Es injusto aparentar una vida normal cuando se sabe que partirás más pronto que los demás. El malestar en su pecho no facilita las cosas, solo espera que el dolor no dure un poco más.
-Realmente, me niego a despedirme de ti.-
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HISTORIA EN DESARR...
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Semanas antes del incidente. El joven de pecas se encontraba en su casa dándole los últimos retoques al esquema que tanto se esmeró en hacer, se sentía bastante emocionado. El esquema consistía en una pequeña investigación sobre alguien reconocido Y vaya, había mucho que aprender de él, era nada más y nada menos que el escritor más reconocido, no solo hacía comic's super emocionantes, también escribía novelas emotivas, tan increíbles.
los proyectos, exposiciones y demás eran algo relativamente desconocido y asombroso para el de pecas, puesto que por algunos incidentes se vio obligado a abandonar la secundaria a los 15, aún aprendiendo lo suficiente en casa, su madre insistió en que debía salir al mundo exterior, y a decir verdad, no era tan malo como el pensaba.
Ahora tenía 17, y en cuestión de meses sería mayor de edad.
-izuku?, ¿estás? Es hora de cenar- anunció. El estudiante dio un brinco de golpe en reacción -¡ya voy!- contestó. Salió apresurado de su habitación mientras daba diminutos saltos similares a los de un conejito.
Cuando creyó que no había más escalones se tropezó. Si madre alarmada lo ayudo ponerse de pie, este solo le dedicó una torpe sonrisa para que supiera que estaba bien.
La cena transcurrió normal, ambos peliverdes intercambiaron risitas, eran felices en ese pequeño instante.
No fue cuando decidió levantarse que sintió un golpe de gravedad brutal, el plato que yacía en su mano cayó de golpe, dispersándose en miles de pedacitos pequeños. En un intento de evitar su caída apoyo sus palmas sobre la mesa, no sirviendo de nada perdiendo total control de su cuerpo, ahora, su cabeza giraba y sus ojos se nublaban
Preocupada, la mujer tomó a su hijo de los hombros apaciguando la caída. aún tenía abiertos los ojos, mientras tomaba fuertes bocanas de aire intentando regular su respiración, le faltaba el aire, sumándole unas inmensas ganas de vomitar
Al momento de abrir la boca en busca de nuevo aire un gran cuajo de sangre salió despavorido de su boca acompañado de un gemido de dolor.
Sin control de el mismo, tapó su boca mientras ahogaba su voz dañada -¡oh Dios! Izuku, llamaré al hospital- la mujer buscaba despavorida el teléfono
-aguanta Izuku, ya casi..- escupió con voz temblorosa
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El inmenso dolor que recorría su garganta se fue, mientras se dejaba abrazar por el frío suelo al cerrar los párpados, cayendo.
