Capítulo 16

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Flores de Diamante

Capítulo 16


Tras el corte de la llamada, a Jacob solo le importaba una cosa, o mejor dicho, una persona: Eva. 

-¿Eva? -Su cuerpo temblaba como un flan a causa de los nervios.

La joven gitana estaba tendida en el suelo, con una mano en la mejilla, mirando al suelo sin decir ni una palabra, con la mirada perdida. De repente, su mirada se clavó en el joven inglés, repleta de verdadero terror.

-¡Para! ¡Por favor no más! -Exclamó de manera ahogada, llorando a moco tendido, ahora era Eva la que revivía vívidamente el pasado.

Jacob sintió que su mundo se rompía aún más. Si con las palabras de Eli ya se había derrumbado, ahora los pedazos se habían hecho pequeños y puntiagudos añicos.

Evie no tardó en hacer acto de presencia, y con ella, Lena, quién asomaba mirando maliciosamente la escena, deseando lo peor a Eva.

-¡Jacob! ¡¿Otra vez?! -Le regañó Evie. -¡¿Ahora qué ha…?! -Evie enmudeció tan pronto como vio a la gitana tirada en el suelo, con la mejilla roja cual tomate. -No te creo… Sabía que eras capaz de muchas cosas, pero nunca pensé que llegarías hasta este punto, Jacob Frye -pronunció fríamente.

-Vamos Eva, yo te ayudaré. -Dijo ofreciéndole su mano a la joven.
Mientras que Evie asistía a la joven, Jacob se quedó a solas con sus pensamientos. Se sentía un monstruo, un verdadero despojo humano por hacerle algo como eso a su querida Eva. 

Una voz en su cabeza lo justificaba diciendo que todo había sido un accidente, más era callada rápidamente por eso del maltrato psicológico que Elizabeth le había comentado.
Jacob entró en cólera y se marchó de la casa sin decirle nada a nadie, necesitaba desquitarse de alguna forma, y la mejor manera de hacerlo era visitando aquellos clubes de lucha clandestinos y emborrachándose como cosa mala.

Pero no se iría solo ya que la rusa decidió seguirle, aquel momento era una muy buena oportunidad para lograr acercarse y quedarse con Jacob. 

Por otro lado, y mientras Evie curaba a Eva, la inglesa tomó una decisión: aquella situación debía cambiar, y la única solución sería cambiar sus protegidos. La Orden no tenía por qué saberlo, y mientras que protegieran a las chicas no podían decir nada. A fin de cuentas, fueron ellos los que eligieron a las chicas.

-Bien Eva, escucha con atención, haremos un cambio, pasarás a ser mi protegida, así que pasarás el tiempo conmigo y dormirás también conmigo, así que Jacob tendrá a Lena como su protegida, además, deberás aceptar que tu relación con Jacob debe acabar hoy. -Aquellas palabras dejaron helada a Eva, ¿terminar con Jacob?

-No… -Susurró débilmente. -Quiero a Jacob… Ha sido un accidente… -Intentó justificar la chica a su amado, aunque era a la vez la verdad de lo sucedido. 

-Lo vuestro no es sano. -Repuso con calma, Eva negó con la cabeza.

-Evie, Jacob no lo ha hecho adrede… Es tu hermano, sabes como es. Él es impulsivo, ¡pero no haría daño ni a una mosca! Es torpe, sí. He de reconocerlo. Pero no lo hace con malicia… Dale una oportunidad más, la última… Por favor. -Suplicó.

-Eva, me gustaría hacerlo, pero todas las veces que he dado una oportunidad a Jacob la ha vuelto a cagar. -suspiró acariciando el pelo de la más jóven. -Lo vuestro no puede ser, y cuanto antes lo aceptes, mejor será para todos. Hazte a la idea, por favor. No hay otra opción.

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