¿Qué somos?

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Luke Ross

Después de cenar, fui a mi cuarto después de despedirme de Jessie y de Bertram, y una vez arriba, de mis hermanos. 

Abrí la puerta de mi habitación y dejé qué mi cuerpo cayera sobre mi cama elástica, empecé a asimilar todo lo qué había pasado hoy.

Había besado a Jade, bueno siendo concretos, ella me había besado a mí y luego nos besamos mutuamente. Mordí mis labios al recordarlo, no me lo podía creer.

Miré mi teléfono móvil y dudé en si escribirle o no. 

¿Y si le molesto? ¿Y si le agobio? ¿Pero si me contesta y me dice qué me quiere? - empecé a hacerme pensamientos absurdos. 

Si me besó ella, le escribiré yo. - pensé, era una excusa un tanto absurda, pero me servía para armarme de valor y escribirle un corto mensaje de buenas noches.

Espero qué no te hayas arrepentido de lo de hoy, buenas noches.  

Pasaron unos segundos y vi cómo se conectó, leyó el mensaje y empezó a escribir. Me salí de la aplicación para qué no pensara qué estoy obsesionado, y fue entonces cuándo recibí su mensaje. 

Espero qué tu tampoco, buenas noches Luke. 

Sonreí anonadado, y con la misma sonrisa me dormí pensando en ella. 

Jamás había tenido esta sensación de estar enamorado, pero es increíble. 

Y aún más cuándo sabes qué es correspondido.

[...]

A la mañana siguiente, de camino al instituto, una ráfaga de aire frío hizo qué me diera un pequeño escalofrío. Era principios de octubre y empezaban a notarse los cambios de temperatura. 

Entré al instituto, y nada más entrar vi a Jade hablando con su mejor amiga Ashley, esta al parecer se dio cuenta de mi presencia, Jade me miró, sonrió y se despidió de su amiga para dirigirse a mí. 

- ¿No crees qué deberíamos de hablar? - me preguntó una vez enfrente mía, asentí dándole la razón. - ¿Te parece bien quedar en Central Park a las seis? - propuse algo tímido. - Sí, claro. 

Fuimos a clase y antes de cada uno sentarnos en nuestro sitio, deposité un beso sobre su mejilla haciendo que se ruborice. 

[...]

Tal y cómo acordamos a primera hora de la mañana; me dirigí al parque y ella recién había llegado. 

- Hola, Jade. - la saludé un poco incómodo. - Hola, Luke. - respondió ella, algo menos incómoda y más sonriente. 

Nos sentamos en un pequeño banco sobre la hierba, un silencio vino a nosotros ocasionando más incomodidad, decidí romper el silencio. 

- Nunca me he enamorado. - dije, ella se incorporó dispuesta a escucharme. - ¿Cómo? - preguntó incrédula. - ¡No, por favor! - exclamé tenía miedo de qué se me malinterpretara. - No, hasta ahora... - confesé bajando la voz, pero lo suficiente para qué la del flequillo lo escuchara. - Antes de ti, no creía en las bobadas del amor o simplemente no pensaba en ello. Antes de ti sólo pensaba en las animadoras de gimnasia o las chicas guapas qué veía en el parque... Y antes de ti, no pensaba en nadie antes de irme a dormir o recién despierto. - pausé, me estaba empezando a sonrojar. - Jade tú me estás cambiando, y eso tiene qué significar algo. Si no dime, ¿Por qué sonrío siempre qué te veo? ¿Por qué pienso en ti la mayor parte del día? ¿Por qué tengo ganas de besarte cómo nos besamos en la cafetería ayer? - la miré, sus labios estaban entreabiertos y sus pupilas algo dilatadas. 

Pasaron unos segundos hasta qué Jade abrió la boca.

- ¿Entonces estás enamorado de mí? - me preguntó mirándome a los ojos con su mirada color café, qué me hacía perderme siempre. - Eso parece. - le contesté lo más sincero posible. - ¿Y qué pasa con nuestros padres? 

Nuestros padres cómo todo el mundo sabe, tuvieron problemas económicos, haciendo qué a todo el mundo de su entorno, es decir, nosotros, nos veamos involucrados en este problema. Esa era la realidad qué nuestros padres nos habían hecho aprender, haciendo qué perdiéramos total contacto con la familia Lewis. 

Pero la otra realidad es qué nuestros padres trabajaban a menudo fuera de casa, sobretodo los míos. En casa mi familia ya sabe lo qué siento por Jade, igual qué también, me avisaron de las consecuencias qué tendría, consecuencias las cuáles tengo más qué entendidas. 

También las veces qué ha ido Jade a casa, se ha sentido acogida tanto por mis hermanos hasta de Bertram, él qué dice odiar a los niños, al parecer a Jade no tanto. Lo qué me hace entender qué él y todos, le dan el visto bueno. 

Así qué no veo ningún problema para estar con ella, ¿Verdad? 

- No creo qué haya ningún problema Jade. - le sonreí y ella me la devolvió. - Pero... Quiero pedirte salir de una forma más especial. - alzó una ceja extrañada. - No quiero qué te gastes dinero por mí. - empezó a decir, pero la callé dándole un beso. 

Ahora tenía qué pensar una manera para pedirle salir. - pensé para mis adentros. 


Enamorada de un Ross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora