Miss entrometida

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Agité la mano que Edward sujetaba para poder quedarme junto a Matthew. Hace pocos meses hubiese matado para que Eddy me tratara de esa forma, pero ahora solamente quería conservar cómodamente mi trabajo.

ㅡMuy bien señorita Grant, si quieres que él te lleve entonces deben irse ahora; yo iré a mí reunión más tardeㅡEdward subió a su auto pero no lo encendió hasta que Matthew pasó frente a éste.

A juzgar por la actitud de ambos diría que tienen algo muy serio qué discutir, pero sé muy bien que ellos son amigos así que mi teoría de que su "reunión" se debía a una discusión previa quedaba anulada.

Una vez encaminados en la carretera con dirección a mi casa, recordé que le había dicho a Yaz que iría hoy a casa de mis padres para decirles que no tenía ningún problema de salud y que todo iría bien.

Saqué mi teléfono celular y le marqué a mi hermana para avisar que no podría ir a la casa esa noche.

ㅡ¿Por qué no vienes?, creí que ibas a renunciar para tener más tiempoㅡ reprochó como si fuera una niña pequeña.

ㅡLas cosas pasaron de otra forma y me temo que no voy a poder ir a la casa, sabes que los quiero mucho pero tendré que postergar la visita para otro día.

ㅡ¿Entonces no renunciaste?

ㅡNo, no te molestes por favorㅡle supliqué al tiempo que cambiaba el teléfono de posición hacia mi otro oídoㅡ, sigo en la empresa pero bajo nuevas y mejores condiciones.

ㅡBien, más te vale que le expliques eso a nuestro padre. Él habló al respecto con tu jefe y me temo que las cosas no fueron tan bien como esperaba.

Había olvidado por completo preguntarle al señor Breeger sobre la pequeña charla que mantuvo con mi padre en el pasillo del hospital. No quería saber lo que mi padre pensaba, debía conocer el punto de vista de mi jefe porque quien me pagaba era él.

ㅡOiga señor Breegerㅡ susurré para no interrumpir tan abruptamente su concentración.

ㅡ Dígame señorita Grant.

ㅡEn la mañana usted estaba hablando sobre algo con mi padre, ¿podría decirme por favor qué fue lo que le dijo?

Él estaba sonriendo después de que yo había formulado la pregunta, no sabía si aquella mueca se debía a que la situación en sí le parecía graciosa o era porque se estaba burlando de mi.

ㅡNo fue nada de lo que se deba preocupar. Ya llegamosㅡ susurró mientras se apresuraba a salir del auto para abrirme la puerta.

Cuando salí del vehículo el viento fresco me dió en la cara, sin embargo el saco de Edward estaba evitando que yo tiritara de frío. Fue entonces cuando Mathew cambió el saco de Eddy por el suyo.

El gesto era lindo, sí, el problema estaba en que jamás en la vida se había comportado así y eso ya me estaba incomodando.

ㅡ¿Aún tienes frío?ㅡ cuestionó como si realmente le interesara lo que yo estaba sintiendo.

ㅡNo, todo está bienㅡme quité el saco y se lo entreguéㅡ, creo que esto es demasiado. Ya he llegado a casa y le aseguro que cuando entre a ella estaré más cómoda.

ㅡ Póngase el saco entonces hasta que entre y guárdelo para cuando la venga a ver a su casa.

Para no seguir discutiendo con él me coloqué el saco y subí las escaleras que me llevaban al pequeño departamento donde estaba habitando, me asomé por la ventana para asegurarme de que ya se había ido y finalmente colgué el saco en un gancho dentro de mi armario.

¡Renuncio! a mi trabajo y a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora