Capitulo III

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—Buen día Amor, ¿Te sientes mejor ahora?

—Un poco —respondió ella sonriendo mientras se sentaba en una silla,  envuelta en una bata de baño.

Terry se acercó con una toalla y comenzó a frotar su cabello

—Candy, —¿No crees que es mejor que vayas a ver al médico?

—Estaré bien Terry, es solo un poco de cansancio, ya pasará —respondió ella mientras disfrutaba del repentino masaje que su esposo le proporcionaba en su cabeza.

—¿Sucede algo Candy? —preguntó él al ver a travez del espejo como su adorable esposa se quedaba callada sin más.

La joven rubia hizo un gesto de desagrado, pero negó con la cabeza —No! todo está bien Terry.

—No me mientas Pecosa, no olvides se perfectamente cuando lo estas
haciendo —sonrió, —tus adorables pecas se mueven de un lado a otro —le dijo sonriendo aún —. ¿Es a caso que ya no me tienes confianza? —Le preguntó tomando una postura seria, o al menos eso pretendía.

Ella negó con la cabeza —no es eso Terry es solo que.. —se mordió el labio para buscar las palabras correctas.

—Es solo que —la instó él con un gesto de su mano para que completara la oración.

Candy inhaló profundamente para prepararse mentalmente con lo que iba a decir, Terry la observaba expectante.

—No me agrada Joseph Marlowe, mucho menos su insoportable hija.

—¡Eh! —dijo él sorprendido.

Esa frentona te devora con la mirada, es una pequeña arpia descarada que no le importa el hecho que tu y yo estemos casados, se pasa buscando cualquier oportunidad por minima que sea para estar cerca de ti, sin tener en cuenta que yo estoy
presente —Inhaló y exhaló aire —¡ya estaba dicho!

Terry reprimió una sonrisa, era la primera vez que via a Candy celosa.

—No te rías —le espetó ella con tono de advertencias —No es gracioso tener que tolerar su desagradable presencia cada tarde, inventado cualquier excusa por absurda que sea, para presentarse aquí, justo cuando regresas de la oficina.

—¿De verdad hace eso? —preguntó él.

—No me salgas con que no lo has notado —respondió ella un poco molesta.

—Ven aquí —pidió él extendiendo su brazo —ella lo tomó y se acerco —él la hizo sentar en su regazo —. Claro que no me he dado cuenta, puesto que cuando regreso a casa no me importa nada a mi alrededor, solo tu, pequeña Pecosa —le dijo mientras le depositaba un beso en sus labios —. Escúchame bien amor, yo no tengo ojos para nadie más que no seas tu, y si esa frentona —dijo repitiendo el adjetivo que ella usó anteriormente —pretende algo conmigo, se quedará sentada esperando hasta arrugarse como una pasa, pues para mi, —dijo muy despacio —no hay ni habrá otra mujer más que tú, te amo tanto y jamas, escúchame bien —jamás haré nada que te lastime, como te lo dije en Venecia, te lo repito aquí Candy —Por ti estoy dispuesto ha hacer cualquier Sacrificio De Amor —. En cuanto a Joseph —comenzó a decir el castaño —es un buen tipo, a pesar de ser el primo de la Duquesa con cara de cerdo, ha demostrado, todos estos años, ser un hombre correcto —date la oportunidad de conocerlo un poco más.

—No sé, hay algo en él que no me agrada, la ultima vez que lo vi, me dijo que no debería de salir sola, porque nunca se sabe lo que puede suceder —No me agradó en absoluto su comentario —dijo Candy ladeando el rostro —mencionó el accidente en donde la ex-duquesa y tus dos medios hermanos murieron, sentí escalofríos mientras la mencionaba.

Sacrificio De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora