía ponerse a platicar que no estaba casada con el padre de la niña que carga en brazos. Fue obligada a mentir por el momento. Ya se miraba casada con Sasuke en un futuro.

—Sí estoy casada. Mi esposo se encuentra en un viaje de negocios. Cuéntame ahora, ¿cómo te a ido?

—¡Me da mucha felicidad que estés en un matrimonio y que tengas familia! —su sonrisa se comenzó a borrar para después decir —: Yo también pienso seguir tus pasos con mi prometido.

La rubia notó que la pequeña azabache no tenía rasgos de su madre. En un momento de curiosidad al ver los rasgos de la niña, una personas del edificio interrumpieron el encuentro de las viejas amigas, pasando por en medio.

—Que descortés de mi parte, entremos a mi departamento para conversar sin interrupciones. —Sakura elevó más a Sarada sobre su pecho. La pequeña azabache empezaba a desesperarse, ella quería bajarse de los brazos de su madre.

—Me parece prefecto, tenemos mucho de que hablar, Cerezo —dijo divertida.

—Como olvidar ese apodos, Naruko —rió divertida.

Las viejas amigas rieron juntas antes de pasarse al complejo en donde abordaron el elevador. En el elevador Naruko hizo una llamada a Konohamaru, y le pidió que la esperará afuera por una hora. En eso una llamada entró al celular de Sakura, pero por cargar a Sarada y una bolsa plástica, no pudo contestar.

—¿Me permites cargar a Sarada? —Las ansias que nacieron dentro de Naruko al querer cargar a la pequeña azabache eran inmensas.

Sakura asintió con la cabeza, mientras pasaba a Sarada a sus brazos. En cuanto se vio desocupada buscó su celular en el bolsillo de sus vaqueros, para revisar de quién pertenecía la llamada perdida. Había sido Ino, así que regresó la llamada. La rubia contestó por la otra línea.

—Hasta que llamas, estaba preocupada —reclamó Sakura.

—Discúlpame. Cuando llegué a Tokio comencé a sentirme mal, ya estoy bien —contestó Ino.

—¿Cómo te sentías? —sonó preocupada.

—En este momento estoy consultando en una clínica privada. Mejor hablamos por la noche sobre ello.

—Está bien. Me llamas por la noche sin falta, ¿entendido?

—Sí, no te preocupes, dale un beso a mi sobrina de mi parte.

Las puertas metálicas del elevador abrieron, llegaron al piso en donde viven Sakura y su fruto. Las dos amigas junto con la pequeña azabache salieron del elevador hacia el corredor. Caminaron metros y al fín llegaron a la puerta del departamento. Pasaron al interior. La pelirosa rápidamente ofreció a la rubia tomar asiento por la sala de estar. No era la gran cosa, pero los sofás eran cómodos.

Fruto De Nuestro Amor [Corrigiendo/ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora