Romeo y Julieta

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Jade Lewis

- Otro día más en la oficina... - dije, mi mejor amiga Ashley puso los ojos en blanco. - Tú siempre tan positiva. - dijo. - Odio el instituto, es normal que esté así. - obvié. - Bueno, vamos a clase... Toca tu asignatura favorita, literatura. - me dió palmaditas en la espalda, yo solté un largo suspiro.

Llegué a clase arrastrando los pies, cogí asiento al lado de la ventana, era el mayor entretenimiento de la clase del Sr.Henderson, mirar cosas no interesantes por la ventana.

Empezó a explicar la literatura de El Renacimiento, mientras yo me dedicaba a hacer garabatos en mi cuaderno.

- Haremos un trabajo de distintas obras literarias de esta época. - informó, algunos se quejaron cómo de costumbre. - Empezaré diciendo las parejas de trabajo...

Sacó una hoja cortada por la mitad de su fichero, la cuál tenía nuestros nombres con las respectivas parejas y sobre la mesa, había un bol con distintas obras literarias.

- Romeo y Julieta, ¡Vaya! ¡Es mi favorita! - exclamó sacando una papeleta. - Jade Lewis y Luke Ross. - me quedé paralizada.

Intercambié una mirada llena de confusión con mi compañero.

Luke Ross, es un compañero de clase, pero fuera del instituto es algo más que un simple conocido. Nuestras familias se detestan y no quieren que tengamos ningún tipo de contacto, al igual que con Ravi, Emma y Zuri, sus hermanos.

- ¿No podría cambiarme de pareja? - questionó el de pecas. - No lo siento no es posible. - negó el profesor, y volvimos a intercambiar una mirada de preocupación.

No entendía porqué nuestros padres nos metían en sus líos financieros también me daba miedo preguntar porque cuando le intentaba sacar el tema a mi padre cortaba el tema, así que no quería echarle más leña al fuego.

Al sonar el timbre que ponía fin a la primera clase, para mi sorpresa, Luke se acercó a mí algo nervioso y preocupado.

- ¿Te parece bien qué le pregunte a mi madre si puedes venir a casa por el trabajo? - me preguntó, tragué saliva y asentí. - Yo se lo comentaré a mis padres también. - dije. - Vale. - contestó yéndose con Mike.

La siguiente hora empezó después de cinco minutos de descanso. Intenté prestar atención a la clase de historia pero me era imposible sólo pensaba en mis padres, en el trabajo y... en Luke. No sabía porqué pensaba en él, y lo peor, es que cuándo me daba cuenta volvía a hacerlo.

El día pasó con normalidad. Ashley fue al médico a cuarta hora, pero me avisó que no me libraba del interrogatorio.

Al llegar a casa, mis padres estaban poniendo la comida en los platos, cómo solían hacer.

- ¡Hola, papás! - saludé cuando abrí la puerta. - ¡Hola, cariño! - la primera en verme fue mi madre y me dió dos besos, luego mi padre repitió el mismo gesto. - Yo... Quería comentaros algo. - dije nerviosa jugueteando con mis dedos. - ¿Qué pasa, cielo? Nos lo puedes contar todo. - me dijo mi madre. - ¿No os enfadaréis? - pregunté insegura. - ¿Por qué nos íbamos a enfadar? - preguntó mi padre alzando una ceja. - Es sobre Luke Ross... - antes de que pudieran decir nada continúe. - Voy con él en un trabajo del Sr.Henderson, ¿Puedo ir a su casa para hacer el trabajo? - intercambiaron una mirada. - Claro, es sólo un trabajo. - me dijo mi padre. - Además no tenemos nada en contra de ese crío, no tenemos la culpa de que no tenga buenos padres. - rodé los ojos por lo último, pero les di las gracias y antes de sentarme a comer, tecleé en mi móvil a Luke avisándole que me dejaban ir a su casa.

Después de comer, abrí mi móvil y vi qué me contestó, su madre Christina Ross, lo entendió igual que mis padres y acordamos en quedar a las seis en su ático.

Me aseguró que íbamos a estar prácticamente solos; Jessie, la niñera, iba a ir con Zuri. Bertram estaría durmiendo y era imposible despertarlo. Emma iba a ir con una amiga suya al centro comercial, y por último, Ravi estaría demasiado ocupado estudiando y con la señora Kipling. ; Pero aquella noticia me ponía nerviosa, ni yo sabía porqué.

Después de escuchar algo de música para tranquilizarme, bajé a eso de las cinco y media de la tarde de casa y fui a casa de los Ross.

Al llegar, piqué al timbre y Toni, el portero, me abrió con una sonrisa.

Subí en ascensor hasta casa de los Ross y al abrirse las puertas, vi parado en frente de él, a Luke qué con una sonrisa nerviosa me sonrió.

- ¿Pasamos a mi cuarto? - me puse aún más nerviosa, asentí y Luke me guío hasta ella, me sentó en una silla bastante cómoda. - ¿Quieres algo para beber? - me preguntó con otra sonrisa. - Agua, gracias. - él asintió sin borrar la sonrisa de su rostro y salió de la habitación cómo un rayo a por la demanda.

¿Siempre está tan sonriente? O, ¿Es por mi presencia y porque estamos solos? - mi cabeza empezó a darle vueltas, pero una voz me sacó de mis pensamientos, era Luke con un vaso de agua en mano. Le di de nuevo las gracias, tomé el vaso y bebí un sorbo, bajo la atenta mirada de Luke. - ¿Qué le pasaba a este chico? - volví a pensar, pero de nuevo me sacó de mis pensamientos. - ¿Empezamos? - asentí.

Saqué mi libreta junto a mi estuche, Luke por su parte, fue a buscar su portátil.

Empezamos a trabajar, el trabajo era bastante largo pero conseguimos acabarlo.

Durante el trabajo hubieron miradas, sonrisas, risas... Y cada vez que me miraba Luke me sentía especial. Espero no hacerme ilusiones.

- ¡Por fin acabamos! - exclamé. - ¿Qué hora es? - le pregunté. - Son las nueve de la noche. - noté como mi corazón se paró. - ¿¡Qué!? Debo de irme a casa corriendo, mis padres estarán preocupados. - me alteré. - ¿Quedaremos de nuevo? - me preguntó apoyándose en el pico del escritorio. - No creo, el trabajo lo hemos terminado. - me encogí de hombros. - No me refiero al trabajo, Jade. - qué bonito sonaba mi nombre en su voz. - me refiero a quedar para ir a dar una vuelta, o algo parecido. - me propuso. - De acuerdo. - giré mi cabeza y vi una pelota de baloncesto. - ¿Juegas a baloncesto? - le pregunté. - Sí, soy el capitán de baloncesto del instituto. - dijo. - ¿A ti te gusta el baloncesto? - asentí. - ¿Entonces te apetece quedar en el parque este viernes a las seis y media?

Asentí con una sonrisa, me acompañó hasta la puerta, y me fui a casa con una sonrisa.

Enamorada de un Ross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora