Feliz Cumpleaños

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Los rayos de sol acariciaban el pálido rostro de un muchacho, el cual aún dormía enredado en sus sábanas azules.

- ¿Ya es de día? - dijo mientras se tapaba la cabeza, era sábado, no tenía la necesidad de madrugar, pero parece ser que se olvidó bajar la persiana anoche.

- Bueno, ya que estoy despierto aprovecharé la mañana. - comentó mientras caminaba rumbo hacia el baño. Se detuvo en frente del espejo y tirando de su camiseta hacia abajo, observó detenidamente su cuello.

- Ya está mucho mejor, apenas se nota. - había pasado una semana desde el incidente del baño, y le había ocasionado bastantes problemas a la hora de ocultarlo en clase. A pesar del calor que aún permanecía, debía llevar pañuelos y jerseys de cuello alto. 

- Bueno cuando termine el finde ya no tendré nada. - sonrió a su reflejo, y se encaminó hacia la cocina para desayunar. Cuando abrió la puerta se encontró a su hermano tirado en el suelo, este estaba dormido con la cabeza apoyada en el marco de la puerta.

-Álex...- susurró mientras lo agitaba suavemente.

- ¿Qué pasa...? - dijo somnoliento, mientras se frotaba los ojos por el cansancio. Jale sonrió al ver a su hermano en ese estado, demacrado.

- ¿Se puede saber qué haces tirado en el suelo? - preguntó el rubio entre risas, como veía que Álex no iba a levantarse en un buen rato, se sentó junto a él.

- Pues verás he querido madrugar y esperarte en la puerta... - El pelirrojo abrió los ojos como platos al recodar por qué había querido levantarse antes que su hermano. - Jale... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! - gritó abalanzándose sobre su hermano. Al parecer el propio Jale había olvidado su propio cumpleaños, así que le pilló por sorpresa. - No me digas que no sabes que hoy es 18.- Empezó a reírse Álex, contagiando su risa a Jale.

En un momento, la casa se inundó por las carcajadas de ambos hermanos. - ¿Ni un sábado podéis estaros quietos? - preguntó una mujer rubia, con una sonrisa en sus labios, poco después apareció también su marido. - Feliz cumpleaños mi amor. - felicitó a su hijo, dándole un beso en la mejilla a este.

- Feliz cumpleaños campeón. - comentó el hombre feliz mientras abrazaba a Jale. - Y ahora bajemos a desayunar, no puedes empezar tus 18 con el estómago vacío. - dijo mientras revolvía el cabello rubio de su pequeño.

- Papá, que ya soy un adulto- comentó este sonrojado, los cuatro se dirigieron hacia la cocina y tres de ellos se sentaron en los taburetes de la misma.

- ¿Con que me toca a mí hacer el desayuno? Bueno como hoy es un día especial lo dejaré pasar. Pero, vosotros fregáis. - una sonrisa se dibujó en su rostro mientras miraba las expresiones de sus hijos y su  marido.

15 minutos después todos estaban saboreando unas deliciosas tortitas con sirope de caramelo, junto con un vaso de leche, excepto Álex que bebía zumo porque no le gustaba. - Gracias mamá están deliciosas. - comentó Jale con una sonrisa mientras un rastro de sirope chorreaba desde una de sus comisuras. Su madre con una sonrisa le limpió con una servilleta, lo que hizo que el rubio se sonrojara.

- Por cierto, Jale, hoy vamos a ir a un sitio. - comentó el pelirrojo, Jale lo miró extrañado preguntándose a donde irían. - No te lo diré, es una sorpresa por tu cumple. - interrumpió Álex a su hermano cuando este estaba a punto de formular la pregunta.

Ambos terminaron de desayunar, y Álex miró con un puchero a su madre. - De acuerdo, fregará tu padre. - a lo que el mismo iba a quejarse, pero la mirada de su mujer lo silenció. Ambos besaron la mejilla de su madre en agradecimiento y corrieron escaleras arriba.

Academia de Héroes: Descongelando La Rebelión [Editando y terminando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora