Capitulo 18

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Susan diviso vagamente a sus hermanos junto al gran muro. Sus energías eran pocas, sin embargo, se mantuvo firme sobre el caballo, brindándole estabilidad tanto a su hermano como a ella misma.
Al acortar la distancia, la multitud de narnianos crecía al igual que su impaciencia. No solo estaban desvestidos, sino que con esa camisa, cualquiera podría notar fácilmente su embarazo ante una leve brisa.
La reina no estaba del todo segura de querer compartir aquellas noticias, sobre todo despues de lo acontecido.
Estaban a unos 10 metros cuando Peter perdió del todo la conciencia, cayendo como peso plomo sobre ella y, hacia abajo.
-¡Edmund!- grito con todas sus fuerzas mientras intentaba mantenerlo estable.
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Caspian y Edmund seguían discutiendo, cuando un cuerno sonó a la distancia. Ambos monarcas se apresuraron a seguir el sonido, olvidando su disputa de hace unos momentos.
Su respiración regreso, cuando a lo lejos contemplaron la figura de un caballo blanco.
-¡Gracias a Aslan!- susurro el sumo monarca. Edmund simplemente palmeo su hombro, mientras una sonrisa tiraba de sus labios.
-¿Deberíamos ir por ellos?
-Antes de que cualquier persona ensille un caballo, ellos estarán aqui.
Detras de ellos, la multitud se empezó a agrupar cuchicheando aqui y allá. Caspian no podía desprenderse de el nerviosismo en la boca del estomago, algo no estaba bien. Y sus sospechas no hicieron otra cosa que incrementarse al ver un adelanto de su imagen. Los tres monarcas permanecieron en silencio, impacientes. Caspian solo quería correr hacia ella, pero alguien debería organizar las cosas.
-Busca a Cornellius- le dijo a una de las muchachas de madam Rosmerta- que preparen dos habitaciones y ...
-¡Edmund!- escucho el grito de su amada a unos pocos metros y, toda su cordura se evaporo. Rápidamente volteo a verlos al igual que todos, Peter estaba inconsciente, comprendió demasiado tarde. Algo definitivamente no estaba bien. El mas joven de los hermano Pevensie salió corriendo.
-¡Lo tengo! - exclamo sosteniendo a su hermano y estabilizando a ambos. Susan estaba mortalmente pálida, su mejilla latía sin cesar, las imágenes daban vueltas y, su pequeño Rillian, Aslan quisiera que todo estuviera bien.
-Ed..- susurro con la voz quebrada mientras contemplaba a su hermanito. Rápidamente se vieron rodeados de mas personas, que sin demora acudían en su ayuda. Caspian llego pocos pasos despues de su hermano. El muchacho no le quitaba los ojos de encima.
Entre varios hombres bajaron al rey, los ojos de Caspian casi salen de su orbita al examinar detenidamente todas las manchas de sangre que tenia sobre ella.
-¡Santo Aslan! -exclamo Edmund contemplando a su hermano mayor - ¿Que diablos paso con ustedes?
-Llévenlo adentro- indico Cornellius acercándose- limpiaremos sus heridas y, la reina Lucy le dará de su cordial.
Caspian sostuvo levemente su cintura mientras la ayudaba a bajar. El rey estaba furioso, no necesitaba decírselo para saber que alguien la habia golpeado, el arcoíris de colores sobre su mejilla hablaba por si mismo, sin mencionar, cada una de las muecas que hacia inconscientemente al moverse.
-Gracias..- susurro suavemente acariciando y besando la cabeza del animal. El corcel se inclino levemente y, emprendió su galope hasta desaparecer en el horizonte.
-Estas temblando- exclamo el rey depositando su abrigo en sus hombros- ¡Susan! ¡Por el amor de dios, no vuelvas a asustarme así!
La joven reina volteo lentamente y, lo miro fijamente a los ojos. Examino cada milímetro de su rostro, memorizo cada partícula de su piel como si jamás la hubiera visto.
-Por un momento creí que los perdería, y yo ...
En un rápido movimiento, la muchacha tiro de su camisa y lo beso, perdiéndose en su sus labios. Olvidando su dolor y, todo lo acontecido horas otras, motivados por una inmensa necesidad de sentirlo alli, sentir que era real y, que no se separaría de su lado. El sumo monarca estaba estático, consiente de todos los ojos puestos en el, pero realmente lo único que le importaba era la muchacha junto a el, por lo que delicadamente acerco su cuerpo al suyo, rodeando su cintura y, le seguido el beso, perdiéndose en su pequeño y perfecto mundo. Dejando atrás la ira, la frustración y el miedo, permitiendo que el amor hacia esa chica lo envuelva y transforme.
-Te amo- murmuro su reina sobre sus labios, con las mejillas surcadas en lagrimas.
Isabella y Matthew estaban de piedra, al igual que todo el pueblo Narniano que los contemplaba. No hacia falta confirmación, cada uno de sus consejeros estaban frenéticos y, no solamente porque el rey besara a la muchacha en tales condiciones, todos tenían sus ojos puestos en la ligera pancita que sobresalía de la camisa de la reina y, que ambos acunaban inconscientemente.
Las piernas de la joven finalmente flaquearon y, se adentro en el mundo de los sueños. El rey alarmado, la cargo estilo nupcial y camino hacia el castillo. Su cabeza descansaba en su pecho, acunandola cuidadosamente. De no haber estado enfrascado en su burbuja, habría notado el silencio sepulcral que entre sus súbditos reinaba.
La reina estaba embarazada y, ahora todo el pueblo narniano lo sabia.
El caos estallo.

Las Crónicas de Narnia: MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora