Unas pequeñas gotas de agua se deslizaban por mi ventana. No sabía qué hora era, tampoco me importaba mucho. Yo seguía con mis pensamientos de siempre; no quería mirar el reloj, el tiempo me daba asco. Me sentía sola, e indiferente. Ya me daba igual sufrir y estar mal, no quería esforzarme una vez más para luego volver a estar deprimida, no lo soportaba.
Me levanté de la cama y mi madre aún dormía. Me quedé perpleja mirando la ventana. Cómo me gustaba que lloviera. Era la única ocasión en que no me sentía sola. Ella me entendía, se desahogaba y lloraba.
Tuve la idea de dar una vuelta, así que me vestí y fui hacia el ascensor. Al abrir la puerta, me vi en el espejo. Tenía unos ojos tan cansados, y unas ojeras tan grandes... No dormí nada porque tú me robaste el sueño. De repente, cuando cogí la puerta de mi portal, vi algo inimaginable: un montón de personas caminando marcha atrás. No me lo podía creer. ¿Era un sueño? ¿O era una broma? ¿Por qué todo el mundo se ha vuelto loco? ¿Qué clase de extraño suceso ha hecho que pase esto? No lo sabía, no tenía ni idea.
Intentaba detener a cualquier persona y decirles que qué estaba pasando, que por qué hacían eso. Pero nadie me respondió, todo el mundo pasaba de largo. Sentí una gran envidia. Quería estar en su lugar. Quería retroceder el tiempo y estar donde inició todo, quería ir hacia atrás. Quería acercarme a ti y decirte que lo sentía. Quería maldecir las calles, los bancos, los rincones que quedaron tintados de nuestros recuerdos y que ahora ya no significan nada. Quería encontrarte y decirte que te necesitaba como el aire que respiraba. No quería que nos separáramos. Es tan triste, tener que separarse de una persona que amas tanto, que te hizo sentir especial durante tanto tiempo...
Pero tú sigues igual. Sigues sin hablarme, para ti es fácil. Sigues sin querer tocarme, sin querer abrazarme, pensando que no me daría cuenta, de que me daría igual. Sigues sin mirarme, sin dirigirme la palabra. Y yo, joder. Yo no sigo. Estoy estancada en las agujas del reloj. Sigo mirando si me enviaras un mensaje algún día. Sigo soñandote como hago siempre. Sigo llorando por ti, pensando qué es lo que hice mal, qué error cometí. Sigo, pero no sigo.
Y por fin miré el reloj. El tiempo iba como siempre, él avanzaba. Él no se preocupaba por nada, seguía sin ningún problema. Pero yo... Yo seguía allí, observando aquellas personas mientras llovía. Dicen que las horas, los minutos y los segundos pasan; pero para mí, todo se había acabado. Todo se congeló.
Porque yo estaba enamorada de ti.