¿Jiminie-Hyung?

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Rebosante de alegría, el pelirrojo caminaba un par de pasos más adelantado que el de cabellos cafés, mientras que este, sin que el mayor se diese cuenta, lo miraba sonriente ante aquella imagen que dejaba de lado la idea de la madurez.

Era como la tercera vez que Tae había caminado por la ciudad ya que su horario escolar era apretado y los turnos en su trabajo no lo dejaban salir demasiado sin antes planearlo.
Las tiendas coloridas, las variedades de personas en toda la senda pública, el distintivo aroma de los restaurantes, los edificios arquitectónicos con vidrios que permitían al cielo reflejarse en ellos. Observaba todo con cautela para no olvidarse de nada, hasta que a lo lejos divisó un pequeño puesto donde estaba una señora vendiendo llaveros, broches y otras baratijas, adorables a opinión del chico.

- Jungkookie, ven - Ordeno, a lo que el castaño acató sin rechistar, vamos, a ese caramelito no se le podía ni pensar decir que no.

- ¿Qué sucede, Hyung? -

- Mira - Mostró su palma dejando ver un lindo par de llaveritos con una figura de Bob Esponja y Patricio Estrella cada uno - Se ven super lindos, Kookie -

- Compremoslos entonces - Dijo y sin más pago la cantidad correspondiente por ambos artilugios. No le importaba gastar en cosas para Tae con tal de verlo feliz.

Porque sólo a Taehyung le era imposible decirle que no.

- No debiste hacerlo - Reclamó a pesar de estar viendo los pequeños objetos como un niño al chocolate. Gestos como esos, tan simples, volvían al corazón de Tae un revoltijo de sentimientos y Jeon era la causa. Lo que menos quería era eso.

- Pero lo hice, Hyung - Sonrió saltándose de hombros.

- Eres respetuoso a la hora de hablarme pero tus acciones son liberales - Suspiro para luego soltar una risita que contagió al aludido.

- No lo tomes así, piensa que es un regalo, Hyung - Su caminata se adelantó repentinamente ya que la de Taehyung paro en seco.

Su sonrisa se volvió ligera y tímida, a la vez que sus mejillas tomaron un suave color rosado. Sus ojitos se mantenían firmes en los llaveros sólo para contemplarlos. La mezcla de sentimientos lo estaba mareando, no sabía que responderle, el brillito de amor creció, las mariposas en su estómago revolotearon de nuevo y sólo por el pequeño y dulce gesto del menor.

Eso lo fastidió.
Porque solamente era un gesto de amistad.

- Jungkook... - Se le aproximó unos pasos más a la vez que este correspondía al llamado - Ten - Hizo entrega de uno de los decorativos llaveros a la mano del menor, era el de la esponja.

- ¿Porque me lo das, Hyung? Son tuyos - Hablo extrañado.

- Es un símbolo de amistad, imbécil, ese es para mi mejor amigo - Sonrió a pesar de que el par de últimas palabras le supo amargo.

- G-Gracias - Su Hyung siempre era así de lindo cuando sus acciones demostraban amabilidad y comprensión.

Siempre era así de lindo cuando sonreía.

5 P.M. siguieron su caminata como esos inocentes niños en la alocada cuidad. Pasaron por algunas tiendas de ropa, puestos de comida, un par de plazas que decoraban el centro con su paleta de colores naturales. Cruzaron una de las susodichas para animarse con una pequeña heladería justo antes de la esquina, donde se encontraba un edificio de tres pisos con vidrieras grandes y paredes esculturales, en la manzana que iban a pasar.

No necesitaron más que sus miradas para comunicarse que querían, debían, deseaban, un cono de helado con crema granizada y fresa con glaseado de caramelo y chispas de chocolate. Ideal.

Es Un Secreto Amarte - KookTae/TaeKook - (?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora