•Perdóname Jon• -Eduarjon- (Eddsworld) EDITANDO

Capítulo 1

-Cuarto de Jon-

-𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪𝓭𝓸𝓻-

El chico de ojos negros se encontraba sentado en la cama de su habitación, estaba agotado, pues había llegado de trabajar de aquella cafetería en la que trabajaba, se quitó sus zapatos y justo cuando iba a acostarse escucho una voz gruesa gritar su nombre.

-¡Jon!

-¡¿Qué pasa?!

-¡Ven!

-¡¿Para qué?!

-¡Que vengas!

-Ahs, ya voy.

El chico se levantó de su cama y fue a donde provenía la voz de su amigo.

-¿Qué ocurre?

-Lava estas camisas, *le entrega un pequeño montón de ropa*

-Mañana ¿sí? Es que estoy muy cansa...

-No, las necesito para mañana a primera hora.

-Pero, Edu...

-Bien, carajo lo haré yo.

-¡No! Lo haré yo *va al cuarto de lavado*

-Puff, idiota.

✩𝓙𝓸𝓷✩

Comencé a lavar la ropa de Eduardo, ya casi era de noche, así que me apure, para no cenar tarde y dormir temprano, a veces Eduardo es insoportable, pero en verdad lo quiero mucho, a pesar de su mal humor y un genio que nadie soporta.

Bueno, después de un rato, por fin terminé de lavar la ropa de Eduardo ¿Por qué lo hago? Para que no se moleste conmigo, un día me negué a lavar su ropa y él no me habló en toda una semana, por lo cual tampoco me llevaba al trabajo y se me hacía tarde, casi haciendo que me despidan.

-Edu, ya está tu ropa.

-Sí.

-Ejem.

-¿Qué?

-¿Gra...?

-*suspiro* Gracias, ya vete.

-Bien.

Me dirigí a mi cuarto, para al fin dormir, me quité mi ropa usual y me puse mi pijama, un pans azul y una playera gris con el estampado de un conejo blanco, me lancé a la cama y me arropé, no sin antes poner mi alarma, ahora si a dormir.

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.

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Ya era el día siguiente, me desperté por culpa de la alarma, la apagué, y me dirigí rápidamente al baño, siempre trato de ser el primero, porque siempre, Eduardo y Mark me dejan hasta el último y lo odio porque así me queda menos tiempo para bañarme; Suerte soy el primero, sin mas rodeos entre a la ducha y me bañe lo mas rápido posible.

Después de un rato salí de bañarme, me puse mi bata y comencé a secar mi cabello con mi toalla, todo se escucha muy callado, demasiado... Mire por la ventana de mi cuarto y o Dios mío, está oscuro, pues que hora es. Mire mi reloj y no podía creerlo... ¡Son las 3:30, no las 6:30! ¡Hag!...

𝓡𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓮 ♡.

Capítulo editado.