Chapter 10

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Max perdió la noción del tiempo,
cuando sintió un golpe en la puerta de su cuarto. El estéreo se había quedado sin baterías. Max se quitó sus audífonos rápidamente, sentándose en la cama.

Billy ni siquiera pidió permiso para entrar al cuarto de Max.

—¿Qué quieres ahora?—Max protestó, cansada de la invasión a su privacidad.—Me preguntó si tienes alguna idea de lo que es el derecho a la privacidad.—Max alzó su voz.

Billy se posó frente a ella.

—Aquí no hay privacidad.—Habló Billy, señalando con su dedo toda la habitación.

—Le diré a mamá y a Neill lo que estás haciendo.—Le advirtió Max.

—Sólo quiero hablar contigo, acerca de tu intento de chantaje. Max.—Billy sonó irónico.

—No me importa lo que tengas que decir. Haz lo que quieras y déjame sola.—Ordenó Max, acostándose nuevamente en la cama, mirando hacia la ventana.

Billy la jaló por sus piernas.

—¿Qué estás haciendo?!—Billy se abalanzó sobre Max, arrodillándose sobre la cama.

—Hago lo que quiero, tal y como lo dijiste.—Billy acercó su rostro al de ella.—Max, si alguno de los dos habla con Susan o papá, en el peor de los casos, será nuestro fin.—Le advirtió Billy.—Si hablas, yo te arrastraré también. Usaré cualquier cosa en tu contra.—Max cerró sus ojos, al sentir la cercanía de Billy.

Billy literalmente estaba encima de su cuerpo. Max trató de empujarlo, tocando su pecho empapado en sudor con sus manos, por más desagradable que fuera.

—No trates de jugar sucio.—Susurró Billy en su rostro.

Billy estaba transpirando demasiado y eso era normal. Sobretodo cuando tienes sexo salvajemente con alguien.

—¡Ya detente!—Max le gritó en su rostro.—¡Esto no es gracioso!—Max tenía sudor de Billy en su rostro, pues su cabello goteaba.

—Yo no encontré graciosos tus intentos de chantaje.—Respondió Billy, recordándole la conversación anterior.

—Sí, sobretodo... Tú estás cortado con la misma tijera.—Max le recordó.—Solo haz lo que quieras y quítate. ¡Me estás aplastando!

Billy soltó una risa burlona. Estaba dejando su sudor, mezclado con el aroma de su colonia en el cuerpo de Max; se notaba que no había tomado una ducha.

—¡Alguien puede venir!—Max exclamó, con esperanza de alguien que estuviera en casa, para regañar a Billy.

Max trataba de empujarlo, pero él pesaba demasiado.

—Solo estamos tú y yo.—Le respondió Billy, mordazmente.

Billy observó el rosado de los labios de Max, tan apetitosos.

Max sintió una vibra, similar a la que había sentido en el hospital, cuando estaba frente a su hermano, pero también un sentimiento de miedo. No estaba segura de continuar algo que sabía que estaba mal.

Max no sabía de lo que podía ser capaz Billy.

Billy siguió los impulsos que tanto contuvo por mucho tiempo. Se acercó al rostro de Max rozando con su pulgar los labios de la chica y volvió a encontrarse con sus ojos.

Max lo miró enajenada, con los labios entre abiertos. Su intuición le señaló que Billy seguiría su impulso libidinoso, algo de lo que se podía arrepentir.

La respiración de la pelirroja se aceleró tanto, que su estómago empezó a contraerse.

Billy la besó. Su interior pedía a gritos que devorara los labios de la chica y el acató ese mandato.

Autumn Leaves (Max Mayfield y Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora