Miré mi reloj, y pasaba ya de media noche. Di un par de vueltas más, fijándome mas en las fotografías que no presté atención, pero Dean no salia de mi cabeza.
- ¿Sigue sin aparecer tu amigo? -volvía a ser Bernard, pero esta vez no le miré-. ¿Estas bien?
- Sí, estoy... Genial -dije levantando la cabeza. Le miré y sonreí.
- Oye, ¿quieres ir a dar una vuelta?
- Pero es tu exposición. ¿No deberías estar aquí?
- Todos los invitados han llegado, y algunos se han ido ya. Me he echo las fotos que tenía que hacerme y he concedido todas las entrevistas que me han pedido. Ahora soy libre de irme con una preciosa chica para despejarme. Ya que creo que no soy el único que lo necesita. ¿Me equivoco?
- No -dije casi en un susurro.
- ¿Qué me dices? -me tendió el brazo-. ¿Nos vamos?
Pase mi brazo por el suyo y salimos de la galería. Bernard llamó a su chófer, y fuimos al Hotel Palomar. Un hotel muy lujoso, todo haya que decirse. Subimos a la ultima planta, y entramos en la suite. Me quedé observando la suite, mientras Bernard entraba y se iba poniendo cómodo.
- Puedes pasar -le miré y se estaba sacando la americana-. ¿En que piensas?
- Que es un cliché. Persona famosa y con dinero, alojándose en una suite, en el hotel mas caro de la cuidad. Seguro que una habitación normal es como la suite, pero la diferencia es el nombre.
Bernard rió y empezó a quitarse los gemelos de los puños de la camisa.
- ¿Quieres beber algo? -asentí. Se dirigió al mini bar y en dos vasos puso whisky-. Ten.
- Gracias -dejé el bolso en una de las muchas mesas de la habitación, y me bebí el whisky de golpe. Le tendí el vaso, pidiéndole más-. Por favor.
- Vaya, vas fuerte -me puso mas whisky y me miró-. ¿Mala noche?
- No te lo puedes llegar a imaginar. Me ha echo mas compañía una copa de champan que mi supuesto acompañante.
- Y ahora el whisky.
- Y ahora el whisky -repetí dándole un sorbo.
- Y yo.
- Y tú, y tú -repetí también.
- No quiero que pienses mal -le miré fijamente, y el sonrió-. No quiero que pienses que te he traído aquí solo para tener sexo, o...
- ¿Que pasa, que no estoy lo suficientemente buena? -dije cortandole y señalando mi cuerpo con las manos.
- No, no es eso... Es más, mírate, eres una belleza a primera vista -dijo acercándose a mi.
- Pero por lo visto no soy una belleza para todo el mundo -y en esos momentos Bernard y yo nos terminamos el whisky a la vez.
- Pues quien no vea lo hermosa que eres, es que está ciego.
Me lo quedé mirando, y la verdad, esas eran las palabras mas bonitas que me habían dicho en toda la noche. Dejé el vaso al lado de la botella de whisky, y miré a Bernard. ¿Y qué que me sacase unos cuantos años? El hombre dice palabras bonitas, y es un bombón. Así que no me lo pensé dos veces y le besé. Puso su mano en mi cintura y me pegó a él. Me desabrochó el botón del vestido, se separó y me sonrió. Me bajó las mangas y dejé caer mi vestido al suelo. Le volví a besar, y mientras le desabrochaba la camisa. Una vez camisa fuera, me agarró del culo y me colgué de él, entrelazando mis piernas a su cintura. Y se encaminó conmigo hasta la cama. Me posó suavemente, rebuscó en sus bolsillos y de uno de ellos sacó un condón. Después, fue dejando pequeños besos desde mi cintura hasta mi boca. Todo iba bien, y era perfecto, hasta que Dean asaltó a mi cabeza. Maldita sea, ni estando con otros me dejaba tranquila.
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Cita a ciegas
Action- Hagamos una cosa -dijo Dean de golpe-. Cambiemos las reglas de las citas. - ¿Como dices? - Tengamos una cita. Sin muestras de afecto. Solo citas. Tú y yo. Como amigos. Conociéndonos, disfrutando de lo que nos gusta a los dos. Nada de besos, nada d...