Capítulo XXII "¿Así de malo es?"

47 16 0
                                    

Un día después


En el consultorio:

El azabache se encontraba sentado enfrente del escritorio de aquel consultorio. Él meneaba su pié con impaciencia, pues el hecho de que el joven médico le comentara que debían hablar algo importante en privado, era de total inquietud.

La puerta del lugar se abrió repentinamente, dejando observar al doctor adentrarse en este. —¡Buen día Yoongi!— dijo este tomando asiento.

— Buen día— sonrió, pero sin el mismo ánimo.

— Te preguntarás por qué te pedí hablar a solas...—  tanta intriga colmaba la pequeña paciencia del más joven.

— No quiero ser grosero, pero preferiría que no le dieras tantas vueltas al asunto— y por primera vez, el rubio observó incomodidad en el joven Min.

— Si así lo quieres...— tomó una bocanada de aire. —Alee se encuentra en un estado de salud no muy dichoso, por ende, sería una irresponsabilidad dejarla sola y no tratarla como se debe. Todo esto me llevó a tener la idea de que ella se queda conmigo, pero solamente por ahora— el tono de Beomgyu era un poco persuasivo.

— ¿Que mi hermana se quede contigo?— enarcó una ceja en su habitual rostro neutro.

— Sólo quiero tener control de sus medicinas y de su cuidado, ya que sabes muy bien que suele ser bastante obstinada— el médico se apoyó en  el escritorio en espera de alguna respuesta.

— Creo que podría controlar todo eso, además, tenía pensado regresar a mi antiguo apartamento— antes de continuar justificando con indirectas el hecho de que no le agradaba aquella idea, su teléfono soñó.

Inmediatamente lo sacó de su bolsillo y contestó.

— ¿Sí?—  el azabache arrugaba su nariz mientras hablaba.

Yoongi, necesito que por nada del mundo te separes de Jin, ¿Está bien?— la voz acelerada de Jimin se escuchó desde la otra línea.

— ¿Qué ocurre?— la preocupación invadió al menor.

Cariño... Es algo complicado, sólo no estés sin compañía, y mucho menos dejes a tu hermana sin vigilancia— el comisario tenía un tono suplicador.

— Bueno... Pero prometeme que me contarás todo luego— el joven Min no pudo evitar un sonrojo en sus mejillas, pues las palabras de Park siempre le provocaban eso y la mirada de Beomgyu no ayudaba de a mucho.

Te lo prometo— fue lo último que se escuchó antes de cortar.

El pelinegro guardó nuevamente su celular y suspiró antes de mencionar lo que tenía pensado.

— Aceptaré tu propuesta— soltó. —Pero con una condición. Quiero que ella se instale en tu casa, sin embargo, cuando tengas que salir o hacer otra cosa, la dejes en la mía— sin expresión alguna, Yoongi le extendió la mano con la intención de cerrar el pacto.

— Trato hecho— el rubio estrechó sus manos.


En la estación:

El joven Kook  obedeció al primer llamado de su superior, ya que notó la urgencia del comisario al pedirle que diera su declaración.

— ¡Hyung!— le llamó por la puerta de cristal que daba a su oficina.

Inmediatamente el rubio se levanta y se dispuso a hacerlo pasar.

— Que bueno que viniste— suspiró aliviado, a la vez que daba una sonrisa labial.

— ¿Qué es lo que ocurre?— el menor se encontraba confundido.

— Pequeño... Acabamos de salir de un problema, para entrar en otro— comentó Jimin, mientras tomaban asiento.

— ¿Así de malo es?— el castaño arrugó el rostro.

— Sí, por eso necesito que me comentes absolutamente todo lo que ocurrió en el Infierno— el comisario empezó a rebuscar en uno de los cajones del escritorio, hasta que la encontró. Había encontrado su grabadora.

— Lo que usted ordene, Hyung— la timidez de JungKook volvió a aparecer.


En el hospital:

El sonido del desplazamiento de la silla de ruedas retumbaba por todo el lugar, pues ya era tarde y todo estaba poco concurrido.

— ¿A dónde vamos Yoongi?— preguntó la chica con un hilo de voz.

— Vas a descansar— contestó deteniendo la silla, y también, posándose frente a ella.

— Vamos a mi casa— Beomgyu, quien estaba a su lado, fue el que aclaró.

— Pero... ¿Y tú?— esta se refirió al pelinegro.

— Yo cuidaré al mocoso— Jin bromeó, generando que todos rieran, menos el referido.

— No me provoques, porque verás lo que hace este niñato— musitó con seriedad.

— ¿Ya ves?, te van a matar— le molestó el médico.

— Sólo bromeaba— El chico Kim arrugó su nariz.

— Entonces... ¿Yo me quedaré sólo con Beomgyu?— preguntó con la esperanza de una negación.

— Sí... ¿Acaso no quieres?— los ojos achinados del menor se encontraron con los de aquella.

— No es eso, es que creí que iba a estar contigo— susurró con pena.

— No te preocupes, yo cuidaré de tí— esta vez el rubio fue quién tomó la silla y la puso en marcha, con la intención de llevarse a Alee.










WENO...





DESPUÉS VENDRÁ OTRO ESPECIAL...

7U7












write you later... So later




CIRCUS //JIMSU//YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora