Los cuatro comían cómodamente en uno de los rincones de la cafetería, aunque Jale se sentía algo incómodo, como si alguien lo estuviera mirando todo el tiempo aunque no podía vislumbrar quien.
- Jale.- Lo llamó Álex. - ¿Estas bien? - Se preocupó el menor.
- Si, es solo que creo que alguien no para de mirarme. Pero no es nada. - Dijo con una sonrisa forzada, la cual no convenció a nadie. El rubio era demasiado transparente.
- Seguro que es algún admirador. Somos muy guapos. - Se burló Álex, mientras comía de sus macarrones. Todos comenzaron a reír ante el elocuente comentario del pelirrojo.
- Por cierto, que no se te olvide que esta tarde tenemos clase de poderes. - Le informó Elian, al parecer los "especiales" tenían un par de horas extra por la tarde para mejorar en el dominio de sus poderes. La expresión del rubio cambió a una de seriedad, tendría que mostrar sus poderes en público y no se sentía muy cómodo haciéndolo.
- Creo que iré a tumbarme un rato antes de la clase. - Comentó Jale frio, acto seguido cogió su bandeja la cual aún estaba medio llena y se dirigió a depositarla en el mostrador.
- Te acompaño. - Añadió el pelirrojo a punto de levantarse, a lo que el mayor negó con la cabeza.
- Está bien, pero si necesitas cualquier cosa, dímelo. - Álex se mantuvo sentado, observando como su hermano se alejaba, mientras los otros dos presentes observaban callados.
Tras depositarla, Jale salió de la cafetería en dirección a las residencias. - Se me hace tan difícil esto. - Dijo mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, nublándole la visión. Hasta que chocó con alguien.
- Eh ¿estás bien rubito? - Oyó decir al dueño de aquel pecho tan trabajado. El rubio reconocía muy bien la voz de aquel sujeto, era Kai.
- Lo que faltaba... - susurró para sí mismo. - Em, si, solo estoy algo cansado. - Tartamudeó, y alejando al moreno con ambas manos continuó su camino hacia la habitación. - Que vergüenza, joder. - Maldijo frustrado.
Caminó lo más rápido que pudo hasta que estuvo parado frente a su puerta. - Menudo imbécil soy. - Dijo apoyando su frente en la puerta durante unos segundos. Cuando decidió que era suficiente para dejar de hacer el ridículo entró dentro.
Tiró las llaves en la mesita y se tumbó en la cama mirando hacia el techo. - Hasta en una academia llena de peligrosos me siento como el que más. - Se giró hacia un lado para echarse a llorar.
- ¡Eso no es cierto! - Gritó enfadado cierto pelirrojo que había escuchado las palabras pronunciadas por su hermano. - No eres peligroso. - Dijo mientras se sentaba en la cama de su hermano, hundiendo la colcha celeste. - Eres la persona más inofensiva que conozco. - Comenzó a acariciar el cabello rubio de Jale.
- Sí, díselo a tu cicatriz. - Dijo este, mientras apartaba suavemente la mano de su hermano.
- Jale... En clase también estará Elian. Puede curar cualquier herida. - Le informó mientras se levantaba y se encaminaba hacia la puerta.
- He quedado con Iria, quiero que vayas a esa clase, si no el que dará miedo voy a ser yo. - Cerró la puerta tras de sí no sin antes susurrar un " yo confío en ti".
- ¿Qué otro remedio tengo? - Dijo mientras pasaba la mano por su cabeza frustrado, dejando su cabello algo alborotado. Cogió un tomo bastante grueso sobre poderes elementales, en el momento en que su gélida mano lo tocó, la cubierta comenzó a volverse poco a poco celeste y en la portada pareció un copo de nieve.
- Genial, libros personalizados... - Rodó los ojos ante aquella transformación y metió el libro en la mochila. Cerró la puerta, echando la llave.
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Academia de Héroes: Descongelando La Rebelión [Editando y terminando]
FantasiaAcompaña a Jale, un chico que debe afrontar el duro destino que le espera. A través de la superación y el esfuerzo deberá enfrentar innumerables peligros, pero no estará solo, contará con la ayuda de valiosos aliados, y quizás con el apoyo de algo a...