Capítulo 10

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Toda la valentía que había surgido de él para salir de su habitación y su hogar se encontraba ahora muy abajo, varios metros bajo sus pies.

Todo ese lugar era nuevo, los edificios, los parques, las personas. ¿Cuanto tiempo había pasado encerrado? Se escondió tras una banca de madera y, nervioso, sacó su celular. Necesitaba llamar a alguien que lo ayudara: su padre, sus hermanos, quien fuera. Todo lo que quería era volver a su habitación, su zona de confort. 

Sus manos temblorosas le impidieron actuar como corresponde, y tanta fue su mala suerte que se resbaló el aparato y terminó por estrellarse contra el suelo. Para su mala suerte este no volvió a encender. Su corazón latió con fuerza, seguido de un aumento repentino de frecuencia e intensidad.

Estaba sufriendo de una crisis de pánico.

Salió corriendo de su escondite. Tal fue su desesperación que cada vez más se adentraba en la desconocida ciudad, huyendo de su sensación de muerte inminente.

Chocó con varias personas, que le gritaban que se detuviera y recibió uno que otro insulto hacia su persona y a su progenitora. Luego de veinte minutos con paso acelerado, impactó contra una chica rubia que estaba distraída mirando su celular, de pie en una desolada esquina.

Ambos cayeron al suelo. Devuelta a la normalidad (dentro de lo que él consideraba normal), abrió sus enormes ojos para encontrarse con un cuchillo apuntando su cara.

—Iba a juntarme con alguien en este instante.—dijo la chica con una voz siniestra. Unos ojos dorados, fríos y sin brillo lo hicieron estremecer. Comenzó a temblar, sabiendo que la posibilidad de ser asesinado en ese preciso instante era bastante alta. Encendió sus llamas azules, pero el miedo le impidió poder activar su propio quirk para defenderse—. ahora no estoy presentable para Bubaigawara—. murmuró con odio. 

Sudor frío comenzó a recorrer su cuerpo. Y ante el miedo a morir, solo dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

—¡S-soy yo! yo soy Bubaigawara.

La expresión de odio cambiado a felicidad. Fue una de las transiciones mas rápidas que hubiera visto jamás.

—¡Porque no lo dijiste antes! llegaste temprano, Twice.

Todo lo que pudo hacer fue seguirle la corriente.

Cuando se había dado cuenta estaba atrapado en una habitación, pero mas grande que la anterior.

La gran diferencia era de que ya no estaba solo.

///

Cuando estaban en la Academia, Bakugou odiaba salir con amigos de compras. Teniendo un carácter huraño, solo Kirishima era capaz de sacarlo de su habitación para hacer alguna actividad en grupo.

Saltando alegres como niños en Halloween, el héroe Deku y Shouto entraron a una tienda a comprar todo lo que había de descuento de All might.

Odiaba cuando se juntaban este par de nerds.

Su paciencia sólo duró 10 minutos. Tomó al nerd número uno de su brazo y lo jaló sin que el nerd número dos se diera cuenta.

—¿Por qué estamos aun con el bastardo?

—Solo trato de animarlo, Kacchan.

—Lo que sea —. dijo mientras cruzaba sus brazos—. hay algo importante de lo que quiero comentarte...

///

Una vez todo resuelto, volvió a su hogar.

Encontró a Kirishima durmiendo la siesta en el sofá de la sala, boca arriba, roncando y con un hilo de saliva saliendo de su boca. ¿Este era el chico que le había dado por el culo anoche?

Aprovechando la inconsciencia del pelirrojo, mensajeo a Toga.

"Ten todo listo, saldremos de fiesta esta noche".

"Si 😆!"

Caminó hasta el cuarto de la ropa, removiendo una plancha suelta del piso, dejando al descubierto sus juguetes personales. Sonrió.

///

Arropó a Kirishima en la cama matrimonial. Dormía como una roca. Acarició las hebras de cabello rojas, peinándolo con sus dedos. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas por la calidez del colchón y las sábanas, dándole un aspecto inocente. Y su pecho subía y bajaba con tranquilidad. Sonrió para sí mismo.

Y con una mirada llena de amor, susurró un "Te amo", besó su cien y se retiró de la habitación.

Había sido difícil ponerlo a dormir. Kirishima, al haber tomado siesta la mayor parte de la tarde, no tenía sueño. Bakugou, durante la hora de la cena. pulverizó unas cuantas píldoras recetadas por el médico (que usaba por padecer insomnio) y las disolvió en un vaso de su jugo de naranja favorito. 

No cayó de inmediato. Comenzó con un pequeño bostezo, que progresivamente fueron cada vez mas sonoros. Fue a su cama, junto a él. Tomó su mano y la acarició hasta quedarse dormido. Kirishima le sonreía como un bobo mientras caía preso del sueño.

Era hora de salir.

Villain BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora