"Oh la, la, la"
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※Shawn
No puede saber quién soy. No puede ni debe hacerlo, pero lo más probable es que ahora esté intentando descifrar algo de mi pasado o de mi vida, y no la culpo, porque no le he contado casi nada sobre mí, y lo que le poco que he dicho hace parte de una clara y descarada mentira.
Suspiro y tomo nuevamente el teléfono que pedí prestado, le envié aquel mensaje hace un día y no responde.
A la mierda, iré a su casa.
Decidido, y sin pensar bien en mis actos, tomo mi moto y me dirijo hacia su residencia. Sorprendentemente recuerdo cada paso a la perfección. Dudo en el momento de tocar el timbre, pero inhalo y lo hago.
-Qué sorpresa -Iva me abre la puerta, sorprendiendome a mi también.
-Eso digo, no esperaba encontrarte aquí -sonrío. Ella me sonríe con cierta lástima.
-Creo que no quiere verte, además está muy enferma.
-¿Enferma?
-Ah... -baja la mirada, como si estuviera recordando algo-. No te contó sobre ella.
-Al parecer no, porque no sé de qué hablas.
-Mira... Se supone que ella debe ser quien te lo cuente, pero ahora está muy débil. Necesitas saberlo. ¿Qué te parece si nos encontramos en la cafetería y hablamos sobre todo esto? ¿Te parece a las cinco?
Acepto su propuesta y me despido, para volver a mi moto y resignarme a volver a aquel motel.
Opto por recorrer la ciudad, me detengo en la playa y entro en el agua. Me trae mucha calma.
¿Cómo que Camila está enferma? ¿Qué clase de situación vive para que tenga que estar así? Tengo muchas preguntas y pocas respuestas, pero no soy nadie para hablar, porque también he plantado ciertas dudas sobre mí en su cabeza.
Me encuentro pensando demasiado, así que prefiero ir de camino a la cafetería. Allí almuerzo algo y me dispongo a esperar a Iva.
Por más que trato de ignorar la noticia del televisor que lleva mi nombre, no puedo. Sólo quiero olvidarlo todo, ¿tan difícil es eso?
-Hola, disculpa la tardanza, pero Lauren se demoró en llegar.
-No te preocupes -sonrío-. ¿Quieres algo de tomar?
Ella acepta y pide una limonada de cereza.
-Mira... No sé qué haya pasado entre Camila y tú la última noche en la que hablaron -inicia luego de dar un sonoro sorbo a su bebida-, pero le molestó que no la llamaras.
-Me robaron el teléfono -miento.
"Claro, no la he llamado porque quiero evitarle el sufrimiento para cuando me vaya de nuevo".
-Está débil.
-Sí, y no logro entender por qué -golpeo la mesa sutilmente con la punta de mis dedos al ritmo de una canción que suena.
-Está enferma, a decir verdad no recuerdo muy bien el nombre de lo que tiene, pero suele afectarla mucho, y más porque todo el tiempo quiere estar haciendo algo y pocas veces se queda quieta. Como ves, suele ser terca.
-¿Sofía sabe que está enferma?
-No. Suele pensar que son simples resfriados, si lo supiera entonces se preocuparía y eso es lo que Camila no quiere.
-Pero no me parece justo que ella tenga que hacerse cargo de Sofía. ¿Por qué?
-Para empezar, sus padres se separaron cuando Sofía nació. Camila vivía con su madre pero ella consiguió un novio que no trataba tan bien a Cam, para cuando intentó vivir con su padre ya era adolescente y estaba cansada de que todos decidieran por ella. Tomó una dura decisión y dejó todo atrás, viniendo a vivir aquí con su abuela y su pequeña hermana, alcanzó a terminar la escuela pero su abuela murió, dejándole el lugar en donde viven y cierta herencia que tuvo que abandonar para dársela a su padre, que estaba metido en negocios... Un tanto turbios y oscuros.
Mierda. Su vida no ha sido nada fácil, pero no me incumbe esto y tampoco es que con mi presencia se arreglen las cosas, más bien, las empeoro.
-Wow...
-A lo que voy es que no quiero que le tengas lástima o algo así, ella es mucho para tu estúpida compasión o o la de las personas, pero al menos deberías ser valiente y frentero para decirle que fue cosa de una sola noche y no dejar que piense que eres un idiota con cara bonita. ¿No crees?
-Yo... -me encuentro balbuceando al tratar de encontrar las palabras indicadas-. No sé, esto es mucho para mí. Pero debes entender que no puedo simplemente quedarme aquí con ella a jugar a la casita mientras que nuestras vidas están hechas mierda.
-Y no te pido que jueguen a la casita, idiota. Sólo piensa en explicarle las cosas o algo así, tampoco es que me quiera meter en esto, pero Camila me preocupa. Esa chica es mi familia. ¿Entiendes? -me da una sonrisa cínica al hablar en español.
-Vale -me limito a responder. Dejo cuatro dólares en la mesa y me levanto, con la intención de irme lo antes posible.
-Shawn, Lauren ya sabe quién eres. Y yo también -Iva dice a mis espaldas.
-¿Disculpa?
-Shawn Mendes, hijo de uno de los hombres con más dinero en este país y en el mundo. No tienes ninguna hermana menor que haya muerto, te buscan porque no quieres reclamar aquella fortuna y para declarar algunas cosas porque creen que mataste a tu padre. ¿Es suficiente esa información o quieres que siga?
No respondo nada.
-A mí no me importa saber eso, podrías ser el narco más buscado del mundo o el rey de Dinamarca pero me importaría más un pepino, soy indiferente ante esa información. Por mí no te preocupes, pero Lauren es peligrosa con esa información. Ella haría lo que fuera por quedarse con Camila.
-¿Qué? -me volteo de inmediato.
-Toma asiento, esta conversación no ha terminado. Y gracias por los cuatro dólares, aunque por trabajar aquí me dan bebidas gratis -me guiña un ojo.
Gruño y vuelvo a sentarme frente a ella. Dejo reposar mis brazos sobre la mesa.
-Tal vez las veas como aquella tierna pareja de mejores amigas, pero Lauren está dispuesta a que Camila caiga bajo su encanto.
-¿Y qué con eso? Camila es completamente heterosexual.
Iva suelta una carcajada. ¿Qué le parece tan gracioso?
-Camila es una chica que prefiere vivir sin etiquetas. ¿Qué mas da si le gusta un chico, una chica o un perro? No debería ser juzgada por eso, porque al fin y al cabo te cae bien por cómo es y no por su sexualidad.
-Eso no era lo que yo decía. Pensaba que...
-Sí cariño, pensabas mal. A Camila le gustó su amiga un tiempo, pero se convenció de que era una estupidez y ahora los papeles están invertidos. ¿Por qué crees que no le agradas a Lauren? Oh la, la, la Shawn, ¿dónde está tu cerebro?
-Ya basta.
-Mejor me callo y tú también, habla con Camila y si te vas a ir deja de ilusionarla. Gracias por la limonada -sonríe y se levanta.
Suspiro.
Esto será difícil.