4. I should be running

569 23 1
                                    

"I should be running... You keep me coming for ya"







Shawn

Camila me despierta cuando abre las cortinas de la diminuta habitación. Los rayos del sol me molestan, así que cubro mi cara en busca de protección. Me incorporo y le sonrío. Ella también lo hace y se abalanza sobre mí para besarme. Logra hacer que me recueste en la cama y que nos quedemos otro rato de este modo. Sus manos recorren mi torso desnudo, y mis manos recorren las curvas de su cuerpo. Es una armonía perfecta.

Baja de mi regazo y se recuesta a mi lado, estira su codo y lo flexiona, apoyando la cabeza en su mano.

—¿Qué te trajo hasta aquí?

—Mi moto —respondo. No es como si quisiera crear vínculos emocionales ni nada de eso, tuvimos sexo y ya.

Y lo más probable es que en unos días abandone Miami, en definitiva el clima caliente no es para mí.

Ella rueda los ojos y sigue observandome, a la espera de una respuesta.

No me vendría mal desahogarme... ¿Cierto? Camila parece alguien con estabilidad mental, tal vez pueda ayudarme... Sí, inexplicablemente esto parece una buena idea.

—Solía vivir en Nueva York. Me cansé de la estupidez de las personas y simplemente empaqué mis cosas, no es como si hubiera algo que me atara allí. Tomé mi moto y empecé a recorrer diferentes ciudades, y... Ahora me ves aquí.

—¿Piensas irte?

—Tal vez.

—Ah... —parece desilusionada—. ¿Hubo alguna decisión en particular que hiciera que te fueras?

—La verdad es que...

¿Le cuento o no?

Ay, una mosca.

¿Por qué estoy divagando tanto?

Ah, porque no quiero contarle.

¿O sí?

—¿Shawn?

—Sí, perdón. La verdad es que mi hermana murió y no quería quedarme para... Ya sabes, revivir ese pasado —miro hacia otro lado—. ¿Tienes hambre?

—Sí, si quieres podemos ir a mi casa y preparo algo —dice con un tono de duda—. ¿Es malo si pregunto el nombre de tu hermana?

—No lo es. Su nombre era... Ariel. Sí, Ariel.

—Qué adorable.

—Sí, ella solía decir que era eh... ¿la sirena? —hago una mueca—. Vamos a tu casa, tomaré una ducha.

—Está bien —sonríe con algo de tristeza.

Hago lo que le digo, en cinco minutos me estoy vistiendo nuevamente.

Le hago una seña para que me siga y nos subimos a la moto. Ella me indica el camino y se abraza a mí para no caerse. Es demasiado linda, pero en definitiva no le puedo hacer esto... Y es más que la amenaza de Iva, porque Camila es un ser humano agradable en comparación a otras personas con las que me he topado a lo largo de mi vida, no podría hacerle daño.

En unos quince minutos llegamos a su casa, un edificio de color amarillo con flores que adornan las ventanas, tiene un estilo como si fueran calles de otro país, un estilo más... hispano. Hay niños jugando en la entrada y un chico tocando guitarra sentado en las escaleras. Camila lo saluda y me conduce a su lugar.

Caminamos por otros dos minutos hasta que encontramos unas escaleras y vamos a la tercera planta, ella toca la puerta y una niña de unos diez años abre la puerta.

—¡Hola, Sofía! —exclama mi acompañante. La niña se lanza sobre ella y la abraza.

—Pensé que no volverías, estaba a punto de llam... ¿Hola? —una chica pelinegra de ojos verdes aparece en la puerta y Camila se tensa, hasta podría decir que está un poco nerviosa.

—Hola, Lauren —Camila le sonríe y me empuja dentro del lugar. Su amiga, a quien ahora identifico como Lauren, me mira mal.

—¿Tú no eres el chico de...? —entrecierra sus ojos.

—Shh —Camila la calla de inmediato.

—No, no iba a decir nada de eso, de hecho yo creo que te he visto en algún lado... —trata de hacer memoria, espero que no diga lo que estoy pensando que va a decir—. ¿No eres el de las noticias?

—¿Qué? —aclaro mi garganta—. No, no, para nada. Mi nombre es Shawn, un gusto —le tiendo mi mano, ella la toma y la estrecha con un poco de desconfianza.

—Ella es Lauren, mi... amiga.

La ojiverde me sonríe de manera cínica y yo suspiro.

—Y ella es Sofía, mi hermana menor.

—Un gusto —observo a la niña como si tuviera tres cabezas, pero no me culpen, no me gustan los niños.

Nos quedamos en silencio hasta que Camila decide intervenir al decir que preparará algo de comer, aprovechando que ninguno de los presentes ha desayunado.

—¿Y por qué tardaste tanto? —Lauren se cruza de brazos y le pregunta a su amiga a través de la pequeña isla de la cocina.

—Fui a trabajar pero estaba muy tarde cuando salí, así que Shawn se ofreció a dejarme quedar en su... Casa. Pasamos la noche allí y luego quiso traerme, nada del otro mundo.

Puedo ver algo inexplicable en.la cara de Lauren. No le caigo bien, no me cae bien. Disfrutemos esto.

—¿Sólo eso? ¿Nada del otro mundo? —enarco las cejas, Lauren ahora parece molesta. Sonrío.

—De hecho... ¡Sofía! —Camila llama a su hermana, que desapareció hace unos segundos en una de las habitaciones. La niña sale de inmediato—. ¿Por qué no le muestras a Shawn el lugar?

La niña asiente complacida y me arrastra con ella al tomar mi mano. ¿Es en serio? Ahora quién sabe qué cosas le dirá de mí. ¿Y si Lauren sabe toda la verdad? Carajo.

Sofía me muestra su habitación, en donde hay una pequeña y desgastada cama, unos pocos juguetes y un viejo televisor.

—Es linda, ¿no? —sonríe.

—Por supuesto. Me encanta.

—Ahora ven, te mostraré la de mi hermana.

Tal vez esto me interese.

Abre una puerta al otro lado del pasillo y me encuentro con una cama doble, un tocador, algunas fotos en el espejo de la que supongo que es su familia, un televisor pantalla plana y un diminuto armario.

—¿Te gusta?

—Sí...

—Qué bueno —sonríe—. ¿Eres el novio de mi hermana?

—No.

—Ah —parece triste—. Deberíamos salir de aquí, volvamos a la sala.

En la sala hay dos sofás, uno azul oscuro y otro gris, un comedor de dos puestos y una pequeña mesa auxiliar.

"Ese chico no te conviene, Camz. Créeme, sé por qué te lo digo"

Mierda. Lauren me descubrió.

Sí, debería estar corriendo, huyendo... Pero Camila simplemente me mantiene aquí. ¿Por qué?

Señorita ¦ S.M ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora