Cap. 24

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- Bien, antes de que os vayáis -dije saliendo de mis despacho y mirando a Luca, Sarah y Christie-. El viernes os lo doy libre.

- ¿Te encuentras bien? -preguntó Sarah.

- Sí, es solo que creo que nos merecemos todos un pequeño descanso.

Pegaron un pequeño grito y se despidieron. Recogí mis cosas y me fui a casa, ya que tenía que arreglarme para la cena con Ed.

Mientras me terminaba de maquillar, la advertencia de Dean me retumbaba en la cabeza. Negué varias veces, para ver si así desaparecía. Como si eso funcionase, replicó mi voz interior. Cuando terminé, me miré en el espejo: vestido azul con escote, listo; maquillaje, listo; pelo, listo; y monedero, listo también. 

Bajé a la calle, y paré un taxi. Le di la dirección, y en unos veinticinco minutos llegó. Pagué, y bajé. Me dirigí a la puerta, y miré mi reloj. Las diez en punto. Suspiré por no llegar tarde.

- Que puntual -dijo Ed a mi lado. Me giré y le miré-. Vas guapísima, encanto -me dio un beso en la mejilla y me puso la mano en la cintura-. ¿Entramos?

Estábamos manteniendo una conversación mientras cenábamos sobre la economía sumergida que hay en el mundo. Yo asentía, sin prestar mucha atención. Me fije en su atuendo: traje a medida, corbata de seda y camisa de lino. Además, tenía un anillo en la mano derecha al cual no dejaba de dar vueltas. Me preguntaba como le quedaría a Dean. Cogí mi copa de vino y le pegué un buen sorbo. A este paso, terminaría la botella.

- Y eso es lo que opino. ¿Tú que dices?

- Que necesito ir al baño. Ahora vuelvo -dije cogiendo el bolso y levantándome.

Entré en el baño y me miré en el espejo. Joder, ni una noche tranquila. Ni una. Si no estaba presente, tenía que estar en mi cabeza. Me peiné un par de veces, y respiré. Entonces, mi móvil sonó. Oh no, ahora no.

- ¿Qué?

- Solo quería saber qué tal va -dijo Christie.

- No lo sé, es todo muy... de números.

- ¿De números?

- Esta obsesionado con la economía. Dice que los números es su pasión. ¡Los números!

- Bueno, te dejo con tus números. Ya me contarás al final de la cita. Te quierooo.

Y colgó. Suspiré, y guardé mi móvil. Me miré en el espejo una vez más, y forcé una sonrisa.

Estábamos terminando el postre, cuando dejó de hablar de economía. Menos mal, pensé.

- ¿Como os conocisteis Dean y tú? -dejé la cuchara en el plato, y bebí mas vino.

- Amigo de amigo.

- ¿Sois pareja?

- Bonita manera de preguntar si tengo novio -solté.

- Touché -sonrió-. Me lo tomaré como un sí.

- Yo no he dicho nada. Además, tanto que te van los números, usa la lógica. ¿Si Dean fuera mi novio, me dejaría salir a cenar con su amigo? -dije levantando una ceja.

- Como amigos -yo solté una carcajada-. ¿Qué es tan divertido?

- Cenar. Como amigos -dije secándome una lagrima-. Me has alegrado la noche.

- Sí, lo sé, tengo un sentid del humor muy peculiar. ¿Nos vamos?

- ¿Y la cuenta?

- Ya he pagado. Dije que invitaba, ¿recuerdas?

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora