Capítulo Dos

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 Me preguntaba que tenía que hacer, estaba ahí tirado sin hacer nada, después de tanto estrés, pánico y dolor sólo quería acostarme en la pastura y tomar un largo y reconfortante sueño, y, de alguna manera, no me sorprendía que el pasto y la tierra fueran más cómodos de lo que recuerdo era mi viejo colchón.  

¿Dónde rayos estaba, de todos modos? Tenía claro que esto ya no era siquiera Corea del sur, por que o volví a 1800 o estaba frente a Disneyland, el castillo del horizonte aun estaba muy lejos de mí pero a leguas podría decir que se ve mucho más real de lo que el castillo de Disneyland jamás podrá verse así que quedaba descartado. Lo cual me terminaba diciendo absolutamente nada del lugar en el que estoy, por supuesto. 

Procurando no empezar a pensar en tonterías sin sentido decidí echar un vistazo a mi alrededor antes de ponerme de pie y estirarme, no estuve consiente de la dura que había sido mi caída hasta que todos mis huesos tronaron al estirarme. 

Decidido empecé a emprender marcha en dirección al castillo, tomaría alrededor de unas horas llegar hasta el pero estaba bien con eso porque obviamente mi plan no era pararme frente a las puertas del castillo a pedir ayuda, lo que buscaba era encontrarme con personas en mi camino, era muy probable que hubiera algún pueblo o ciudad cerca lo que equivalía a personas, personas que pudieran indicarme más o menos que lugar es este. 

Observé el bosque que me rodeaba, me sentía maravillado sólo con esto, era ... inigualablemente bello. En este bosque, tan lleno de vida, de flores, de arboles y traviesos animalitos era como si todo me siguiera con cada paso que doy, siendo parte de mi por esos pequeños momentos en los que nos encontramos. Habían flores que en mi vida había visto, desde las más pequeñas como granos de arroz a flores cuyos pétalos cubrían mi palma entera. Los arboles eran terriblemente altos, con raíces fuertes que se expandían por todo el suelo y se hundían en la tierra, pero también había pequeños retoños que a penas eran más altos que yo, con pequeñas hojas y ramas delgadas y frágiles. Por el pasto y por los arboles corrían pequeños animalitos, animales que aunque tampoco había visto antes, con sus pequeños cuerpesitos y sus redondos y brillosos ojos era imposible para mi tenerles miedo. Algunos se trepaban por los arboles sólo para verme pasar desde la altura, ojalá pudiera quedarme en este bosque para siempre, para observarlos ir y venir. Después de tantos días trabajando en vano sólo deseaba que momentos pacíficos como estos duraran una eternidad.

Así pasó al menos una hora hasta que encontré un sendero marcado que me ayudo a seguir. Era tan extraño este lugar, estaba consciente de que nunca había ido a un bosque antes, sin embargo esto estaba muy alejado de la idea que tenía de uno, incluso empezaba a dudar de si era un bosque. Por el momento guardaría mis dudas hasta que tenga a alguien que pueda responderlas, y ese momento no llegaría si me detenía a pensar la mínima cosa. Sería peligroso que llegara la noche y yo aun siguiera en el bosque, no quería ni pensar en que animales se escondían entre la tranquilidad de los arboles esperando la noche para poder saciar su instinto, casi podía oler el peligro.

Con el aterrador pensamiento de que si me quedaba mucho más tiempo habría la posibilidad de que fuera cazado decidí apresurar mi paso. Y fue así que en cuestión de media hora el sendero me llevó a absolutamente nada, o al menos, a nada bueno. Yo estaba caminado pacíficamente con un par de preocupaciones en la mente que me distraían de mi alrededor, que no me percaté de que una clase de zorro gigantesco me seguía cauteloso por las orillas, no fue hasta que escuché como me gruñía y luego trato de lanzarse encima mío cuando lo noté, por suerte, logré esquivarlo a duras penas.. tal parece que no necesita de la noche para cazar. Fue un horror, yo quien ya me encontraba sediento y rendido tenía que correr de un zorro hambriento. Vida ¿Por qué mejor no me dejaste debajo de aquel tren?

Solté un chillido asustado y corrí lo más rápido que pude — ¡deja de seguirme, estúpido animal! — grité desesperado. Aunque, a decir verdad, el zorro no podía ser tan estúpido si decidió seguirme porque, ¡vamos!, está persiguiendo a un debilucho oficinista que la mayor parte del día se la pasaba sentado en una tiesa silla y se alimentaba en su mayoría de fideos instantáneos, si me alcanzaba no habría una gran lucha entre el y yo antes de que me diera el primer mordisco. Sí, en este saco de carne inútil se volvían los humanos promedio hoy en día.

Me asuste más cuando noté que me empezaba a agotar y prácticamente podía verme en los noticieros ''joven de 21 años fue encontrado muerto en el bosque, se especula que un zorro lo atacó brutalmente hasta matarlo, ahora, unas fotos de la escena'', sería el nuevo titular sin duda. De hecho, era un milagro que no me hubiera detenido ni tropezado ya.

A pesar de que todo parecía ir en mi contra escuché un galopeo haciéndose cada vez más fuerte. Aun si eran sólo caballos salvajes con suerte espantarían al zorro y se alejaría de mí. Sin embargo, mi nivel de torpeza era tan alto que cuando los caballos estuvieron a nada de llegar  yo me tropecé y fui a botar al suelo, para colmo el zorro no se fue y se acercó a mí peligrosamente con su mirada fija en mi cuello. Como cobarde sólo pude cerrar los ojos, cubrirme con mis brazos y llorar rendido. 

Pude sentir como sus garras se clavaban en mis brazos y rasguñaron todo mi pecho, rompiendo mi camisa como si sólo fuera papel, al igual que mi piel. Y esperaba el ataque final, sin embargo este nunca llegó, en cambio escuche un gruñido que hizo chillar al zorro. Cuando no sentí su presencia cerca mio me armé de valor, aparté mis brazos y abrí mis ojos, observe mi alrededor encontrándome con la mirada penetrante de mi salvador, parado frente a mí.

Yo solté con más libertad mis lagrimas y poco a poco me fui sentando y tomando aire, yo... no podía creer que me salvé de la muerte dos veces en un día...

Miré al hombre frente a mí - gracias, en verdad, por poco y soy carne fresca - murmuré con un hilo de voz, yo simplemente no podía dejar de temblar y llorar, no podía creer que casi muero, por segunda vez ... si esto seguía así temía vivir con traumas lo que me quede de vida, lo cual parecía que no sería una longevidad. 

El hombre me estiró su mano y yo sin dudarlo la tomé, fui jalado bruscamente lo cual me hizo reír un poco pero fue más una risa dolorosa por el desgaste muscular. 

—Lo siento, yo no ... — empezó diciendo pero calló cuando pude estar de pie. Yo lo miré y le di una pequeña sonrisa y solté su mano para secar el resto de mis lagrimas. 

Yo negué de inmediato —no, esta bien. Yo debería disculparme por ser un obstáculo en su camino. Muchas gracias por salvarme, no pensé que sería atacado por ese gigantesco zorro— dije, retomando la fuerza en mi voz. El hombre frente a mi no podía dejar de mirarme y yo ya me sentía un poco nervioso — ... ¿p-pasa algo? ¿Tengo algo?— pregunte inseguro. ¿Estaría enojado? 

—Tu nombre — me pidió. Su voz era extrañamente ronca y grave, debería ganar bien siendo la voz de comerciales, yo definitivamente compraría lo que fuera que anunciara. 

—Jeon JungKook -— respondí estirando mi mano para saludar, hábitos del trabajo. Él miró mi mano y la tomó suavemente, sorprendiéndome. 

—Yo soy Kim TaeHyung, es un gusto conocerte JungKook... un gusto en verdad. — 






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Fairy Tail || VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora