Las Crónicas de Narnia: Marcado

Capitulo 15

Otro estallido sonó a su derecha mientras intentaba estabilizarse con ayuda de sus soldados. El castillo apestaba a azufre, la visibilidad era reducida y sus pulmones clamaban por un sorbo de aire limpio.
-Se ha bloqueado el acceso al ala oeste majestad- informo QA
Caspian cerro los ojos agotado, 40 minutos atrás, el grupo mas extraño de criaturas comenzó a atacar el pueblo Narniano. Los ciudadanos habia corrido a esconderse tras los muros del Castillo, mientras el consejo coordinaba, bajo su orden, la evacuación del Castillo. No habia visto a Peter o Susan tras el caos, supuso que sea lo que sea que el gran Rey estaba enfrentando, podría resolverlo solo ya que a fin de cuentas, ambos eran reyes y, la seguridad de su pueblo estaba antes de sus intereses personales.
Al tomar aquella decisión, vio por la ventana como el pueblo huía despavorido hacia el castillo. Los tambores de batalla sonaban mientras sus atacantes entonaban un extraño cantico en un lenguaje desconocido. Cuando el ultimo Narniano estuvo dentro, el ataque inicio. Pesadas bolas de fuego impactaron contra la fortaleza destrozando todo a su paso.
-Mi señor, debemos salir de aqui-inquirió el centauro- ya no hay nada que podamos hacer.
El muchacho le suplico una ultima vez a Aslan que proteja y guie a su pueblo fuera de la contienda antes de partir.
-¿Noticias de los reyes? - Cuestiono el muchacho nuevamente
-No majestad, creemos que deben de haber salido en el inicio del levantamiento, antes de que el pabellón norte se desmoronara.
-¿Que quieres decir con creemos? ¿Acaso no fui explicito al ordenar su evacuación?
-Si su majestad- dijo un viejo Lord del consejo- los soldados fueron a buscarlos pero las habitaciones estaban vacías.
-Descuide mi rey- exclamo Buscatrufas- sus majestades ya deben estar fuera.
Caspian rezo porque así fuera, sabia que Peter la protegería sin embargo, no pudo evitar que los nervios lo consumieran.
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Susan cerro los ojos con fuerza mientras escuchaba la discusión de su hermano con Madam Rosmerta. La mujer si que era obstinada.
-Aslan-Susurro al viento- Aslan protege a Rillean por favor, hare lo que sea. Solo protégelo.
Súbitamente sintió como una cálida brisa florar llenaba la alcoba y menguaba su dolor
-Gracias- susurro mientras las lagrimas volvían a surcar sus mejillas.
-Yo no confiaría tanto en Aslan Cariño-Susurro una voz apretando una daga sobre su cuello- ¡Mira nada mas! ¡Nuestra reina se ha estado divirtiendo! ¿No es así? ¿ Acaso sabes quien es el padre? ... Supongo que cuando ella termine contigo, tu y yo podremos divertirnos un poco- exclamo besando su cuello. Apestaba a licor y carne podrida, un aroma tan nauseabundo que hacia girar su entorno. Su sangre se volvió espesa mientras las palabras salían de su boca como un rio de desperdicios.
-¡Por Aslan!- exclamo Peter abriendo la puerta- Esa mujer... ¿Tu? ¿Que diablos crees que estas haciendo con mi hermana?
El rey miro a su hermana... su rostro blanco, sus ojos abiertos y su ropa ensangrentada. Quería arrancarle la cabeza a ese vil sujeto que osaba amenazarla.
-No se mueva majestad- respondió el hombre presionando la cuchilla con mas fuerza sobre su piel y, forzándola a ponerse de pie- Solo queremos a su hermana, no hace falta ponerse molesto
-¡Maldito infeliz! ¡Te abrimos las puertas de nuestro hogar!
-Uno esperaría un argumento mas solido del gran rey de Narnia ... disculpe, disculpe... el ex gran rey de Narnia.. ahora usted señor Pevensie, no es nada mas ni nada menos que el perrito faldero del GRAN REY CASPIAN, una sobra de lo que alguna vez fue, una sobra de hombre ... ¿No crees cariño? -cuestiono lascivamente acariciando sus piernas- ¡Hace algo de calor aqui!¿No les parece?
Susan chillo sin poder contenerse cuando sus manos arrancaron la fina tela de sus pantalones dejándola con una camisa que apena le rosaba las rodillas.  El cerebro de Peter estallo.
-Eres un maldito desgraciado- grito furioso su hermano  olvidando la logica y, corriendo hacia el, sin embargo, no llego a dar dos pasos cuando se desplomo sobre el suelo. Julliete, la dulce asistente de cocina, estaba detras de èl, sosteniendo una espada ensangrentada.