Es injusto aparentar una vida normal cuando se sabe que partirás más pronto que los demás. El malestar en su pecho no facilita las cosas, solo espera que el dolor no dure un poco más.
-Realmente, me niego a despedirme de ti.-
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HISTORIA EN DESARR...
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Izuku tenía la mirada postrada en el suelo, su cuerpo titiritaba.
Katsuki lo notó al instante, llamándolo con pequeños tirones al borde de su camisa. Cuando obtuvo su su atención extendió sus brazos indicándole que se acercará
El pecoso miró a todos lados buscando una respuesta, se limitó a sentarse de su lado, abrazando sus rodillas
-Esta bien, estarás bien, - intento abrazarlo otra vez, sintiendo el rechazo del de pecas al ver su rostro incómodo. Optó por poner su mano en la crin verdosa, no hubo reacción. -descansa.- expulsó en un suspiro.
En cuestión de segundos el cuerpo de Izuku topó con el del cenizo, había caído rendido aun acurrucado entre sus rodillas. Katsuki tomó con delicadeza la cabeza del contrario, acomodándola en su regazo.
De alguna manera, el hecho de tenerlo en sus brazos lo brindaba paz. Poco duro aquella sensación cuando escucho pasos, tomando nuevamente la pistola entre sus manos.
Una figura entró exasperada a la habitación gritando; -¿Donde está?- sonaba angustiado.
-Profesor Aizawa,- suspiro como alivio. -el está bien.- informó.
Aizawa se acercó preocupado hacia ambos chicos, pasando su mano por su cabeza. Kachan solo miraba preocupado al chico que yacía en sus brazos.
-se durmió,- susurró -debió ser duro
Miro a su alrededor, los demás estaban bien, unos más golpeados que otros, pero, estaban bien.
Odiaba admitirlo pero eso lo aliviaba bastante.
Ya estás a salvo.
-Bakugo, tu y Midoriya serán llevados con urgencia al hospital. Puedes descansar también- El cenizo asintió repetidas veces, empezando a acariciar los verdosos rizos del pecoso con cariño.
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Era tarde, ambos adultos estaban sentados frente a un computador. mientras el pelinegro prestaba considerable atención al aparato frente suyo, el contrario a este se encontraba desconcertado.
-Aizawa ¿estás bien?- cuestionó su rubio compañero de gafas de la nada -Te noto decaído, tienes mala cara, lo único que has comido en el día es un café.. ¿que te sucede?- insistió.
-¿Acaso no sabes lo que ocurrió ayer en la noche?- cuestionó. El rubio negó como respuesta.
El de ojeras tomó sus cabellos con frustración, en un estupido intento de aclarar sus pensamientos revueltos, cerró los ojos.
-¿Aizawa..?
-hubo un intento de secuestro. En la escuela- contestó finalmente.
-¿Como dices?-
-uno de mis estudiantes fue casi raptado por los hombres de Chisaki. Chasaki, ¿entiendes lo que eso significa? es un sicario peligroso. Lo rodearon y golpearon en los baños de la escuela, ¿tienes idea de lo asustado que debió estar..? Debía haber estado ahí.- se culpaba.
-Dime Mic, ¿que hubiera pasado si se lo llevan? ¿Y si los mataban? Y yo sin puta idea de lo que pasaba.-
-Demonios, pudieron morir y yo sin puta idea.- repito en un tono más alto, deseaba que sus palabras llegaran a oídos de todo el mundo, quería gritar "abran los ojos, Todo a su alrededor está podrido" No importaba que tanto hiciera, a ojos de sus jefes solo era un porcentaje.
-desde un inicio sospechaba que sucedería algo así,cumplimos un papel importante en su desarrollo, es crucial tomar responsabilidad de lo que sucede aquí. Era mi responsabilidad. Falle.-
-¿qué tal si él nunca hubiera regresado, si se lo llevaran?- se detuvo. sus mejillas fueron tomas por el contrario, de una manera dulce, pero sus ojos decían lo contrario -Tranquiló. Aizawa, si fue tu culpa no percatarte antes la culpa es mía también por poner todo el peso en tus hombros, debí mostrarte más apoyo. No te dejare solo, cargaré con la mitad de la culpa que te evade, así podremos seguir juntos.-
para el, el sentirse así era injusto, no era el que sufrió aquella situación, ¿por que entonces se sentía tan mal?
-Mic, casi lo pierdo.-hablo cerrando sus ojos
-lo se, pero no pasó, ni pasará- continuó mientras tomaba su hombro con firmeza -los protegeremos, a Midoriya, Bakugo, kirishima y los demás.-
-si, lo haremos.-
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Un sentimiento de impotencia mezclada con amarga incertidumbre envolvió a ambos adultos, hostigados. Se decidieron a abrirse un poco más, dando inicio a un nuevo comienzo.
En donde ninguno callaría lo que los abruman, donde no volverían a estar solos.
