—Maxine Mayfield.—Habló la terapeuta, mirando alrededor de toda la sala.
Max se puso de pies y entró a la oficina, tomando asiento frente a la terapeuta.
—Buen día, Maxine.—Saludó la mujer, amablemente.
—Buen día, señorita Curtis.—Max sonrió levemente.
—Max, ¿cómo te sientes?—Preguntó la mujer, percibiendo tensión en Max.
Max guardó silencio. Para ella era complicado expresar sus emociones. Había sentimientos encontrados; era 4 de Julio. Había pasado un año desde aquella tragedia que sacudió Hawkins.
—No lo sé.—Se limitó a contestar, tratando de contener aire en sus pulmones.
—Max, sé que es duro pensar en ello.—Hablo Curtis, buscando las palabras indicadas para dirigirse a Max.—Pero desahogarnos siempre nos viene bien.
—Cierro mis ojos y lo veo ahí, ahogándose con su propia sangre...—Comentó Max, con la respiración entre cortada.—Diciendo que lo siente, cuando yo lo siento más. Siento haber perdido tanto tiempo sin demostrarle lo mucho que me importaba, a pesar de todo.
—Max, eso es parte de la vida.—Dijo la mujer.—Empezamos a morir desde que nacemos, solo resta hasta el fin las memorias en nuestra mente. Debemos aprender a sobrellevar todo eso, sin culparnos por cosas que ya pasaron.
—Lo extraño.—Sollozó Max, sin expresión alguna en su rostro.—Lo extraño tanto. Me enferma tanto verlo ahí, postrado en una cama, muerto en vida...—Max, secó las lágrimas en sus mejillas.
—¿No crees que algún día despierte del coma?—Cuestionó Curtis, confiando en la esperanza.
—La posibilidad de que despierte es tan remota.—Contestó Max.—La maquinaria es lo único que lo mantiene con vida hasta el momento.
—No sabes lo que pueda ocurrir.—Dijo Curtis, tomando la mano de la chica.
Max no tenía esperanza alguna. Para ella, Billy jamás despertaría del coma.
...
Max salió de la oficina de la terapeuta y fue al escritorio de la asistente administrativa para que le asignarán su próxima cita.
Cuando se volteó, la chica no vio a sus padres en la sala de estar.
—Disculpe, ¿no ha visto a mi acompañante, Susan Hargrove?—Pregunto Max, extrañada por la ausencia de su madre.
—¡Ah, sí!—Exclamó la mujer, olvidadiza.—Ella me dejo esta nota para tí.—La asistente le entregó la nota.
“Tuve que ir al hospital de emergencia. Es Billy, acaba de abrir los ojos.”
Max se quedó atónita al leer la nota. La chica salió corriendo de la oficina. Y cruzó la calle, dirigiéndose al Hospital, que quedaba frente al centro de atención psicológica.
Max se detuvo al entrar al centro de visitas.
—No puedes correr por los pasillos.—Dijo el guardia, frente a la puerta que daba a las habitaciones.
—Necesito entrar a la habitación 483.—Respondió Max, con rapidez, sacando su identificación.
—Ahora mismo hay visita; solo pueden entrar dos por habitación.—Contestó el guardia.
—Necesito entrar. El paciente de esa habitación estaba en coma y acaba de despertar. ¡Tengo que verlo!—Insistió Max, a punto de empujar al sujeto de la puerta.
—Llamaré a seguridad, si no te haces a un lado.—Amenazó el guardia.
Max rodó los ojos.
—Maxine.—Habló Susan, saliendo de la sala de visitas.
—¿Billy despertó? ¿En verdad lo hizo?—Max estaba muy emocionada.
—Sí...—Susan abrazó fuertemente a Max.—Esto es increíble, los doctores decían que no lo haría, pero mira...—Susan besó la cabeza de Max.
—Necesito verlo, hablar con él.—Dijo Max, disponiéndose a entrar.
—Max.—Susan la detuvo.—Billy no puede hablar, puede escucharte y expresarse con la mirada, pero tomará un tiempo para que comience a hablar y a moverse.
Max guardó silencio y solo asintió a las palabras de su madre.
—Neill, está con él.—Mencionó Susan.
—Claro.—Respondió Max, entrando a la sala de visitas.
Max caminó hacia la habitación de Billy y entró sin hacer mucho ruido.
Neill se volteó.
—Hola.—Saludó, poniéndose de pies.
Max sonrió levemente.
—Él está ansioso por verte.—Comentó Neill, saliendo de la habitación.
Max observó la camilla de Billy a lo lejos. Tenía una mascarilla de oxígeno puesta y estaba arropado hasta la cintura. Con nerviosismo, Max caminó hacia Billy.
Max se dispuso a arropar sus brazos, pero repentinamente Billy abrió sus ojos.
Billy sintió una emoción indescriptible en su ser. El echo de que no pudiera casi moverse lo hacía sentir muy triste e inútil. Ni siquiera podía expresar con palabras su emoción al ver por primera vez en mucho tiempo a Max, con la cual durante el trance que se encontraba, había sido la protagonista de sus sueños. En cada uno de ellos, Max se encontraba.
Max se quedó sin hablar al verlo parpadear.
—Billy.—Habló la chica, conteniendo todos sus sentimientos.
Billy intentó mover los dedos de su mano, levantandolos levemente.
—Aquí estoy, Billy.—Rió Max, acariciando su mano y admirando el movimiento de sus dedos.
La voz de Max seguía siendo tan dulce, como la recordaba. Había crecido un poco, sus facciones estaban más definidas y su cabello estaba más largo. Sus cambios eran notables, pero su aura seguía siendo la misma y transmitía lo mismo, paz.
—Este es el día más feliz de toda mi vida.—Max acarició la frente de Billy.
Los ojos de Billy comenzaron a cristalizarse.
—No llores Billy, por favor, no llores...—Dijo Max con ternura, limpiando las lágrimas que caían de las mejillas de su hermano.
Max tampoco pudo contener emoción y comenzó a llorar, al verlo así.
—Te he extrañado tanto.—Dijo la chica, tomando la mano de su hermano y depositando cálidos besos en ella.—Haz sido tan valiente y estoy muy orgullosa de ti.
Billy intentó hablarle a Max en su suspiro.
—Tiempo al tiempo, Billy. Lo lograrás, solo debes ser paciente.—Max acarició su cabello.—Estaré contigo en todo este proceso.
Billy sonrió con su mirada y definitivamente Max lo comprendió a la perfección.
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Autumn Leaves (Max Mayfield y Billy Hargrove)
Fanfiction«Posterior a los sucesos de Stranger Things 3.» 🔴Editando ortografía.🔴 No esta permitida la copia o adaptación de esta historia. Todos los personajes de esta historia pertenecen a Stranger Things.