Capítulo 3

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— Y es por eso, mis queridos hermanos, que estamos cada vez mas cerca de nuestro objetivo de alcanzar con nuestras propias manos la gloria a través de mí, el representante de Dios en la tierra. 

Una potente ovación se hizo escuchar en el enorme auditorio. 

Con un discurso carismático y una brillante sonrisa, el líder de la secta alzaba su mano para despedirse, dispuesto a retirarse a sus aposentos y escoltado por dos de sus guardaespaldas. Una vez dentro, cerró la puerta colocando el seguro.  

La orden del templo del sol era una secta con cientos de adeptos. Para ingresar, los seguidores habían entregado todas sus posesiones materiales al líder, para vivir una vida humilde y austera para así alcanzar la felicidad, que lograrían una vez murieran. La locación de este recinto era en un lugar retirado en las montañas, donde vivian en pequeñas cabañas y del trabajo de la tierra. 

El carismático hombre vio su propio cuerpo sobre un enorme escritorio. Sangre seca brotaba de una enorme herida de bala en la nuca, dando cuenta el punto de salida. No vio su rostro ya que este apuntaba hasta el suelo. En sus manos, una escopeta calibre 45. 

— ¡Vaya! Si que parece suicidio.— dijo el hombre mientras su rostro se derretía y su cuerpo se hacia mas pequeño. 

Dos hombres se acercaron mientras terminaba la metamorfosis. 

— No toques la escena del crimen.— dijo con tono de burla un rubio tras él. Bakugou tenía una sonrisa maníaca, orgulloso de su obra de arte. 

Midoriya por otro lado miraba con preocupación mientras abrazaba entre sus brazos un maletín color negro. 

— ¿Estás preocupado, Nerd?— no fue capaz de decir nada.— es un precio que deben pagar estas personas por sus vidas. El loco de mierda planeaba un suicidio masivo de su séquito.— El tono del rubio era plano y despreocupado, como si todo aquello no fuera mas que un intercambio justo. 

Si, el líder de la secta era un puto loco, que había encantado a un montón de gente estúpida haciendo que entregaran todo su dinero a cambio de "felicidad". Bakugou había "liberado" a esas personas, a cambio de tomar todas las ganancias de la religión inventada. 

Dinero que portaba Midoriya en la maleta. 

Para Bakugou, todos ganan. 

— Fue divertido mientras duró.— dijo una rubia, con una amplia sonrisa.— ¿Nos vamos? 

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"Noticias de último minuto. Se acaba de confirmar el suicidio del líder de la secta del templo del sol, el señor Kamiyo Makoto, de 47 años. La policía se encuentra en la escena..."

— Apaga eso, Himiko.— le dijo su madre.— no me gusta que tu y tus hermanas oigan ese tipo de noticias tan escalofriantes. 

— Si.— respondió con calma, mientras obedecía la orden. Reía para sus adentros mientras bebía su taza de leche tibia con café. 

El poder ser ella misma con sus queridos amigos era algo que aliviaba sus preocupaciones y que la mantenía lo suficientemente cuerda como para ir a su trabajo y tener lo que sus padres llamaban una "vida normal". 

Eso querían ambos adultos para la hija mayor de la residencia Toga. Y su horripilante quirk se lo impedía. Pero negar de su poder era igual a negar por completo de tu existencia como ser humano. ¿Por qué debía cambiar para agradarle al resto de las personas? Ella no había hecho nada malo. Ella no pidió nacer de esta forma. Ella no pidió ser como es.

Besar, abrazar y amar era lo que hacia la gente que se quería para demostrar su aprecio unos por los otros. 

Pero la forma de mostrar aprecio y admiración para Himiko era beber la sangre de aquellos que amaba. 

Y eso era lo que la sociedad dictaba que estaba mal con ella. 

Villain BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora