Cap. 22

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Después de desayunar, Dean me llevó a casa en coche. Al llegar, vi a Christie en el portal, picando a lo que suponía que era mi piso. Y eso que tiene llaves, pensé.

- Christie me va a matar si no le abro -dije riendo.

- No la hagas esperar más.

- Nos vemos -dije saliendo del coche.

Me coloqué detrás de Christie y le toqué el hombro. Cuando se giró y me vio, parecía desconcertada.

- ¿De donde sales tú?

- Creo que esa charla ya la tuviste con tus padres, ¿no? -dije abriendo la puerta y yendo al ascensor. Piqué, y esperamos.

- Ya sabes a lo que me refiero.

- De casa de Dean.

- Últimamente pasas mucho tiempo con él.

- ¿Celosa? -dije abriendo la puerta del ascensor. Entramos y yo la miré, riendo-. Tú eres mi única mejor amiga, que te quede claro.

- Lo sé, nadie podría ocupar mi lugar. Soy genial.

- Y creída.

Llegamos a casa y lo primero que hice fue estirarme en el sofá, y cuando entró Christie se sentó encima mio.

- Por cierto, ¿qué haces aquí? -dije mirándola.

- Habíamos quedado para ir de compras.

- Cierto -dije dándome un pequeño golpe en la frente-. Me ducho rápido y nos vamos.

Y así lo hice, me duche lo más rápido que pude y me sequé con la misma rapideza. Salí del baño y miré qué ponerme. Como no hacia mucho frío, me puse unos pitillos tejanos, una camiseta negra, y encima una camisa azul clara. Me calcé con unos botines de tacón ancho color marrón y me preparé el bolso -también marrón-. Salí de la habitación y miré a Christie. 

- ¿Nos vamos ya?

- ¿Has pensando en entrar en el récord guidness? Podrías ser la persona mas rápida en ducharse y vestirse.

Fuimos a mi coche, y cuando me subí, me miré en el retrovisor y me puse un poco de rimel y de gloss. Antes de arrancar, mi móvil sonó, así que lo cogí.

- ¿Diga?

-  No hagas planes para el martes por la noche -dijo Dean.

- ¿Por qué?

- Me han invitado a una fiesta, y quiero que vengas. Dile a Christie que venga también.

- Está bien. Envíame el lugar y la hora por whatsapp.

- Ahora mismo.

Y colgó. Christie me miraba expectante.

- El martes tenemos que asistir a una fiesta. Díselo a James.

- ¿Una fiesta? ¿En el Pacific? -dijo Christie alzando la voz-. Oh dios mio Kate, ¿sabes lo que significa eso?

- ¿Que vamos a una fiesta?

- En. El. Mejor. Local. De. La. Ciudad -dijo haciendo una pausa entre palabra y palabra-. Ahí solo va la gente más cool.

- Pues por una noche serás igual de cool que los demás -dije mirando por encima un vestido.

- No me vengas con esas -dijo quitándome el vestido y volviéndolo a colgar-. Yo soy igual de cool, o incluso más, que todos los que asistirán esa noche.

- No lo dudo.

Salimos de esa tienda y entramos a otra. Yo solo miraba, Christie era la que se dedicaba a comprar. Después de probarse tres blusas y cuatro faldas, solo se quedo con una cosa de cada. Estábamos en la cola, cuando se sobresaltó y me miró.

- ¿Y tú que te vas a poner?

- Tengo ropa en casa. No soy como tú, comprándome ropa cada dos por tres.

- Me gusta la moda, que quieres que le haga.

- Cortar el grifo, por ejemplo. Te pago en el trabajo, pero ese sueldo tiene que cubrir más gastos aparte de la ropa.

- Sé como gestionar mi dinero, miss banquera -dijo dándole la ropa a la dependienta.

- Pues no lo parece, miss derrochadora.

Eran las nueve y media y estaba esperando delante de la puerta del Pacific. Christie llegaba tarda, como de costumbre. Seguro que a ultima hora se le había olvidado repasarse el maquillaje. Y por más que la llamaba, no me cogía el teléfono. Estaba marcando una vez más su numero, cuando oí gritar mi nombre. Me giré y vi a Christie llegando a la puerta con James. Ella llevaba un vestido corto y ajustado con obertura en la espalda de color azul, con un encaje transparente negro en la zona del ombligo y unos zapatos marrones, y él un traje gris con la corbata a rayas que le quedaba perfecto. 

- Kate, al fin te encontramos -dijo cuando me tuvo delante-. Nos hemos perdido y además, no te encontrábamos.

- Mentira. Conoces este sitio mejor que nadie.

- Cierto -dijo sonriendo-. Es que no podíamos aparcar -miré a James, y este asintió. Christie empezó a mirar a su alrededor-. ¿Y toda esta gente?

- Invitados, supongo. O simplemente, gente que querrá entrar.

- ¿Y qué hacemos aquí? -preguntó James.

- Buena pregunta -me acerqué al portero, y justamente la puerta se abría, y de ella salia Dean-. Hola -dije sonriendo, al verle, ya que iba guapísimo con el traje azul marino con rayas, la camisa blanca y sin corbata. 

- Hola -dijo mirándome de arriba abajo-. Vas espectacular, como siempre.

Nos hizo pasar, y mientras entrabamos Christie se me puso a mi lado y me habló al oído.

- Buena elección con el rojo, te sienta genial -dijo sonriendo.

Para esta noche elegí un vestido rojo por encima de las rodillas, ajustado a hasta la cintura y la falda ancha. 

- Amigos, bienvenidos al paraíso -dijo Dean con una copa y sonriendo.

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora