capítulo 2. prepotencia

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{Draco's Pov}
Sonó el despertador, eran las seis, la hora de levantarse. Estiré mis extremidades, aunque aún dolían. Me puse en pie lentamente y froté mis ojos mientras avanzaba al espejo para peinarme, pero mi mirada recayó directamente en mis brazos. ¿Y si queda cicatriz? ¿Y si alguien las ve?, Las preguntas rondaban por mi cabeza de forma involuntaria, pero, supongo que en parte yo las dejaba entrar, porque muy en el fondo, sabía que lo merecía.
Las conté lentamente, viendo como la sangre reseca bordeaba cada herida. Por supuesto que las merezco, padre lo dice.
Decidí intentar ignorarlas, al menos por ese día, quería tener la cabeza despejada el día de la vuelta a clase. Conseguí vestirme sin rozar los cortes, y, tras cepillarme el pelo con delicadeza, bajé a saludar a padre y madre.
Atravesé el largo pasillo, y tan solo pude sentir frío y soledad. Aquel lugar definitivamente no podía considerarlo mi hogar. Aparté mis pensamientos y llegué a la entrada de la mansión Malfoy.
-Draco, nos vamos-.
La voz de mi padre me causó un escalofrío horroroso, pero asentí sin darme la vuelta a mirarle, pues sabía que eso tan solo le enfadaría. Otro día sin ver a madre, supuse avanzando hacia la limusina negra. Algún día lo pagará, solía pensar para tratar de reconfortarme.
Me senté en el asiento del copiloto, y bajé la mirada como de costumbre.
-No bajes la mirada, no es propio de un Malfoy-.
Mi padre posó una fría mano sobre mi barbilla, levantándola bruscamente. Su tacto era realmente desagradable, se sentía vacío. Observé su mano llena de caros anillos dirigirse al chófer:
-Dese prisa, que no parezca que es un sangresucia-
El hombre pareció estremecerse ante su áspera voz y arrancó el auto de inmediato. Alzó el vuelo y finalmente desaparecimos entre las nubes.

{Harry's Pov}
Solo veo oscuridad, mire a donde mire. Pero, en un determinado momento, dislumbro una vieja casa. Alrededor de ella, hay un descuidado jardín con un sendero de piedra que dirige directamente a la puerta principal. El frío me corta la respiración, asi que entro. Pero, al instante me arrepiento. En frente mía veo a Voldemort, o a una parte de él. Y también veo un letrero "Riddle's". Estoy en casa del señor oscuro. Intento huir, pero tropiezo contra algo... O alguien. Bajo mis pies, distingo al jardinero de la mansión Riddle, muerto. Su rostro contiene una cara horrorizada, semejante a la que pongo al encontrarme frente a frente con el-que-no-debe-ser-nombrado. Pego mi cuerpo junto a la pared, en un intento de buscar distancia, y busco mi varita. No está. La ansiedad me invade el cuerpo y dejo de respirar. Me estoy asfixiando frente a él, no puede ser. Intento gritar, pedir auxilio, pero nada funciona. Su tenebrosa cara se tuerce en una mueca de disfrute y alegría. "Lo está pasando genial" pienso. Mi cuerpo comienza a fallar, mis piernas pierden el control y caigo de rodillas al suelo. Alzo la vista, y su varita apunta hacia mí.
"Avada Ked-".

Desperté sobresaltado llorando, y Ronald se acercó a mí.
-Ey compañero, ¿Estás bien?- preguntó torciendo la boca.
-Sí, solo ha sido una pesadilla- contesté esquivando su mirada. No iba a preocuparle, no ahora. Todo había pasado ya, no había por que preocuparse... Voldemort estaba muerto, aquello ya era un hecho.
Decidí levantarme de la cama para despejar mi mente, pero Ron me agarró por la muñeca.
-Te he oído gritar Voldemort Harry, si necesitas hablar...-.
-Estoy bien, vamos a ponernos nuestras batas, Hermione nos espera abajo para coger el tren-.
-Me tienes para escucharte siempre que quieras tío-.
Sonreí, al menos sabía que no estaba solo.

Cuando bajamos al piso de abajo, Hermione se lanzó a los brazos de Ron.
-Te he echado de menos tonto- le susurró al oído.
-Oh venga iros a la mierda- dije mientras rodaba los ojos.
La señora Weasley apareció en la cocina y nos saludó.
-Buenos días pequeñines, ¿Listos para el último primer día de clase?- preguntó con una triste sonrisa. Molly aun estaba devastada tras la muerte de Fred, y eso la había hecho envejecer muchos años. George apareció tras ella.
-Ei- comentó simple a modo de saludo. Sentía tanta pena por él, había perdido a su alma gemela, y ahora se sentía vacío. Cada mañana al mirarse al espejo veía a su hermano, y seguiría siendo así hasta el día de su muerte.
Un momento antes de salir de casa, la puerta se abrió.
-Buenos días amor- musitó Luna Lovegood acercándose a Ginny y depositando un beso sobre sus labios.
-Oh venga, iros a la mierda x2- susurró Harry sintiéndose solo.
-Iros, se os hará tarde chicos- objeto Molly dándonos los polvos flu.

Tú {𝙙𝙧𝙖𝙧𝙧𝙮}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora