Capítulo 14

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Flores de Diamante

Capítulo 14


Eva escuchó lo que dijo Jacob y con los ojos rebosantes de lágrimas golpeó el cristal del baño rabiosa, como no… ¿Cómo una persona normal con un trabajo normal iba a estar con alguien como ella? Para consolarse, Eva pensó que el trabajo de Jake tampoco era muy normal que digamos, pero igualmente se sentía un cero a la izquierda… Como siempre.

No fue sino el dolor lo que la sacó de su trance existencial. Miró su mano, quedando blanca al verla sangrando, con pedazos de cristal clavados. Se desmayó al instante, cayendo al suelo con un ruido sordo.

Jacob escuchó dicho ruido sordo, y, de forma apresurada, le dijo a Arno que lo llamaría unos minutos después. 

-¡Jacob! -dijo alarmado y bastante preocupado el francés.

-Mierda…-Maldijo entre dientes yendo a buscar a Eli. 

-¡¿Qué está pasando aquí?! -Lena entró junto con Evie al baño, encontrando a Jacob con Eva entre sus brazos.

-¡¿Jacob?! -Exclamó Evie con los ojos como platos.

-¡Dejad de chillar y ayudarme, joder! -Exclamó el inglés, todo eso estaba pasando por su culpa, empezaba a creer en todo eso del karma.

Evie ordenó a Lena que fuera a por vendas y cosas para limpiar las heridas. 

Tras un rato, ya con el puño sano, Eva despertó en la cama de nuevo, arropada. 

-¿Jake? -abrió sus ojos lentamente. -Lo siento… -sollozó un poco. 

Jacob, quien había estado sosteniendo la mano de la chica en todo momento, negó con la cabeza.

-Soy yo el que te pide perdón, cariño. Me he comportado como un verdadero cabrón esta mañana. 

-No… Te entiendo… Te arrepientes de estar con alguien… Como… Como yo.-Suspiró finalmente la gitana.-No te preocupes, yo ya estoy acostumbrada a que me traten como un objeto de usar y tirar… -giró su cabeza hacia la ventana, entristecida, con la mirada perdida. 

Evie, sin embargo, miraba a su hermano con una mirada que decía: “¿ves como te lo dije?”, mientras que Lena mantenía una sonrisa malévola en sus labios, disfrutando de que Jacob y Eva se encontrasen “en crisis”. O eso era lo que la rusa pensaba.

Al escuchar esas palabras, Jacob agarró del mentón a Eva, obligándola a mirarle a los ojos.

-Jamás me arrepentiría de estar con una mujer tan maravillosa como tu. ¿Entiendes? Eres perfecta en cualquier sentido, se mire por donde se mire.-Sonrió a la chica.

-Esas palabra las dices porque te doy pena… no soy perfecta, en nada, yo… solo soy una marioneta, ese es mi destino. -lo miraba a los ojos con melancolía.-Déjalo Jacob… Creo que Evie tenía razón, una relación así nunca podría funcionar. No hemos hecho nada y ya te empiezas a emparanoiar, a pensar en cosas horribles… Creo que te mereces a alguien mejor. -A la chica le dolió pronunciar esas palabras, pero tras pensarlo fríamente, se dio cuenta de que quizá era lo mejor para ambos.

Jacob estaba descompuesto completamente, ¿cómo digerir aquello? Frunció el ceño y se lanzó a por los labios de la chica, queriendo de esta forma que ella se diera cuenta de que no debía hacerle caso a su gemela, sino a lo que su corazón decía. Jacob no conocía de toda la vida a Eva, pero en el poco tiempo que habían estado juntos había conseguido descifrar la personalidad de la chica, sabiendo en todo momento lo que ella pensaba, lo que ella sentía… Absolutamente todo de ella.

-Sabes que no piensas eso, Eva.-Espetó con la mirada clavada en los ojos de la chica.-Deja de pensar en los demás, y céntrate en tí misma, en tus sentimientos, en lo que quieres realmente. Tú quieres estar conmigo… Y yo contigo.-Le dijo tomando sus manos entre las suyas, con cuidado de no hacerle daño en la que tenía mal.   

-Puaj… -Lena balbuceó por lo bajo mirando a la pareja, por dentro estaba ardiendo de rabia al ver su gozo en un pozo.

-Jacob…-Sollozó Eva lanzándose a los brazos de su amado inglés.-Te quiero, muchísimo…

-Y yo a tí, tesoro, y yo a ti.-Jacob acariciaba la espalda de la chica con cariño y delicadeza, dejando un dulce beso en su coronilla.

Al rato de estar a solas, Jacob, acompañado de Eva, bajó a la cocina, con tanto melodrama la hora de la comida ya había pasado y no se habían dado ni cuenta. “Por accidente” Lena pisó a Eva y de igual forma le puso la zancadilla. La rabia y el dolor carcomía a Eva, y pensamientos tales como “¿no le doy pena?” no dejaban de pasearse por su mente.

Tuvo suerte de que Jacob estuviera ahí para agarrarla e impedirle que cayera de bruces contra el suelo por culpa de la rubia maligna con la que tenía que lidiar día a día. 

-Uff… Estuvo cerca. -sonrió Eva levemente mirando a los ojos verdosos del asesino. 

-Ay, lo siento mucho, no quería hacerte tropezar... ¡Perdón! Soy de pies torpes. -dijo “lamentándose” Lena, fingiendo poner cara de pena.

Tanto Jacob como Eva la miraron de mala manera, ya no se creían nada de la rusa, por lo que la francesa se aferró al pecho y brazos de su pareja.

-Venga, que se enfría la comida. -Rió falsamente la rusa bajando por delante de ambos jóvenes con una mirada seria y asesina para Eva. 

La cosa se iba a poner más tensa entre Eva y Lena, ya que, como bien sabemos, la primera estaba en una relación con el asesino inglés, pero, ¿qué había de Lena? En efecto, la rubia del este deseaba profundamente a Jacob, de una manera totalmente insana, obsesiva inclusive. Lena, en esos momentos, era muy afín a una cita de Maquiavelo: “el fin justifica los medios”. E iba a hacer hasta lo imposible para acabar con aquella relación. 



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