Camila camina despacio y con cuidado de no arruinar su vestido o tal vez tropezarse. Retoca su maquillaje frente a un espejo que ve y sigue caminando. La chica siempre vio este día tan lejano, que ahora que lo vive todo parece mentira.
Parece mentira, hace un año ella no habría imaginado todo lo que vivió en este que ya está por terminar. Ahora usa un vestido blanco que hace que luzca radiante y es acompañada por su amiga Lauren, quien le sigue diciendo que no puede creer que haga esto.
Mientras tanto, Shawn ajusta su corbata y se observa al espejo, tratando de convencerse a sí mismo de que esta decisión es la correcta. Karen le da una amable sonrisa y pasa una mano por la mejilla del chico, dándole ánimos.
¿Será un error o está haciendo lo correcto? Muchas veces no sabemos qué puede pasar si nos dejamos llevar más por el corazón que por la cabeza, pero Shawn siempre se ha regido por la frialdad de la lógica.
Todo el mundo está en sus respectivos asientos del lugar en donde se oficiará esta ceremonia de la unión de dos almas. Amigos y conocidos de la pareja están reunidos para celebrar del amor que se tienen.
—Ya vuelvo —le dice Camila a su amiga antes de entrar al lugar. Al parecer es lo que menos le conviene hacer ahora, pero debe ir al baño. Y si tiene que ir, entonces tiene que ir.
Luego de resbalar por culpa de sus plataformas, Camila consigue llegar al baño y se encuentra con algo que le quita las ganas de entrar, y en sí, de asistir a la boda: el chico besa a quien no es su pareja. Camila no es boba, y usualmente se deja llevar más por sus instintos, así que reacciona de inmediato aunque sea lo menos racional que pueda hacer.
—¡¿Qué te pasa?! ¡Esto es un descaro! ¡Cómo pueden estar haciendo esto! —vocifera.
La otra chica presente intenta callarla, al igual que el chico, aún así consiguen que grite más.
Camila también los escuadriña con la mirada y está al borde de las lágrimas, esto le causa tanta impotencia. Consigue calmarse un poco y respira hondo.
—¿Estás bien? —pregunta el chico.
—Déjame a solas con ella —pide nuestra protagonista. El chico asiente con miedo y sale del baño.
—¿Por qué le haces esto, Hailey? —inicia—. No sabes lo afortunada que eres por tener la oportunidad de casarte con un hombre tan maravilloso como lo es Shawn. ¿Qué haces engañandolo con cualquiera que se te aparece? Todos sabemos que tú y tu madre quieren sacar provecho de su imperio, Shawn lo sabe y sin embargo te pidió matrimonio, deberías respetarlo así sea un poco.
—Mira, mocosa pobretona —la rubia pone una sonrisa de satisfacción al ver la mueca que hace Camila—. Lo que yo haga o no haga con Shawn no es de tu incumbencia. Niñita, tú fuiste solo la camarera con la que él tuvo su aventura de verano y se divirtió. Y por si no te has dado cuenta, el verano ya pasó.
A Camila le hierve la sangre de pensar en su amigo casándose con esa arpía de sonrisa socarrona.
—Ahora vete de aquí, la novia debe terminar de prepararse —Hailey le da una palmadita en el hombro, provocando que Camila salga echando humo del baño.
Shawn está impaciente, solo espera a dar aquel "Sí, acepto" y que todo acabe finalmente, pero cuando ve a Camila pasar siente un montón de cosas que no logra decifrar.
—¡Hola! —la saluda. Ella sigue derecho y no lo observa—. ¿Camila?
—No creo que sea conveniente hablar contigo ahora —responde nerviosa.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Vi a Hailey —Camila todavía le da la espalda al chico, quien se posiciona frente a ella.