Amigo por un día

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- Jale, tu magia hace mucha luz. - Comentó el pelirrojo, tapándose la cara con la sábana, somnoliento. - Espera, ¡magia! - Gritó este mientras se incorporaba de un salto.

- Tss no grites. - Le chistó el rubio. - He pensado que quizás debería practicar más mi magia, ya sabes... - Hizo una breve pausa y continúo. - Para que no se descontrole. - Comentó triste.

- ¡¿Puedo verte?! - Preguntó Álex emocionado con los ojos brillantes, a lo que su hermano asintió. - ¿Este es tu libro? - Dijo tomando el tomo entre sus manos para leer sus páginas. - Guau Jale, casi has terminado el tema 1. - Observó asombrado la localización del marcapáginas de su hermano. - Estas loco. - Comenzó a reír.

- Quería avanzar, ya que nos hemos incorporado tarde. - Puntualizó mientras movía sus manos en el aire. - Mira esto, pero por favor no grites. - Terminó de mover sus manos, y un gran copo se formó en el aire ante la atenta mirada de Álex. - Aún no he terminado. - Con un giro de muñeca la nieve se transformó en un pequeño caballo que galopaba por toda la habitación.

- Es precioso. - Susurró el pelirrojo asombrado, e intentó tocarlo, pero cuando las yemas de sus dedos se aproximaron al hermoso animal este se desvaneció en el aire.

- Aún no puedo hacer que dure mucho, pero desde ayer estoy progresando muy rápido. - Una tímida sonrisa se dibujó en sus labios.

- Al final no me contaste que tal fue ayer. - Álex puso un puchero, a lo que su hermano rodó los ojos.

- Te quedaste hasta tarde jugando a las cartas con Iria y cuando llegaste te tiraste a la cama. - Con sus dedos iba enumerando una a una las cosas que había hecho el menor. - Y te quedaste dormido, dime ¿Me dio tiempo a contártelo? - Dijo este reprochándole.

- Lo siento, es que Iria es muy competitiva jo. - Se rascó la nuca intentando excusarse. - Bueno ya que estamos despiertos puedes contármelo. - Le sugirió este intrigado.

- Bueno la clase comenzó de maravilla, me tuve que sentar con Kai. - Su voz estaba teñida de ironía. Cuando Álex oyó al mencionado no pudo evitar soltar un grito. - El profesor daba mucho miedo, era un señor muy siniestro. Tendrías que haberlo visto. - Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

- Elian me ha hablado de él, dice que aunque parece majo luego tiene pesadillas con el por la noche. - Puntualizó el pelirrojo, causando la risa de su hermano.

- Luego tuve que salir al césped y luchar contra Kai, con mis poderes. - La boca de Álex se abrió tanto que casi se le desencaja la mandíbula. - Y perdí, así que ahora le debo un favor. - Suspiró ante la idea de tener que hacerlo.

- Menudo subnormal, ¿Qué clase de apuesta es esa? - Se cruzó de brazos indignado, desde el primer momento Kai le había parecido un engreído que se ligaba cualquier cosa.

- Tendrías que haber visto sus poderes. Me empapó con su ola. - Destacó Jale, su cuerpo aún recordaba la adrenalina que había sentido en aquel entonces.

- Su ola de ego, querrás decir. - Las risas de los dos hermanos eran tan altas, que empezaron a golpearles la pared para que se callaran. - Deberíamos dormirnos, o mañana nos mataran. No más magia por esta noche Jale, quiero dormir. - Dijo mientras se tumbaba de nuevo y se arropaba hasta el cuello.

El rubio fue el primero en levantarse cuando sonó la alarma, desnudándose se encaminó hacia el armario. Tomó la anilla blanca y abrió la puerta. - Me pondré esto. - Escogió unos pantalones altos negros y un jersey bastante ancho de color crema.

- Levántate Álex. O te quedarás sin Nutella. - Intentó despertar a su hermano a la vez que se intentaba colocar las botas negras.

- Déjame un poco más. ¿Puedes pillarme una poca? - Dijo dándose la vuelta y quedándose nuevamente dormido.

Academia de Héroes: Descongelando La Rebelión [Editando y terminando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora