Capitulo 21

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Miraz estaba muerto.
La guerra habia acabado.
Narnia era libre.
Caspian era el nuevo rey de Narnia.
Aquella noche de primavera, la celebraciones se extendieron hasta altas horas de la madrugada, los narnianos y sus monarcas danzaban sin cesar bajo las estrellas en el bosque. Libres de preocupaciones.
-Quiero enseñarte una cosa- susurro una voz que conocía perfectamente en su oído. La muchacha se volteo y le regalo una sonrisa deslumbrante mientras asentía levemente. Ambos se escabulleron por el bosque, cuidando que nadie los viera. Lejos de las miradas indiscretas, el rey tiro suavemente de sus brazos, uniéndolos en un dulce beso.
-Te amo mi reina- susurro sobre sus labios. Ninguno sabia como habia pasado, pero con el correr del tiempo, habian caído perdidamente el uno por el otro.
Era un amor secreto.
Prohibido.
Un amor que iba contra toda regla de decoro.
Pero era suyo, tan puro y sincero como la sonrisa de un recién nacido.
-Ven- dijo guiándola por una entrada secreta al castillo telmarino. Se adentraron en un pequeño jardín, oculto de miradas indiscretas.
-Este era el jardín de mi madre- susurro besando su cuello- tienes que verlo a media noche, porque es cuando ocurre la magia. Mi padre lo construyo para mi madre como regalo de bodas, tiene flores de cada punta del mundo.
La reina sonrió perdiéndose en sus ojos, mientras las campanas del gran reloj de la plaza sonaban. El lugar se ilumino como un cuento de hadas, miles de flores abrieron sus pétalos, con los colores mas extraños que la joven habia visto, emanaban brillo y luz, dando vida al jardín de la difunta reina. Miles de luciérnagas revoloteaban por el aire disfrutando la brisa primaveral. Era mágico.
Con la boca levemente abierta, volteo a ver a su amado. El joven parecía un príncipe de cuentos de hadas, su valiente príncipe azul del que Lucy amaba tanto hablar. Sus ojos brillaban con el brillo de cientos de estrellas.
-Este lugar es increible- murmuro mirando impresionada todo a su alrededor- gracias por enseñármelo. Es bellísimo.
Caspian sonrió, colocando uno de sus mechones rebeldes detras de su oreja y, acariciando suavemente su mejilla.
-¿ Sabes que es lo mas magnifico de este lugar? -inquirió- la bella chica que tengo ante mis ojos, todas las cosas del mundo palidecen a tu alrededor. Eres, sin duda, la flor mas hermosa en este jardín. Tu sonrisa podría iluminar hasta el rincón mas oscuro de mi alma.
Caspian rodeo levemente su cintura, dándole vueltas en el aire haciéndola reír de la sorpresa - Mi reina, mía y solo mía ... nose que hechizo usaste conmigo, pero estoy perdidamente enamorado de tu sonrisa.
-No puedo decírtelo- respondió con coquetería - o alguien podría intentar robarte.
Entre risas cayeron al césped, las gotitas de roció se apoderaron rápidamente de su ropa. El joven rey jugo con un mechón suelto de su cabello, mientras contemplaba el infinito en sus ojos azules. No sabría decirte cuanto tiempo pasaron así, enfrascados en su mundo, simplemente perdidos en los ojos del otro, pero, de un momento a otro, sus labios se volvieron a unir y, no se separaron en lo que quedo de la noche.
Sus ropas cayeron, sus barreras se decidieron, todo lo que los rodeaba desapareció. Ya no eran reyes, eran una pareja de enamorados que se entregaban al acto mas puro de amor entre dos personas.
-¿Estas segura? - susurro el rey mirándola a los ojos- yo...
-Quiero que seas el primer y, ultimo hombre en mi vida mi amor- respondió con la voz cargada de emoción, mientras unía sus manos- confió en ti, hasta el final
Y así, con la luna de testigo, se unieron en cuerpo y alma, forjando una promesa que ni el mismo destino podría quebrar.
-¿Que pasara ahora?- susurro la joven jugando con sus manos mientras su cabeza descansaba en su pecho desnudo.
-Tenemos toda una vida para averiguarlo mi reina, nuestro amor es mas profundo que el tiempo y el espacio, trasciende los espacios de lo terrenal, trasciende absolutamente todo. Mi amor por ti, no necesita contratos o alianzas, mi amor por ti, es lo que mantiene al mundo girando sobre su orbita. Yo soy tuyo mi reina, hasta el final de mis días
- Y yo soy tuya mi rey- respondió con simpleza dejando su cuerpo caer en los brazos de Morfeo. Sin saber que aquella noche, seria la ultima en la que fueran uno, la ultima en que estarían juntos por un largo tiempo, sin saber que su mundo y su corazón se destrozaría al día siguiente.

Las Crónicas de Narnia: MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora