Hoy era un día gris.
Hacia mucho frío, el viento era demasiado fuerte, todos los alumnos se encontraban en la cafetería.
Millie se reunió con nosotros, nos tendió 2 cafés.
-Esta caliente.- advirtió.
-Gracias.- dijimos al mismo tiempo
Noah tomo una galleta, e intento tomar un trago de su café, pero solo consiguió quemarse.
-Te dije que esperaras.- lo regaño Millie.
Me reí de la ambos, Millie y Noah son mi pareja favorita. Tenían una historia muy linda a decir verdad.
Recuerdo.
Viernes.
Millie.
Todo se me estaba cayendo de las manos, esta semana estaba abarrotada de trabajos, por lo cuál tenía libros, cuadernos, lápices, plumas, etc. En mis manos.
-¿Te puedo ayudar? -Dijo una voz que no me resultaba familiar, sin embargo si necesitaba ayuda.
-Por favor.- el chico me quitó las cosas de sus manos.
Ahora podía mirar de quién se trataba. Me lleve una gran sorpresa, era Noah Schnapp. Era mejor amigo del capitán de americano de la escuela, Caleb, quien también tenía una fama de ser mujeriego.
No sabía si Noah era igual, pero si había escudado algun que otro rumor sobre él.
Termine de meter las cosas a mí casillero.- Gracias, fue muy amable de tu parte.
-No fue nada linda.-Dijo y me sonrió.
-No me llames linda, mi nombre es Millie.
-Lo se, íbamos en la misma secundaría.
-No lo sabía.
-Bueno, eso no importa. Será mejor que vayamos a clases, está clase nos toca juntos.
Me sentía extraña, esto era un poco raro. El timbre sonó, caminamos rápido al salón, algunas personas nos miraban extraño, yo solo les sonreía apenada.
Entramos al salón, me senté en la primera fila como era habitual, para mí sorpresa Noah no se sentó con sus amigos, sino que se sentó detrás mi.
-Estoy segura que ese no es tu lugar habitual.
-¿Me estás corriendo?
-No, solo que has estado muy raro hoy. En fin no me molestes por favor.
El profesor entró dejando a Noah con sus palabras en la boca.
♪♪♪
Martes
En este momento caminaba a matemáticas, era la última clases de hoy.
-Déjame cargar tus cosas- pidió Noah.
-No es necesario.- Dije
-No importa, quiero hacerlo.- Y sin más me quitó las cosas de la manos.
Entramos al salón y dejó mis cosas en mi banca.- Gracias.
No dijo nada pero me guiñó el ojo, suspiré cansada. Las dos horas pasaron cómo agua, estaba terminando el último ejercicio cuando la campana sonó.
-Se pueden ir, la siguiente clase comenzaremos revisando estos ejercicios.
Estaba guardando mis cosas, terminaría este ejercicio en casa, mire a la puerta Noah estaba esperándome. Comencé a caminar pero una mano se posó en mi hombro.