11. Espero que signifique algo para ti.

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"Espero que signifique algo para ti"







Camila

—No, le digo que debe de haber un error —le repito por quinta vez al banquero al otro lado de la línea.

—Niña, ya te dije que no es mi asunto si cometiste algún crimen o no, si el dinero está ahí es por alguna razón. Y no, no fue tu universidad.

—¡Debe decirme quién depositó esa gran cantidad de dinero! No puede ser que una persona anónima me dé todo eso.

—De verdad tengo que atender otras personas, piense si fue alguna herencia o algo así. Esto no me compete más, entonces si no hay más que decir, adiós —cuelga el teléfono y sofoco un grito.

Anoche me acosté a dormir y era más pobre que la maldad de Ally. Desperté y con el dinero que ahora tengo podría comprarme cuatro mansiones en Marte y en la Luna. ¿Cómo explico esto?

—¿Qué te dijeron? —Sofi entra a mi habitación y me observa con cierta expectativa.

—Que no hubo ningún error. Alguien depositó el dinero en nuestra cuenta y ahora es nuestro.

—¡A gastar! —empieza a dar saltitos.

—No, Sofia. Si gastamos ese dinero y proviene de cosas turbias entonces seríamos cómplices.

—¿Sabes hace cuánto no como un helado? —hace un puchero—. Sé lo mucho que te esfuerzas, hermana. Pero necesitamos... Tú necesitas darte ciertos lujos, trabajas muy duro para que yo tenga lo mejor, ¿dónde quedas tú?

—Algún día tendremos todo lo que merecemos, pero ahora por más que quiera, no podemos sacar provecho de la situación.

Asiente cabizbaja y sale de la habitación.

¿Algún criminal quiere hacerme parecer culpable? ¿Fue una donación? ¿La universidad quiso darme esto de manera anónima? ¿Tengo algún familiar rico que quiera dejarme su herencia? Sé que todas las respuestas son no, pero no dejo de imaginar posibles escenarios que le den algo de sentido a toda esta loca situación.

Debo despejar mi cabeza.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación para dirigirme a la de mi hermana, está acostada en el colchón que ahora está en el piso debido a que la base se rompió hace una semana. Le dije que le daría la mía, pero no he tenido fuerzas para levantarme.

—Ponte algo lindo, saldremos —le sonrío con tristeza desde el marco de la puerta.

—¿Qué?

—Sí, es en serio. Ponte lo que más te guste, es más, hoy te llevaré a comprar ropa linda y te compraré el helado más grande que encontremos.

—Pero...

—Mira, no me salgas con ningún pero. No preguntes nada y hazme caso. ¿Puedes hacer eso?

Ella asiente con su cabeza algo confundida, le sonrío y vuelvo a mi habitación.

Quito una de las baldosas del suelo y saco una cajita que guardo allí. Son mis ahorros de los últimos cuatro años, y si no los he gastado es porque he estado planeando para un futuro que poco a poco abarca mi presente y del que no me he dado cuenta. No gastaré ese dinero sospechoso, pero le daré algo lindo a mi hermana con este dinero. Su felicidad es la mía.

Opto por ponerme un vestido amarillo y dejar mi cabello suelto. Quiero ir a la playa con Sofia, almorzaremos en algún restaurante al que ella nunca haya entrado, luego le compraré un helado y la llevaré a comprar ropa. Parece una buena idea.

Me obligo a ponerme también mis gafas de sol y cubrir mi cabeza con un sombrero, porque hay periodistas que aún siguen invadiendo mi espacio a pesar de que no hice nada.

—¡Estoy lista! —exclama mi hermana, emocionada.

—Bien, entonces podemos irnos —me reúno con ella en la sala y bajamos a la calle.

Recibo un mensaje de Ally con una respuesta positiva ante mi petición: Pedí prestado su auto y ella accedió, así que me indicó que puedo pasar a su casa a recogerlo.

—¿Por qué no paramos en la estación?

—Porque iremos en auto, pero tenemos que recogerlo —le respondo con una sonrisa a mi hermana, quien parece cada vez más sorprendida.

Luego de unos diez minutos caminando, llegamos al lugar de Ally. Ella me tiende las llaves de su auto y nos desea un buen viaje. Sofia está maravillada con todo esto, hasta pone música en la radio y empieza a cantar.

Llegamos a nuestro primer destino que es un restaurante temático cubano. Cuando entramos siento como si hubiéramos viajado en el tiempo y estuviera de vuelta en La Habana. La música es asombrosa y la decoración también, y Sofi está tan feliz como yo lo estoy.

Pedimos nuestra orden y mientras tanto conversamos un poco.

—Cami, ¿cómo era mamá?

Tiene sentido que pregunte eso, tal vez tenga vagos recuerdos de la mujer que nos dio la vida.

—Era muy tierna, siempre estaba ahí para abrazarnos y contarnos historias cuando teníamos miedo.

Ella sonríe y luego empieza a contarme sobre los rumores que rodean su escuela. La vida de esos pubertos es más interesante que la mía.

Entre risas y anécdotas divertidas finalizamos nuestro almuerzo. Ella se asusta cuando nos pasan la cuenta y su costo es lo que gastamos en una semana, pero le digo que por favor lo ignore y nos devolvemos al auto. Ahora la llevaré  a un centro comercial: Primero a comprar ropa y luego por el helado.

Me cuesta encontrar un lugar en donde estacionar el auto, pero finalmente lo hago e ingresamos al lugar. Le digo que lo recorramos y cuando veo que observa un hermoso vestido blanco de rayas azules le indico que entre a la tienda y se lo pruebe.

Sofi se lo prueba y se le ve hermoso, así que le pido que busque algunos accesorios que combinen y un par de zapatos también. Sigue algo confundida, pero lo que no sabe es que mientras ella se prueba las cosas, yo las pago y las guardo en una bolsa de tela que traje.

—Es ropa muy linda —comenta triste cuando le digo que es hora de irnos.

—Lo es, pero ¡ánimo! Te compraré un helado. Pide el que quieras —sonrío y la empujo levemente para que empiece a caminar.

Al llegar a la heladería puedo jurar que luce como una niña pequeña. Se emociona mucho y decide pedir un "Banana split" con helado de vainilla y chocolate.

—Gracias Cami, eres asombrosa —me sonríe cuando acaba su helado.

—Y ahora viene la mejor parte, ¿quieres ir a la playa? —sonrío y ella asiente emocionada, así que nuevamente cambiamos nuestro rumbo.

—¿Por qué hoy no eres la Camila Grinch? —inquiere, la miro mal.

—Quería hacer algo lindo por mi hermanita. ¿No puedo?

—Siempre haces cosas lindas por mí.

—No molestes —le subo el volumen a la radio y empiezo a cantar.

—Pero yo no empaqué mi traje de baño.

—No te preocupes, yo sí lo empaqué. Está en esa bolsa de tela. Si quieres ve a cambiarte y te espero aquí en el auto.

—Gracias —sonríe y toma la bolsa. Espero que le agrade la sorpresa, porque también le compré otras cosas.

Juego en mi teléfono mientras la espero, pero un mensaje de un número privado hace que rompa mi récord.

"Espero que signifique algo para ti, señorita"

Estoy por responder, pero Sofia llega corriendo y me sorprende al abrazarme a través de la ventana. No debo actuar sospechoso, así que bajo del auto y pasamos una agradable tarde en la playa. Mi cabeza está creando muchas teorías locas, no sé en cuál de ellas creer.

Estoy a tientas en todo esto. Y no me gusta nada.

Señorita ¦ S.M ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora