Capitulo 22

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Susan despertó de madrugada, por las incesantes volteretas que hacia su bebe para enviarla al baño. Confundida, abrió los ojos topándose en una habitación que jamás creyó volver a ver. Era su habitación, era Cair Paravel. Girando levemente en la cama, sintió como todo su cuerpo protestaba de dolor, era como si se hubiera arrojado de lo alto de un edificio sin paracaídas.
Su amado rey, estaba profundamente dormido sobre una silla junto a la cama. Por la ventana a sus espaldas, ingresaba una leve brisa nocturna. Se veía tan pacifico, aun con su ceño fruncido. Sus mechones color chocolate estaban completamente arrojados en todas direcciones, en silencio lo contemplo, sin poder recordar la ultima vez que habian estado a solas.
Lentamente, estiro su mano acariciando sus cabellos rebeldes, no podía esperar a tener una pequeña versión de ese hombre correteando por el castillo.
-Cinco minutos mas- murmuro aun en el mundo de los sueños, la muchacha simplemente rio y, lo tironeo del brazo
-Acuéstate en la cama Cas
-¡Susan!- exclamo sobresaltado cayendo de la silla- Mi amor, ¡Estas despierta! ¿Como te sientes?
- ¿Sinceramente? - respondió levantando una ceja, mientras el joven se sentaba a su lado en la cama- Creo que los gigantes del Norte, podrían haber jugado a lanzar jabalinas conmigo ... ¿Que fue lo que paso?
-No lo recuerdas- susurro acariciando levemente su mejilla. Caspian observo levemente, como el moretón en su rostro se hacia mas presente con el paso de las horas, sus ojos azules lo miraban con tanta intensidad, como si pudieran atravesar su alma.
La muchacha negó, contemplando sus manos sobre su regazo. Su semblante se ensombreció - Me dolía el estomago- susurro, mientras el joven se ponía estático- cuando discutimos en la sala, dolía demasiado y, mi visión no era la misma ... Peter me siguió fuera y, me atrapo antes de que callera, le hice prometer no decirte nada, pero hubo un accidente ... mis pantalones se llenaron de sangre, yo ... estaba tan asustada y, luego todo es algo borroso, recuerdo un cuchillo y un libro pero lo demás, aun no es claro.
El joven rey la observo sintiendo su corazón romperse, habia escuchado de sucesos así, por su culpa la vida de su reina y su adorado bebe corría riesgo nuevamente.
-Lo siento tanto, mi amor- respondió con lagrimas brillando en los ojos- jamás quise hacerte daño, nunca podre perdonarme haberlos descuidado tanto. Solo creí que hacia lo correcto ... Susan debes prometerme ... que pase lo que pase, no importa cuan furiosa estés conmigo, siempre acudirás a mi cuando necesites ayuda. No me apartes de tu vida, te lo suplico. Podría soportar mil guerras, mil heridas y mil castigos, pero jamás podre soportar tu dolor. Verte sufrir, es la peor tortura que podrían aplicarme ... tu dolor es mi dolor, daría mi vida, te protegería en cuerpo y alma, hasta no ser mas que un leve recuerdo en el universo. Nunca, escúchame, nunca vuelvas a sentir que no puedes acudir a mi, no importa cuan furiosos estemos el uno con el otro, tu... tu y Rillian, son lo mas importante en mi vida, confía en mi.
Los labios de la muchacha temblaron al contemplar al hombre junto a ella. Sus ojos eran tan expresivos, que terminaron rompiendo todas las emociones contenidas en su interior y, con un llanto desconsolado, se arrojo a la calidez de sus brazos.
-Lo siento tanto- exclamo entre lagrimas- ¡Estaba tan asustada! Nunca quise ...
-Shh ... esta bien- susurro el joven rey besando su cabello mientras acunaba su cuerpo sobre su regazo- todo esta bien cariño, estoy aqui ... estoy aqui
Ninguno supo cuanto tiempo pasaron en aquella posición, podrían haber sido días, horas o minutos, solo disfrutando de la seguridad en los brazos del otro, anestesiando por un par de horas las heridas en el alma que aquel día les habia causado, dejando caer las lagrimas que todo ese tiempo habian estado guardadas bajo el titulo que portaban.
-¿Que hacemos aqui? - susurro la muchacha- ¿Como es que este lugar ...
El joven rey le dio media sonrisa contemplando sus ojos rojizos y, acomodando algunos de sus cabellos detras de su oreja - Ordene la construcción del castillo días despues de vuestra partida, era una insignia narniana del pasado, un faro de esperanza para futuras generaciones ... era un símbolo de vuestra existencia, un homenaje a vuestros actos, una forma de tenerlos conmigo, planeaba mostrárselos cuando supe de su llegada, pero luego el caos se desato.
-Es perfecto mi amor- susurro enternecida jugando con sus manos- pero ... aun no has respondido mi otra pregunta, ¿Que hacemos aqui?
El joven cerro los ojos, seria mejor si se lo decía sin anestesia - El castillo fue atacado. Decenas de narnianos murieron: hombre, mujeres y niños ... sus cuerpos yacen en la ruina de una ciudad en llamas , tuve que sacar al pueblo de alli y, este era el lugar mas seguro que nos quedaba.
La muchacha se llevo las manos a la boca horrorizada mientras el leve recuerdo del humo se infiltraba en su mente.
- Cuando no os encontré, creí que moriría. Jamás habia estado tan asustado en mi vida.
La muchacha lo abrazo ausente de palabras.
-Descansa un poco Su, aun tenemos un par de horas antes de que el caos nuevamente se desate.
- Necesito ir al baño, Rillian...- el muchacho asintió levemente mientras la alzaba en brazos para depositarla en la puerta, ayudándola a incorporarse.
-¿Estarás bien?
Susan simplemente sonrió colocando un suave beso en sus labios. El joven la contemplo una ultima vez antes de que cerrara la puerta, perdido en sus pensamientos. Paso un tiempo hasta que el joven creyó oír un leve chillido dentro del baño.
- ¿Susan? ¿Esta todo bien?- inquirió golpeando la barrera que los separaba. La muchacha no respondió, asustado, el joven rey abrió rápidamente la puerta. Su amada estaba completamente desnuda frente al espejo, sus manos acariciaban su estomago levemente hinchado. Sin barreras, pudo contemplar al igual que ella, el verdadero impacto que aquella noche habia ocasionado en ella. Su pierna derecha, donde corria un irregular corte perpendicular, estaba vendada. Su espalda, rostro y brazos tenían cientos de pequeños cortes, su bello rostro estaba oscurecido por el creciente moretón en su mejilla derecha y, su abdomen, ¡Oh dios, su abdomen! ... Tenia hematomas tan oscuros como los de su cadera.
El joven rey se acerco lentamente y, la abrazo cuidadosamente por detras, no necesitaron palabras, simplemente se reconfortaron con la presencia del otro. El dolor del muchacho era casi letal, la persona que habia lastimado tan cruelmente a su familia pagaría muy caro aquello. Ambos se miraron a los ojos, una promesa implícita de acabar con aquello.
-Rillian ha estado creciendo este ultimo tiempo- susurro acariciando su abdomen cuidadosamente. Intentando apartar su mente de los pensamientos de como se veía su cuerpo - Estoy seguro de que será un niño tan hermoso como su madre.
La muchacha sonrió siguiéndole el juego, en un intento de olvidar juntos lo acontecido, centrando su atencion en el ser tan puro que ambos habian creado.
-Yo deseo que sea igualito a ti
-¡Ven! ¡Vamos a descansar un rato!- Respondió colocándole cuidadosamente el piyama- yo velare por vuestros sueños.

Las Crónicas de Narnia: MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora