Dean seguía mirándome fijamente, sin pestañear. Y con esa maldita sonrisa todavía. Yo decidí aguantarle la mirada, hasta que se separó de mi.
- Has tardado poco en husmear en mis cosas -dijo bebiéndose todo el vino de su copa.
- No he husmeado. Me habías dicho que cogiese algo, y me apareció esa bolsa y...
- ¿Y qué? ¿En vez de dejarla en su sitio, tu vas y la abres? -bufó.
Me quedé mirándole, incrédula. En parte tenía razón, pero tampoco era para ponerse así. Me aparté de él, y miré a la nada.
- No es mio -dijo al fin, después de lo que parecía un interminable silencio. Yo seguía sin mirarle-. Un amigo se metió en problemas, y me dijo que se lo guardase. Eso es todo.
- Un amigo que va perdiendo mucha sangre, por cierto. Y gana mucho dinero por eso -le miré, y Dean no tenia expresión alguna en la cara-. Tranquilo, que eso se me olvidará en un par de días -mentira.
Dean suspiró, y yo me estiré boca arriba apoyando mi cabeza en las piernas de Dean. Este me acarició el pelo, y yo empecé a pensar.
- Y dime, ¿como se llaman tus hermanos?
Dean sonrió, y seguimos hablando de todo y nada, riendo y recordando anécdotas pasadas vergonzosas. Hasta que me quedé dormida.
- No, tiene que haber algo que puedas hacer. Me lo debes -oí decir a Dean. Me giré en el sofá y caí al suelo, envuelta en la manta. Dean apareció en el comedor, y se reprimió una risa-. Sí, para el viernes. Perfecto. Gracias -colgó y empezó a reírse, y yo todavía estaba en el suelo-. ¿Qué haces ahí?
- Me ha despertado tu conversación, y cuando me he dado la vuelta, me he caído. Se me había olvidado que estaba en el sofá -me levanté del suelo y me peiné un poco con las manos. Bostecé, y miré a Dean-. ¿Qué hora es?
- Las diez de la mañana. Iba a preparar el desayuno, ¿vienes?
Estaba reunida con una clienta cuando mi móvil empezó a sonar. Lo miré, y colgué, y seguí escuchando a la clienta, pero el móvil no cesaba.
- Cógelo, puede que sea importante -me dijo sonriendo.
- No, tranquila -colgué y puse el móvil en silencio-. Perdón. ¿Por donde íbamos?
Después de aclarar el pedido de la clienta, se fue y miré mi móvil. Cinco llamadas perdidas de Dean. No tardé en llamarle, y esta vez, contesto al segundo bip.
- ¿Que es tan importante que no podía esperar?
- ¿Tienes un vestido bonito y elegante?
- Supongo, ¿por qué?
- Pontelo este viernes. Te pasaré a buscar a las nueve a tu casa.
- ¿Pero por qué me tengo que poner un vestido elegante?
- Es una sorpresa.
Y colgó. Me quedé pensando, y salí del despacho para dirigirme a la mesa de Christie. Me puse delante suyo y apoye mis manos en su mesa.
- Urgencia: necesito un vestido bonito y elegante para dentro de dos días.
- Tienes en casa algunos.
- Esos no me sirven. Quiero uno nuevo. Acompáñame de compras.
Al día siguiente abrí el local solo por la mañana, ya que por la tarde tenia que hacer unas compras muy importantes. Fuimos al centro comercial y entramos en una tienda con vestidos de todas las formas, tamaños y colores. Christie y yo empezamos a coger vestidos, y después fuimos a los probadores. Mientras yo me los ponía, ella esperaba fuera. Salí con el primero, uno verde largo, y me miré en el espejo.
- Parezco un melón con este.
Volví a entrar y me probé uno que tenía dos colores: naranja y rojo. Era bonito, pero cuando me vi con el, cambie de opinión.
- Con este parezco un pomelo.
Entré de nuevo en el probador y me puse uno con cola de sirena de color amarillo.
- Y con este parezco un plátano -dije suspirando.
- Si solo le ves el lado malo no encontraras el vestido ideal.
- Es tan complicado -dije frustrada.
- Ya le podías haber dicho a Dean que te lo regalase él. Quiero decir, el siempre va con trajes super caros, trabaja en Publishing INC., tiene un buen piso... Te lo has buscado bien, eh.
- No me he buscado nada. Solo somos amigos. Aquí la única que se lo ha buscado bien has sido tú -dije señalándola-. Dime, ¿que tal te va con James? ¿Cuanto lleváis saliendo ya?
- Todavía no me lo ha pedido... -dijo Christie en un susurro-. Hemos quedado el viernes para cenar, y espero que me pida ya de salir formalmente. Le quiero, Kate.
- Oh, que bonito -dije abrazándola-. Al fin encuentras al indicado.
- ¡Sí!
Me separé de ella y la miré.
- Ahora encontremos mi vestido. Tiene que ser algo bonito y elegante.
Mientras yo esperaba en el probador, Christie fue a dar una vuelta más. A los diez minutos volvió con una sonrisa y un vestido.
- Lo he encontrado.
Me lo tendió y me lo probé. Cuando me miré en el espejo, simplemente me enamoré de el. Era perfecto. Era de color pastel, largo con un poco de cola, de manga corta y con la espalda descubierta.
- Ya tengo vestido -dije feliz.
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Cita a ciegas
Action- Hagamos una cosa -dijo Dean de golpe-. Cambiemos las reglas de las citas. - ¿Como dices? - Tengamos una cita. Sin muestras de afecto. Solo citas. Tú y yo. Como amigos. Conociéndonos, disfrutando de lo que nos gusta a los dos. Nada de besos, nada d...