10. Hay algunas cosas que nunca cambian.

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"Hay algunas cosas que nunca cambian"







Shawn

—Agradezco que hayas aceptado reunirte conmigo, te prometo que te ayudaré a aclarar todo. Esto será corto—la reportera se sienta frente a mi tras estrechar mi mano.

—Sí... Eso espero —respondo distraído—. ¿Podemos empezar? Estoy algo ocupado —acomodo los botones de la manga de mi traje. Ella asiente con la cabeza y saca una libreta y un lápiz para tomar nota.

—Tengo entendido que tu padre y tú no tenían una relación tan buena... ¿Podrías aclarar eso?

—Él tenía su carácter y siempre estaba ocupado. Nunca se preocupó mucho por mí, así que yo tampoco me preocupaba por él, y no es que me afectara porque las veces que hablábamos no era malo, sólo que yo sabía todo de él y él no sabía nada de mí.

—¿Cómo respondes a las acusaciones de las personas que afirman que tú lo asesinaste?

—Les digo que coman montones de mierda, no sería capaz de matarlo. Ni siquiera por el dinero, si se dan cuenta he huido todo este tiempo con el fin de no reclamar esa estúpida herencia ni hacerme cargo de las empresas —replico muy fastidiado.

—¿En dónde estuviste últimamente?

—En varias ciudades, estuve vagando de aquí hasta allá. Nada raro ni extravagante.

—¿Reconoces a esta chica? —desliza una foto de Camila sobre el escritorio, tomándome por sorpresa.

—No.

Guarda la foto ante mi respuesta con tanta frialdad. La verdad es que no quiero involucrar a la chica en todo este lío, ya tiene suficiente con... Bueno, con todo.

Nuevamente desliza otra foto sobre el escritorio, me sorprende aún más.

—¿Y a esta?

—Sí. Fue quien me delató con las autoridades y los medios, les dijo mi ubicación.

—Tengo entendido que su nombre es Lauren —asiento con la cabeza—. ¿Tenía alguna razón para delatarte?

—Tengo entendido que no.

La mujer se queda callada y anota un par de cosas en su libreta. Mientras tanto tomo un sorbo de la botella de agua que reposa a un lado de la mesa.

—¿Qué harás con el dinero?

—Probablemente mantenga el negocio de mi padre, no dejaré a todas esas personas sin empleo, pero yo no tendría el mando. Otra parte la invertiría en otro proyecto, la donaría o... Bueno, no estoy seguro.

—Finalmente, ¿algo que quieras decir? —saca una grabadora y me indica que puedo empezar a hablar.

—Dejen de involucrar a personas que no tienen nada que ver en todo esto, mi padre murió de un infarto, yo no maté a nadie y no huía de nadie. Dejen de creerse con la autoridad para hablar sobre la vida de los demás.

—Muchas gracias, Shawn. Espero que todo mejore.

—Gracias. Ten un buen día —le sonrío. Ella se levanta y abandona la sala de juntas.

Joanne, la secretaria se asoma por la puerta apenas sale mi acompañante.

—El señor Brashier quiere verle —dice.

—Por favor, que pase.

Ella asiente con la cabeza y desaparece del lugar. Un minuto después mi amigo aparece en el umbral de la puerta.

—¿Qué tal todo? —pregunta a modo de saludo—. Qué elegante —comenta, señalando mi traje.

Ruedo los ojos. Hay algunas cosas que nunca cambian, y en definitiva Connor jamás cambiará. Por eso lo considero mi hermano.

—Vi una foto de la chica... ¿Camila? Es linda —sonríe para molestarme.

—Como sea, ¿tienes lo que te pedí?

—No lo dudes —sonríe y camina hacia mí. Me lanza su teléfono—. Como puedes ver en esa imagen, la niña dejó  su trabajo, pidió una especie de auxilio económico en su universidad pero le fue negado, pobre —hace un puchero.

—Está bien, me basta con saber eso. Ahora ejecutaré la segunda parte del plan.

—Deja ese traje por un momento y sa a disfrutar un poco, hay un gran evento que dura hoy y mañana, deberías venir.

—Por más que quiero, no puedo. Tengo que terminar de reunirme con accionistas y socios.

—Pura mierda —se levanta y saca una botella de vidrio que contiene whisky de uno de los muebles de esta sala. Saca también dos vasos y empieza a llenarlos de dicha bebida—. Entonces tómate uno.

Lo recibo y ambos hacemos una mueca cuando bebemos de los vasos.

—Es mejor que me vaya. Ya tienes la información que querías, y de verdad estás ocupado. Hablaremos luego, buena suerte —palmea mi espalda y sale del lugar.

Suspiro, no sé qué mierda hacer. Estoy perdiendo el control y no tengo ni puta idea de cómo administrar tantas cosas a la vez. Ahora estoy solo, y así no sea tan diferente de como todo estaba antes las responsabilidades influyen mucho en esto. Si sigo así, más adelante terminaré viéndome loco y tampoco sé cómo afrontaría eso.

Salgo de la sala de juntas, camino por los pasillos hasta llegar al despacho principal, el que antes era de mi padre y ahora es mío. Todo sigue intacto a pesar de que solo llegué a entrar aquí unas tres veces como mucho, y no he ordenado que quiten nada porque yo mismo quiero encargarme de tirar o dejar lo que considere. Este parece un momento pertinente, porque la próxima reunión que tengo es a las cinco, y son las dos apenas.

Empiezo por uno de los muebles que limitan con el gran ventanal que hace el papel de pared en una de las partes que da hacia las calles. Encuentro expedientes antiguos, de los cuales únicamente guardo los pertenecientes a la empresa, boto otras cosas y encuentro más espacio libre para poder guardar otros documentos.

Esto será difícil, y más aún si sigo pensando en Camila. No la puedo sacar de mi cabeza.



N/A:

Capítulo corto pero necesario. Esto ya casi se acabaaaa.

Espero que estén disfrutando la historia. Bye.

-BH

Señorita ¦ S.M ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora