Capítulo 6

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Corría con su corazón en la mano por los blancos pasillos del edificio, empujando bruscamente a toda las personas que se interponían en su camino.

La noticia de que SU idiota estaba en el hospital hizo que le sobrevinieran mil y un emociones que no podía interpretar del todo. Lo odiaba por arriesgarse tanto en su trabajo como héroe, mientras que él estaba en casa; y el dolor en su pecho era tan fuerte que creía morir en cualquier momento.

Rogaba a Dios que Kirishima estuviera bien.

Abrió la puerta con brusquedad, y adaptando sus ojos a la iluminación de la habitación fue cuando oyó su voz.

— ¡Bakugou!— saludó enérgico el pelirrojo. Su torso descubierto, y su desnudez oculta por múltiples vendajes; su brazo derecho estaba enyesado al parecer por una fractura en su antebrazo. Sonrió deslumbrante al ver a su querido rubio explosivo.— ¡Mira! Soy una momia.

El rubio cenizo no recuerda muy bien que ocurrió después de aquello. Sus piernas se movieron por sí solas en dirección al pelirrojo y lo golpeo con la suficiente fuerza para voltearle el rostro.

Kirishima ni siquiera alcanzó a reclamarle nada. Quedó desconcertado del dolor de su mejilla, y más perdido estaba cuando sintió unos brazos rodeando sus hombros.

Y un silencioso llanto se oyó en la habitación.

Con su brazo libre acariciaba la cabeza del rubio.

— Ya pasó, Bakugou.— habló con amor.— ya pasó.

///

Bakugou recordaba las conclusiones a las que había llegado ese día, que había ocurrido hacía ya un año. La humanidad entera esta en manos de los héroes, que brindan protección a la sociedad.

¿Y quién demonios velaba por los héroes, mientras sacrificaban sus vidas a diario? Katsuki entendió de inmediato que no había nada por sobre la justicia que los protegiera, mas que del capricho del destino si decidía o no llevarse una nueva vida al otro mundo.

No. Bakugou no era de aquellos que dejaban todo al tonto asunto del azar. Ya se había perdido a sí mismo, y la delgada linea que mantenía su cordura y su contacto con la realidad era sin dudas el pelirrojo.

Trabajaría duro, y mataría a quien sea para mantenerlo a salvo. 

Aún si debía estar por sobre la justicia y la sociedad.

— Y es por eso que debo matarte. — le habló con calma a un sujeto amarrado a una camilla clínica de brazos y piernas, quien se remecía de un lado al otro en un inútil intento de liberarse de sus ataduras. 

El día de hoy el rubio se sentía inspirado. Con Kirishima había leído la noche anterior un fic de un psicópata que le arrancaba el ojo con una cuchara al protagonista. Mientras el pelirrojo estaba horrorizado con la sola idea de un procedimiento tan doloroso, Bakugou no podía evitar reír a carcajadas con fuerza, mientras le mandaba el link a su amigo de la infancia.

Tenía la teoría de que sería mucho mas fácil hacerlo con una cuchara para helado.

Bueno, echando perder aprendería.

Ese día se sentía optimista.

///

Repartió las bebidas en una sala de ambiente desenfadado. Las risas y la música eran agradables, un chico bastante rechoncho cantaba desafinado y apasionado sobre el escenario. Toga sonreía amable a los clientes, como había ensayado frente al espejo tantas veces.

Pero en su interior estaba molesta.

El olor metálico de la sangre se sentía sutilmente en el aire, haciendo que se le hiciera agua la boca. Su jefe había metido a la "sala de juegos" a un jovencito muy guapo.

Que solo él se estuviera divirtiendo le hacia sentir cierta envidia.

Pero ya le tocaría jugar con su nuevo juguete.

Villain BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora