Capitulo 4

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-Mi señor, por favor- exclamaba la joven detrás de el una y otra vez- Deténgase por Aslan.
Peter Pevensie caminaba apresuradamente por los pasillos del castillo, su mente era un completo caos. Recordaba el choque, los gritos, el dolor, su cuerpo destrozándose en pedazos, y luego, absolutamente nada, hasta que su mirada se poso en aquella joven de cabellos castaños.
Sus años en el aprendizaje de la medicina le permitieron determinar rápidamente que tenia un desgarro abdominal severo y varios cortes esparcidos por todo el cuerpo, sin embargo, gracias a la poción de su hermana, su piel fue cociéndose de nuevo por arte de magia, y sin darle tiempo a la castaña de pensar, tomo el frasco de sus manos y salió disparado en busca de sus hermanos con la muchacha como su fiel perro guardián.
-¿Que es lo que a pasado? ¿Donde están mis hermanos? ¿En que año estamos? -Cuestiono rápidamente sin voltear a mirarla. La pobre muchacha estaba roja del esfuerzo por tratar de seguir el ritmo del gran rey - ¿Quien eres tu?
-Mi nombre es Isabella señor, y en cuanto a que esta pasando, no lo se. Usted y tres jóvenes mas aparecieron por arte de magia en la sala del trono -exclamo rápidamente siguiendo a aquel muchacho bonito - Por favor mi señor, le ruego que regrese a sus aposentos, usted esta gravemente herido, debe de esperar la llegada del curandero.
Peter sonrió irónicamente de costado provocando pequeños aleteos en el estomago de la joven.
-¿Tienes idea de que es esto? - Cuestiono sacudiendo el cordial y mirándola de reojo.
-Pues ... no - balbuceo perdida en su mirada - El profesor solo a dicho que debía darte una gota en lo que llegaba el curandero, pero, por lo visto es alguna especie de tranquilizante extremo ... Yo, no lo se.
El gran rey rio sin poder evitarlo -Me temo que es mucho mas simple Lady Isabella, lo que me diste es una pócima mágica que cura casi todo- relato- Un regalo de Santa en pocas palabras
-Santa no existe - chillo contrariada- Solo es un cuento para niños.
-Te encuentras en un mundo con criaturas parlantes, ¿Y te atreves a cuestionar a Santa? ¿Que les enseñan a los niños estos días? ... Créeme, el sujeto existe, aunque, quizás un poco mas delgado de lo que se especula - rio.
Peter no podía sacar de su cabeza los gritos de su familia, sin embargo, la presencia de Isabella y, encontrarse en Narnia, reconfortaban su corazón de alguna manera. Con buen ritmo alcanzaran el salón del trono en menos de 10 minutos. La muchacha estaba frenética, si los lores o ancianos de la corte veían al joven con aquellas fachas, la mandarían a colgar.
-Mi señor, comprendo lo que dice, pero, por favor no ingrese, esta prácticamente desnudo -exclamo sonrojándose - Los señores del consejo pedirán por su cabeza.
Peter volvió a reír, su risa era ligera y musical.
- Créeme, aunque quisieran no harán nada. Por cierto, mi nombre es Peter, ya deja de decirme señor, no soy tan viejo- exclamo viéndola por ultima vez antes de empujar las puertas.
Isabela se quedo estática por un momento, su mente no había logrado atar los cabos sueltos aun. Tan falta era su fe en los mitos y leyendas, que jamás paso por su cabeza que ese muchacho descarado y de belleza sin igual, era sin lugar a duda, el Gran Rey Peter. Solo los que lo presenciaron y, unos pocos mas en el reino, creían de la participación de las leyendas de antaño en la guerra, todos lo atribuían a una estrategia de batalla, al igual que el supuesto enamoramiento del rey por la bella Susan Pevensie ... ¡Valla sorpresa que se llevarían!

Las Crónicas de Narnia: MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora