☆𝓙𝓸𝓷☆
- listo.
Dije con alivio, mientras veía todo limpio a mi alrededor, esto significa que al fin puedo irme a casa.
Estaba fuera de la cafetería en la cual trabajo, esperando el transporte que me lleva a casa, esta sensación ya la había sentido antes, la conozco; sentir que vas a ese lugar que es tu hogar, pero no se siente como uno, no es cálido, no es seguro, no da paz ni descansas, pero no puedes hacer nada porque sabes que ahí afuera sería mucho más peligroso, es como estar en una manada de lobos, pelean de cierta forma entre sí, pero no se separan porque saben que serían más vulnerables, me siento igual.
De tanto sobre pensar, no había notado que estaba cerca de casa, pague mi pasaje y baje, di un suspiro. Camine a la puerta, la abrí dando otro suspiro al ver el auto de Eduardo afuera, sin mas abrí la puerta; para mí muy "buena suerte" él estaba ahí, lo ignoré y pase de largo.
- Hey, necesito hablar contigo.
Escuche al principio del pasillo, no me atrevía a voltear, pero tampoco me atrevía a ignorarle, con mi piel erizada sin verle a la cara, le respondí.
- ¿Qué pasa?
- Miradme a la cara cuando te hablo.
Tome aire y valor para voltear, estaba dispuesto a hablar de buena manera, pero al ver lo que Eduardo traía en sus manos mi cara se torció y se convirtió en una llena de furia.
- Encontré esto en tu cuarto y...
- ¡¿Lo encontraste?, husmeaste mis cosas, ¿Cómo te atreves?!
- No, no, no. Estaba en tu escritorio.
- ¡Y seguramente lo dejé a la vista de cualquiera que entrara a mi habitación!
- Ese no es el punto, el punto es lo que escribiste aquí, sobre mí.
- ¡¿Lo leíste?!
Sin miedo me acerqué a él arrebatándole mi diario, me fui a mi habitación, pero sentí como Eduardo jalo mi brazo para intentar quitarme el diario, como pude lo quite de encima de mí.
- ¡¿Cuál es tu puto problema?!
- ¡Mira Jon, métete por el culo y come penes todo lo que quieras, pero no quiero estar en tus mierdas maricas!
- ¿Acaso te estoy obligando a que me la metas o algo así? ¡Maldito subnormal!
- No me hables así maricón o verás lo que puedo...
- ¡¿Qué?! ¡¿Vas a golpearme?! ¡Hazlo cerebro chico! No puedes argumentar nada a tu favor, por eso siempre te vas a los golpes, maldito idiota.
Me acercaba a él cada vez más haciéndolo retroceder mientras le escupía sus verdades a la cara, sentía mi corazón al mil y mi cara supercaliente de lo enfadado que estaba; se metió con mi diario, podre pasarle muchas cosas, pero jamás le permitiría pasar algo como esto, estaba tan concentrado en decirle cosas a Eduardo que cuando menos lo note me había empujado provocando que me distanciara de él.
- ¿Te crees muy valiente? ¡No podrías ganarme ni aunque tuvieras superpoderes! ¡Eres y serás siempre un debilucho de mierda, Jon! Por eso vas y te escondes en tu cuarto a llorar como una niñita escribiendo en tu libretita de mierda, porque no puedes defenderte ¡No eres nada!
Sentí como me empujaba con fuerza para arrebatar el diario de mis manos nuevamente, no estaba preparado y caí al suelo, solo para sentirme ridículo y darle la razón a Eduardo. Lo miré con mis ojos al borde del llanto, pero llenos de furia, solo miraba su cara burlona, la que siempre tenía en todos esos momentos en los que me hacía menos, en los que estaba vulnerable, solo quería que desapareciera, no quiero verlo más.
- ¡Jon..!
- ...
Y se cumplió, no vi más su cara en ese momento, solo sentí un gran dolor detrás de mí para luego ver todo en negro.
Capítulo editado.
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•Perdóname Jon• -Eduarjon- (Eddsworld) EDITANDO
Fanfiction- Jon. - ¿Si? -Me gustas. - Eduardo. - ¿Qué pasa? - Me gustas.