15. Nueva en Nueva York

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Nueva en Nueva York







Camila

—En verdad quería agradecerte por todo, me has ayudado demasiado y no tengo palabras para describir todo el afecto y la admiración que tengo hacia ti. Siempre has estado para mí y por eso te doy esto —le tiendo la canasta de frutas y otros alimentos en la que también empaqué bonos y tarjetas de regalo—. Sé que parece poco, pero quiero que lo disfrutes con tu familia —sonrío. Iva se acerca a abrazarme y me da una gran sonrisa.

—Ay... Hace cuánto que eras una pequeña niña. Me vas a hacer demasiada falta, eres como mi hermana menor.

—Sé que será duro, pero también sé que algún día irás a visitarnos —tomo su mano y la acaricio—. En serio gracias por darme una oportunidad cuando nadie más lo hizo.

—Cami, yo creo en ti. Eres una joven brillante con un futuro asombroso por delante. Me enorgulleces mucho, y estoy feliz de verte avanzando tanto —me estrecha nuevamente entre sus brazos y acaricia mi espalda. Cuando nos separamos veo que tiene los ojos llorosos y me encargo de limpiar las lágrimas que resbalan por sus mejillas con la manga de mi suéter.

—No llores porque entonces yo también empezaré a hacerlo. Gracias por todo Iva, en serio.

—¡Iva! ¡Tu descanso terminó! —exclama quien era mi ex jefe. Mi amiga rueda los ojos y se despide de mí.

—Te visitaré en estos días, tengo algunos regalos para tus hijos también —me despido con la mano y salgo del lugar. Me reuniré con Ally e iremos por Sofia para terminar de comprar algunas cosas para nuestro viaje. En la universidad me garantizaron que tanto mi hermana como yo estaremos en las mejores condiciones, en definitiva fue una gran idea aplicar para una beca en las mejores universidades de este país.

Camino hacia el estacionamiento en donde se supone que está mi amiga en su auto. Lleva una pañoleta amarrada en su cabeza y gafas de sol.

—Estaba en la Iglesia —me explica cuando la veo raro. Me encojo de hombros y subo al auto.

Enciendo la radio y paso por varias emisoras hasta encontrar nuestra favorita en donde pasan canciones con fuertes críticas sociales y hablan de diversos temas, es interesante. Cuando van a un corte comercial, Ally decide empezar a hablarme:

—¿Cómo va todo con Jauregui?

—No hemos hablado en un tiempo.

—Entonces sí decías en serio eso de...

—¿Eso de no soportar las mentiras? Lo decía más en serio que nunca. Además de algún modo me sentí usada, éramos grandes amigas y ahora todo se reduce a esto —sé que Ally nota mi cambio de semblante porque empieza a hablar de otras cosas hasta que llegamos por mi hermana.

Sofi no se demora nada en bajar, así que apenas se sube, Ally pone el auto en marcha nuevamente.

—¿Revisaron la lista que les di? —inquiere mi amiga.

—Sí.

—Se dice sí señora —Ally molesta a mi hermana—. Hoy las acompañaré a mirar otra maleta y luego les ayudaré a empacar, ¿de acuerdo? No hay opción de respuesta negativa, así que acepten lo que les digo y sean felices.

—Yo tenía una duda sobre la lista que nos diste.

—Cuéntame, pequeña —Ally observa a mi hermana por el espejo retrovisor.

—¿A qué haces referencia cuando dices "Protección" y un intento de emoji raro.

Ambas nos sonrojamos y no sabemos qué responder. Yo ni siquiera revisé la maldita lista porque Sofia quería hacerse cargo de algo y le asigné ese trabajo.

—Ya llegamos. Podemos bajar del auto —Ally la ignora y hace que baje rápidamente del auto. Ambas insistimos en que ella vaya más adelante.

—¿Cómo se te ocurre poner eso, tarada? Ni siquiera revisé la lista —le doy un codazo cuando Sofia ya está a unos metros de nosotras.

—Bueno, suponía que mamá oso iba a revisarla primero. Menos un punto para ti —ríe. Yo también lo hago pero de manera sarcástica, haciendo que ella se ponga seria—. Lo siento.

Entramos al lugar y seguimos a Sofia, quien dice estar segura de saber dónde están algunos de los elementos que necesitamos.

—¿Y si te encuentras con ya sabes quién?

—Ally, por favor, Voldemort está en Reino Unido. Puede que esté cerca en los parques que hay aquí, pero esos no se ubican en Nueva York —bromeo mientras leo la descripción de un shampoo que tomo de la estantería.

—Sabes perfectamente que el Voldemort del que te hablo tiene nariz, cabello y además rizado, y es lindo.

—Voldy sufre tu discriminación.

—Camila —enarca su ceja derecha.

—No sé, para este punto tal vez ya ni siquiera se acuerde de mí. Si nos encontramos entonces sería raro pero tampoco me lanzaría a sus brazos así como así, además hace unos días en la peluquería Karol me contó que él está planeando su matrimonio con una tal ¿Hasley? ¿Harley? ¡Hailey ! Eso era, Hailey.

—Sí, pero si Karol hubiera investigado más entonces tú sabrías que ese matrimonio tiene todas las posibilidades de fracasar porque es obvio que es un compromiso arreglado. Entiende que en ese mundo todo son alianzas, negocios y conveniencia.

—Odio creer que tienes la razón —me cruzo de brazos.

—Siempre la tengo cariño, es mi superpoder.

—Ridícula —la miro mal y ella golpea mi hombro.

—¿Entonces qué harás si te lo encuentras?

—Depende. Si estoy arreglada lo saludo y actúo como si nada para luego sacarle el tema, si estoy lo que puedo llamar desechable entonces finjo que soy una habitante de calle, tomo su billetera y salgo corriendo para luego llamarlo y decirle que me encontré con su billetera en el suelo. Estará sorprendido de verme, actuaré como si nada para luego sacar el tema.

—A veces me pregunto por qué soy tu amiga y qué sustancias alucinógenas fuertes consumes para estar así —me observa con fingida lástima—. Pobre chico.

—Mira, Alicia...

—Ese ni siquiera es mi nomb... —cubro su boca con mi mano para que me deje seguir hablando.

—... Como te venía diciendo, estoy aterrada porque seré nueva en Nueva York y no tengo ni la menor idea de lo que me espera. ¿Entiendes eso? Será peor si empiezo a pensar en esos "qué pasaría si" los cuales incluyen a Shawn. No quiero ser odiosa, en verdad aprecio tu preocupación y tu ayuda, pero prefiero evitar este tema ahora y disfrutar estos últimos días con una de mis mejores amigas.

—Está bien, me pasé. Lo siento, Mila, pero es que te extrañaré tanto, tanto, tanto —me estrecha entre sus brazos muy fuerte—. No sé a quién voy a molestar o a quién escuchar cuando esté en épocas de crisis.

—Te visitaré, me visitarás, hay teléfonos... No hay modo de perder el contacto.

—Eso espero, nueva neoyorquina.

—Mejor camina, compraremos helado, pediremos una pizza y procrastinaremos el resto del día, anda.

Señorita ¦ S.M ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora